miércoles, diciembre 23, 2015

Diálogo de Pablo VI y Atenágoras en Jerusalén, hace 50 años

Alfa y omega
«Veremos ese suelo bendito, de donde Pedro partió y adonde no ha retornado ninguno de sus sucesores». Con estas palabras anunció Pablo VI -pillando por sorpresa a casi todos- el viaje que marcaría la dinámica de todos los pontificados sucesivos en dos direcciones: los Papas viajan; Tierra Santa es el origen y la meta. La voluntad de Dios pasa por la unidad de la Iglesia
Ha querido el Papa Francisco repetir, 50 años después, el mismo recorrido con idéntica duración (tres días, tres etapas: Amán, Belén, Jerusalén) y ha tenido que aceptar la misma frustración: renunciar a Damasco. Hoy, como ayer, la ciudad siria es «impracticable». Pablo VI llegó a enviar a dos observadores porque su ilusión era pisar las huellas de san Pablo, de quien había tomado el nombre apenas seis meses antes, pero la situación del país lo hacía inviable. Exactamente igual que ahora; Francisco lo solventará cenando con refugiados sirios en Jordania.
Pero no son viajes, sino peregrinaciones. Los dos Papas hablan de una peregrinación de oración, una peregrinación ecuménica.
No son casuales estos paralelismos. La mayoría, de hecho, son deliberados. El Papa Francisco eligió la víspera de la Epifanía para hacer el anuncio solemne, porque quería que coincidiera con el aniversario de una conversación: la que mantuvieron Pablo VI y el Patriarca Atenágoras el 5 de enero de 1964, en la delegación apostólica de Jerusalén:
Pablo VI: Le expreso toda mi alegría, toda mi emoción. Verdaderamente pienso que éste es un momento que vivimos en presencia de Dios.
Atenágoras: En presencia de Dios. Lo repito, en presencia de Dios.
Pablo VI: Y yo no tengo otro pensamiento, mientras hablo con usted, que el de hablar con Dios.
Atenágoras: Estoy profundamente conmovido, Santidad. Me vienen las lágrimas a los ojos.
Pablo VI: Puesto que éste es un verdadero momento de Dios, debemos vivirlo con toda la intensidad, toda la rectitud y todo el deseo…
Atenágoras: …de seguir adelante…
Pablo VI: …de hacer avanzar los caminos de Dios. ¿Tiene Su Santidad alguna indicación, algún deseo que yo pueda cumplir?
Atenágoras: Tenemos el mismo deseo. Cuando leí en el periódico que había decidido visitar este país, me vino inmediatamente la idea de expresar el deseo de encontrarme aquí con usted y estaba seguro de que tendría por parte de Su Santidad una respuesta…
Pablo VI: …positiva…
Atenágoras: …positiva, porque tengo confianza en Su Santidad. Lo veo a usted. Le veo -sin adularle- en los Hechos de los Apóstoles. Le veo en las cartas de san Pablo, cuyo nombre porta. Le veo aquí, sí, le veo en…
Pablo VI: Le hablo como hermano: sepa que yo tengo la misma confianza en usted.
Atenágoras: Pienso que la Providencia ha elegido a Su Santidad para abrir el camino de su…
Pablo VI: La Providencia nos ha elegido para entendernos.
Atenágoras: Siglos para este día, este gran día… ¡Qué alegría en este lugar, qué alegría en el Sepulcro, qué alegría en el Gólgota, qué alegría por las calles que Él recorrió!
Pablo VI: Estoy tan lleno de impresiones que necesitaría mucho tiempo para hacer emerger e interpretar la riqueza de emociones que tengo en el alma. Quisiera aprovechar este momento para darle mi palabra de que le trataré siempre con absoluta lealtad.
Atenágoras: Lo mismo por mi parte.
Pablo VI: No le ocultaré nunca la verdad.
Atenágoras: Y yo siempre confiaré en usted. (…)
Pablo VI: Y desearía saber qué es lo que piensa Su Santidad, Su Iglesia, sobre la constitución de la Iglesia. Es el primer paso…
Atenágoras: Seguiremos sus opiniones.
Pablo VI: Le diré aquello que creo exacto, derivado del Evangelio, de la voluntad de Dios y de la auténtica Tradición. Lo expresaré. Y si hay puntos en los que no coincido con su pensamiento acerca de la constitución de la Iglesia…
Atenágoras: Lo mismo haré yo (…)
Pablo VI: Ninguna cuestión de prestigio, de primado, que no sea el establecido por Cristo. Pero absolutamente nada que trate de honores o de privilegios. Veamos lo que Cristo nos pide y cada uno toma su posición. (…)
Son palabras textuales que no fueron difundidas hasta 1979. Que fueron registradas por los micrófonos de la RAI, y que deberían haber sido borradas, porque era un encuentro privado y confidencial… Pero, a veces, el periodismo ayuda a la Historia. Será inevitable tener presente este diálogo el próximo mes de mayo, cuando el abrazo se repita.
Paloma García Ovejero

