sábado, febrero 23, 2013

martes, febrero 19, 2013

TU ES PETRUS. Versión distinta

Via Crucis en el Coliseo"La  Iglesia es de Cristo,
no de Pedro"
-Benedicto XVI-

sábado, febrero 16, 2013

Algunas normas siempre existen en las familias... ¿lo hacemos bien?


-Limitadas al mínimo necesario. No saturar de normas la convivencia.
-Asequibles a la capacidad del niño.
-Exigir su cumplimiento por parte de los padres y del niño
-Su cumplimiento debe ser independiente del humor o enfado.
-Justas y razonables, dictadas por el afecto, no por las ganas de fastidiar.
-Establecidas de común acuerdo, en cuanto la edad lo permita.

¿Qué falta? Escríbenos con tu opinión desde la experiencia. Creemos que faltan algunas cosillas...
antigonahoy@gmail.com

jueves, febrero 14, 2013

miércoles, febrero 13, 2013

“La esperanza invencible”


Mariola López rscj
la esperanza invencible: escritos esenciales del monje martir de argelia-ghristian de cherge-ghristian de cherge-9789870006749
Estos días he acabado de leer un libro del prior, Christian de Chergé, titulado “La esperanza invencible ” (Ed. Lumen) son sus escritos esenciales que abordan la oración, el diálogo con el mundo musulmán, la compasión, el martirio…y una manera de entender los votos que pasa por el perdón y la vida ofrecida. Me ayudó descubrir que Christian había pasado durante su juventud dieciocho meses en Argelia como subteniente, administrando un grupo de pueblos. Allí creó lazos de amistad con Mohamed, un guardia campestre de la ciudad. Un día, mientras los dos amigos paseaban y conversaban acerca de la oración, los nacionalistas argelinos quisieron poner fin a la vida del subteniente francés. En ese instante Mohamed se interpuso y salvó la vida de Christian. Dos o tres días más tarde, Mohamed fue encontrado degollado cerca del pozo. Christian quedó marcado por este acontecimiento que le reveló como un musulmán puede vivir el “único mandamiento” dando su vida por amor al otro. Christian escribía: “ En la sangre de este amigo supe que mi llamada a seguir a Cristo debería vivirla, tarde o temprano, en el país mismo donde se me había dado la prueba más grande de amor ”.
Hombre de oración y de reconciliación, cálido y sonriente, atravesado por el don de la esperanza, una esperanza que hunde sus raíces en el Dios de la Misericordia. Escribe a una religiosa amiga en 1977:
“En tanto exista un dolor para compartir en  el mundo tú estarás allí, compañera de la noche y de la duda, de la vigilia y de las lágrimas…Tú serás siempre esa mujer sin edad, lista para compadecerlo todo…Y si te preguntamos las razones de la esperanza que te empujan  a actuar así, tomarás al niño muerto que desciende de la cruz y lo recibirás en la tumba de tus brazos, para que allí junto a tu pecho, él repose, se despierte y reviva en tus entrañas.”

jueves, febrero 07, 2013

miércoles, febrero 06, 2013

lunes, febrero 04, 2013

Padres, el éxito no es lo más importante: permitid que vuestros hijos fracasen

IVAN GIL/EL CONFIDENCIAL
Los padres siempre buscan el mayor bienestar posible para sus hijos. Una loable actitud natural, pero que en los últimos tiempos está alcanzando unos niveles excesivos que la convierten en contraproducente, según coinciden en señalar la mayoría de expertos. La denominada sobreprotección parental o infantil (overparenting, según el concepto original en inglés) es cada vez más común y sus efectos a medio plazo pueden ser muy perjudiciales para el desarrollo emocional e intelectual del niño.

Los padres están criando a sus hijos en un “estado de indefensión e impotencia”, lo que les generará dificultades en la vida adulta, pues “carecerán de los recursos emocionales necesarios para hacer frente al fracaso por ellos mismos”, según advierte un grupo de investigadores de la Universidad de Queensland (Australia) en el estudio Can a parent do too much for their child?. La sobreprotección tampoco ayuda a disminuir las tasas de fracaso escolar, más bien al contrario, como relevaron los 128 profesores encuestados para la realización del informe. Otro estudio anterior publicado en la revista New Scientist incluso apuntaba que la sobreprotección no solo inhibe la independencia y la libertad de los menores, sino que incluso puede retardar el crecimiento del cerebro en un área relacionada con las enfermedades mentales.
Una de las equivocaciones más comunes es creer que todo vale con tal de que los hijos obtengan buenas notas, incluyendo el plagio de trabajos, la realización de los deberes del niño y un sinfín de prácticas que se recopilan en el estudio a partir del testimonio de los profesores. En muchas ocasiones, el fracaso (suspender un examen o tener que repetir una tarea hasta hacerla correctamente) puede ser positivo porque el alumno aprenderá de sus propios errores, será cada vez más autosuficiente, ingenioso, competente y ganará en confianza.

Una generación de padres “demasiado blanda”
El mayor peligro de la sobreprotección reside en que socavar la independencia anulará su capacidad de respuesta ante las dificultades que se le presenten. Sin embargo, los especialistas reconocen que es muy complicado para los padres asumir el fracaso de sus hijos sin intervenir para que ello no ocurra. El sentimiento de culpabilidad y de corresponsabilidad se apodera de ellos de forma demasiado fácil, como subrayan los autores, algo que en el pasado no ocurría con tanta frecuencia.
Uno de los educadores participantes en el estudio dice que, tras convivir con un gran número de padres sobreprotectores, lo que más le preocupa es que “los niños han dejado de asumir la responsabilidad de sus actos y las consecuencias naturales de estos”. Asimismo, propone que si realmente quieren beneficiar a sus hijos deberían “mantenerse un poco más al margen, con una actitud colaborativa, pero sin enfocarla a las soluciones directas”. Es decir, ayudar al niño a que reflexione y darle solamente pistas para que él mismo encuentre sus propias respuestas. “Así se beneficiarán tanto el niño, como el padre e, incluso, los profesores”, concluye.
Desde diferentes asociaciones educativas se han elaborado distintas pautas prácticas para evitar la sobreprotección, ante el fuerte incremento de este problema en los últimos años.
- No anticiparse a los errores para evitarlo. Analizar juntos lo que ha ocurrido, qué se ha hecho de forma correcta y qué se puede mejorar.
- Si necesita ayuda averiguar qué es lo que realmente demanda. Quizá lo que pida no coincida con el apoyo que se le iba a ofrecer.
- Permitir que se desenvuelvan solos, aunque tarden en hacer las cosas.
- Darle pequeñas responsabilidades a cumplir sin la necesidad de que, posteriormente, haya un adulto presente (recoger los juguetes, dejar la ropa en el cesto...).
- Favorecer sus relaciones sociales con los iguales para potenciar el desarrollo de su personalidad en otro contexto que no sea el familiar.
- Ante las situaciones de miedo, en lugar de evitarlas, hablarles de lo que va a pasar y transmitirles apoyo. De esta forma su ansiedad disminuirá.
- Protegerles de los peligros reales pero sin llegar al extremo de convertirles en unas personas miedosas.