domingo, febrero 11, 2024

"SI QUIERES, PUEDES" (VI ORDINARIO B)

En tiempo de Jesús de Nazaret, el pueblo vivía sometido por:
- las leyes judías y
- las legiones romanas.
Era un sistema opresor que no cesaba de buscar pretextos para excluir y marginar a todo aquel que no pasaba el examen de
- la "normalidad" o
- la "moralidad"
impuesta por los dirigentes políticos y religiosos que siempre encontraban algún pretexto para rechazar o excluir a los demás.
Podía ser por la raza, la cultura, la procedencia social, la forma de vida... y también, por la terrible enfermedad de la lepra, que llegó a convertirse en una de las mayores barreras sociales de aquel tiempo.
Los leprosos eran como muertos vivientes, apartados y expulsados de la vida social, familiar y sobre todo religiosa... pues era precisamente la religion la que se encargaba de legitimar y justificar esta situación, como queda claramente recogido en el Libro del Levítico:
" El leproso sea llevado al sacerdote y el sacerdote lo declarará impuro".
- impuro el leproso,
- impuro el que se acerca,
- impuro el que le toca...
Lo cual nos da una idea de la importancia que tiene el gesto rompedor de Jesús que, al acercarse a él aquel leproso que grita:
"Señor, si quieres puedes limpiarme"
él extiende la mano y le toca diciendo:
"Quiero, queda limpio".
Lo cual es tan rompedor, que produce en todos asombro y escandalo.
Y es que el evangelio lo pone todo del revés:
- el leproso viola la ley cuando se acerca a Jesús,
- Jesús viola la ley cuando toca al leproso,
- y la ley queda sin fuerza, al ocurrir lo contrario de lo que estaba previsto...
Pues al saltarse la norma, en vez de ocurrir nada malo, ocurre algo maravilloso:
- el amor vence a la ley y
- la vida vence a la lepra.
También hoy son muchos los nuevos leprosos que malviven al margen de nuestra sociedad tan culta y tan moderna...
Las formas de discriminación social se multiplican y, a veces, da la sensación de que estamos conformes con tantas "lepras" que
- nos corroen,
- nos aíslan y
- nos degradan...
¿No será que nos estamos acostumbrando a vivir en un sistema genocida como el nuestro que todos los días produce miles de
- muertos,
- desahuciados,
- desterrados,
- desesperados y
- desencantados...?
El grito del leproso y el gesto subversivo y rompedor del Jesús picapedrero, hoy nos conmueve:
" Si quieres puedes"
Si queremos podemos romper, entre todos, las barreras de la exclusión."
Porque más allá de razas y culturas, ritos y creencias, formas de vivir o de buscar la felicidad... hay que afirmar con rotundidad que
- nadie es un error,
- nadie es un basura,
- nadie es un fracaso...
Y por eso, ningún ser humano debe sentirse nunca excluido, marginado o expulsado de la vida... y mucho menos, en nombre de Dios.
Manuel Velázquez Martín.