viernes, diciembre 11, 2015

DEPORTIVIDAD FRENTE A COMPETITIVDAD


Los presentes se debatían entre la extrañeza y las ganas de aplaudir. Hicieron las dos cosas. No daban crédito, quizás porque lo que es poco habitual rompe los esquemas. La imagen pasará al recuerdo. Agustín Navarro (Ciudad de Oviedo) acompañó en la última recta de meta en el XV Gran Premio Santa Barbara de ciclocross, disputado en Puente Viesgo, a Ismael Esteban (Maestre Bikes). Juntos hicieron los cerca de 300 metros que tenía el último tramo. Hasta ahí puede parecer normal. Sin embargo, la diferencia está en que el asturiano iba sobre su bicicleta y, en cambio, el cántabro mal corría a pie con su montura al hombro. Navarro prefirió no superarle. «No era justo», señaló. Esteban sufrió innumerables contratiempos durante la carrera y en la última vuelta le sobrevino una última avería que terminó por romperle la bicicleta. Incapaz de seguir sobre ella decidió acabar la carrera y luchar por mantener su tercera posición de la única manera que podía: corriendo.
Fue todo un calvario. Cojeando, tropiezo tras tropiezo, monte arriba y monte abajo, el cántabro se plantó en la recta de meta, cerca de un kilómetro de huida hacia delante. Fue en ese momento cuando le dio caza Navarro. El asturiano pudo perfectamente rebasarle y subirse al podio en la prestigiosa carrera de Puente Viesgo. No lo hizo. Hay gestas y gestos.

jueves, diciembre 10, 2015

Por qué los estudiantes en Japón tienen que limpiar los baños de sus escuelas

En la mayoría de los colegios de Japón los estudiantes de primaria y secundaria no solo tienen que barrer, trapear y servir la merienda como parte de su rutina escolar, también tienen que lavar los baños, una práctica se llama o-soji.
"En la escuela, un alumno no sólo estudia las materias, también aprende a cuidar lo que es público y a ser un ciudadano más consciente", explica el profesor Toshinori Saito.
"Y nadie reclama porque siempre ha sido así", le dijo al periodista de BBC Brasil Ewerthon Tobace.
Además, cuenta Tobace, en las escuelas japonesas tampoco existen cafeterías o comedores. Los estudiantes comen en la misma aula y son ellos mismos los que organizan todo y sirven a sus colegas.
Y, después de la merienda, es hora de limpiar la escuela.
Los alumnos se dividen en grupos, cada uno de los cuales es responsable de lavar lo que se utilizó durante la comida y de la limpieza del salón, los corredores, las escaleras y los baños en un sistema rotativo coordinado por los profesores.

lunes, diciembre 07, 2015

“Para jugar mucho y bien, hay que tener pocos juguetes…”

No nos confundamos, un niño no va a ser más feliz por el hecho de tener más juguetes y entretenciones materiales a su alcance. Lo que los niños necesitan es en primera instancia a sus padres comprometidos, acompañándolos y guiándolos en su desarrollo.
La otra cosa importante es que para los pequeños es mucho más útil, estimulante y provechoso que jueguen libremente teniendo contacto directo con las maravillas que pueden encontrar afuera en el exterior. No estamos diciendo que los niños no deben jugar de vez en cuando con los típicos juguetes que ofrece el mercado; sin embargo un niño aprende mucho más y se entretiene más observando los fenómenos que ocurren en la naturaleza, ya sea corriendo, brincando, trepando, experimentando y descubriendo por sí mismo.El juego espontáneo le da la posibilidad de estimular su imaginación, su creatividad, conocerse a sí mismo, interactuar con el mundo, estimula habilidades sociales…
Hoy en día está muy introducida en nuestra sociedad la errónea idea de que un niño pierde el tiempo si está jugando, “No aprende o no hace nada” se dice. Sin embargo poco a poco este mito está quedando atrás gracias a diversas personas junto con investigaciones  que abogan porque el juego tenga la importancia y el lugar que amerita, como la mejor fuente de aprendizaje y no solo para los niños sino que para los adultos también. Como dice Francisco Mora, conocido neurocientífico español: “El juego es el disfraz del aprendizaje”.
Fotolia_17790394_Subscription_XXL
Démosle la oportunidad a los más pequeños de poder descubrir por sus propios medios las maravillas que nos da la vida, y ténganlo por seguro que esas maravillas no se encuentran precisamente dentro de una sala llena de jueguetes y artefactos. Además siempre lo más importante será que los pequeños tengan la compañia de sus padres.
En estos años no hay maestros en el sentido público, no hay métodos. Simplemente hay un niño que juega con el mundo. Esa es la importancia del juego. El juego es una experiencia que los niños viven a nivel espontáneo, no hace falta enseñarlo y jugando tienen la primera relación con el mundo”.
“Muchas veces los adultos pensamos sustituir esta experiencia de la que hemos disfrutado nosotros y que los hijos parece que no pueden vivir. Las sustituimos con otras cosas como comprar muchos juguetes, dar instrumentos que pueden permitir a un niño pasar mucho tiempo solo en casa y divertido, como las nuevas tecnologías, y acompañarlo en todos los lugares. Son respuestas inadecuadas. Se está gastando muchísimo dinero para llenar a los hijos de juguetes convirtiéndolos en poseedores en lugar de jugadores. Para jugar bien hay que tener pocos juguetes”.
Francesco Tonucci 
Aquí trate de hacer una recopilación con las citas más importantes del conocido Francesco Tonucci, maestro, pedagogo y dibujante italiano que se ha dedicado a estudiar el pensamiento y el comportamiento infantil durante toda su carrera. En ellas recalca la gran importancia que tiene el juego libre para los más pequeños:

-“Los niños aprenden mucho más jugando que estudiando, haciendo que mirando. El juego que hacen solos sin el control de los adultos es la forma cultural más alta que toca un niño. Los niños que han podido jugar bien y durante mucho tiempo serán adultos mejores”
-“El juego da recursos para la vida. Todas las crisis de la juventud se gestan en la primera infancia
-“Hoy educar significa pedir a los niños que dejen de comportarse como niños y lo hagan como adultos”
-“Los pequeños pasan sus días frente a adultos instructores, les es difícil hacer cosas raras. Así se va alimentando una necesidad de riesgo acumulada que expresará con su primera moto y en las salidas nocturnas”
-“Los pequeños no quieren estar recluidos en su habitación para jugar, ni en ludotecas, ni en todos esos espacios que construimos para que estén controlados. Lo que hace un niño controlado por un adulto es distinto de lo que hace solo. Los niños necesitan espacios donde, dentro de un clima de control social, ellos puedan hacen lo que quieran: pisar el césped, subirse a los árboles y jugar con las lagartijas”
-“Los chicos necesitan menos juguetes y y más libertad. Deben ser autónomos, jugar con amigos”Francesco Tonucci

miércoles, diciembre 02, 2015

LAS DIMENSIONES DEL CORAZÓN. José Luis Martín Descalzo

Entre la mucha correspondencia que recibo llegan con frecuencia algunas de esas melodramáticas y maravillosas cartas que sólo pue- den escribirse a los veintipocos años. En ellas brillan muchachos o muchachas que me piden, como con angustia, ayuda; que me explican que su corazón está confuso y que necesitan, imperiosamente, alguien que les oriente y que les guíe.
Son cartas que a mí me llenan de alegría porque, entre otras muchas razones, yo sé que todo el que pide ayuda ya ha empezado a resolver sus problemas tan sólo con el hecho de haberse dado cuenta de que la necesita.
Pero también me llenan de preocupación, porque sé también que cualquier guía inteligente lo primero que ha de enseñar a un joven es que es él, é1 mismo, el responsable de su alma, que es él quien debe construirla; que un guía puede servir para los primeros pasos, pero que el mejor maestro de natación no es el que se pasa la vida sosteniendo al nadador, sino el que le enseña a nadar en pocas jornadas y después se retira a la orilla.
Así es: no se vive por delegación. Cada uno debe coger su vida a cuestas, con las dos manos, con todo el coraje, y construirla, afanosamente, como se escala una montaña, y, a la vez, modestamente, como se construye una casa.
Luego, el buen guía tendrá que explicar algo que ese joven no querrá creerse: que sus problemas no son el centro del mundo y que, si quiere resolverlos, tendrá que empezar por situarlos en medio de los problemas de los demás humanos y hasta empezar por entregarse a resolver los de los demás si quiere que empiecen a clarificarse los propios.
Mi respuesta a los angustiados es siempre la misma. no te vuelvas neuróticamente sobre tus propios problemas, no te enrosques como un perro en su madriguera; sal a la calle, mira a tus hermanos, empieza a luchar por ellos; cuando les hayas amado lo suficiente se habrá estirado tu corazón y estarás curado. Porque de cada cien de nuestras enfermedades, noventa son de parálisis y de pequeñez espiritual. «El vicio supremo es la limitación del espíritu», decía Oscar Wilde. Y aún lo decía mejor un viejo santo oriental, San Serapión. «El problema de a qué dedicamos nuestra vida es un problema artificial. El problema real es la dimensión del corazón. Consigue la paz interior y una multitud de hombres encontrarán su salvación junto a ti.»
Esta frase me hace recordar aquella fabulla oriental de un zapatero que una mañana, en la oración, oyó una voz que le anunciaba que aquel día vendría Cristo a visitarle. El zapatero se llenó de alegría y se dispuso a hacer, lo más deprisa que pudiera, su trabajo del día para que, cuando Cristo viniera, pudiese dedicarse entera- mente a atenderle. Y apenas abrió su tienda llegó una mujer de la vida para que el zapatero arreglase sus zapatos. El viejo la atendió con cariño e incluso soportó con paciencia el que la pobre mujer charlase y charlase, contándole todas sus penas, aunque con tanta charla casi no le dejaba trabajar y tardara mucho más de lo previsto en arreglar los zapatos.
Cuando ella se fue vino a visitarle otra mujer, una madre que tenía un niño enfermo y que también le daba prisa para que arre- glase con urgencia unos zapatos. Y el zapatero la atendió, aunque su corazón estaba en otro sitio: en su deseo de terminar cuanto antes su trabajo, no fuera a llegar Cristo cuando él aún no hubiese terminado.
A la tarde llegó un borracho que charlaba y charlaba y que, con tanta cháchara, apenas le dejaba rematar aquel par de zapatos que había llevado para reparar.
Así que cayó la noche sin que el zapatero hubiera tenido un minuto de descanso. Pero, aun así, se preparó para recibir la venida de Cristo que le habían prometido. Mas seguían pasando las horas. Y se hizo noche cerrada. Y el zapatero comenzó a temer que Cristo ya no vendría. Y dudaba si acostarse o no.
Y sólo entonces escuchó una voz que le decía: «¿Por qué me estás esperando? ¿No te has dado cuenta de que he estado contigo tres veces a lo largo del día?»

Así hay muchas personas que esperan a Dios o que esperan a llenar sus vidas y sus almas y no acaban de descubrir que Dios y sus almas están ya en lo que están haciendo y viviendo, en sus amigos y vecinos, en el amor que malgastan por creerlo menos importante. Esperan que alguien les guíe y sostenga y se olvidan de amar. Espe- ran un tesoro y malgastan su verdadera herencia. Porque es verdad aquello que escribiera Rosales.- «Lo que has amado es lo que te sostiene. Lo que has amado, ésa será tu herencia. Y nada más.»

martes, diciembre 01, 2015

La religión y la espiritualidad previenen las enfermedades mentales

Por otro lado, visiones fanáticas de espiritualidad y religión pueden empeorar los cuadros depresivos, los trastornos mentales y el abuso de las drogas

Al principio de este mes, la Asociación Mundial de Psiquiatría divulgó un documento en que afirma que la religión y la espiritualidad tienen un impacto importante en el tratamiento y la prevención de las enfermedades mentales. Por otro lado, la falta de espiritualidad o las visiones fanáticas de la espiritualidad y la religión pueden empeorar los cuadros depresivos y aumentar el riesgo de los trastornos mentales y el abuso de las drogas.
Para llegar a esta conclusión, la Asociación analizó más de 3.000 estudios sobre la relación entre la espiritualidad y la salud mental. Los resultados indican que la calidad de vida y la sociabilidad mejoran con la práctica espiritual y religiosa, combatiendo el estrés causado por las pérdidas, la depresión y la tendencia suicida, además de ayudar en la recuperación de personas que intentaron suicidarse.
Hace dos años, la publicación de otra investigación ayudó a la ciencia a entender un poco mejor la influencia espiritual en el espesor del córtex, que es la membrana que reviste el cerebro: cuando el córtex es más delgado, hay mayores probabilidades de que se desarrolle una depresión, y cuanto más se nutre la religiosidad y la espiritualidad, más grueso tiende a ser el córtex, disminuyendo, por consiguiente, el riesgo de depresión. La investigación fue realizada en la Universidad de Columbia, de los Estados Unidos, y publicada en el periódico JAMA Psychiatry.
Estudios anteriores ya habían indicado que, en las personas con un historial familiar de depresión, la espiritualidad reduce hasta un 90% el riesgo de desarrollar el trastorno.Los autores de la investigación publicada en 2013 se centraron en estudiar de qué forma la religiosidad se relaciona con la reducción de la depresión.
Durante cinco años, ellos analizaron a 103 personas de 18 a 54 años, de las cuales una parte tenía predisposición genética a la depresión. Fue evaluada, en los 103 voluntarios, la importancia de la religión y la frecuencia a los templos e iglesias, además se realizaron resonancias magnéticas para verificar la anatomía cerebral. Los investigadores observaron que los participantes que daban más importancia a las cuestiones espirituales poseían un córtex más grueso en algunas áreas del cerebro. La asociación entre religiosidad y espesura del córtex fue confirmada en todos los participantes, pero fue más fuerte entre aquellos que tenían un historial de depresión en la familia.