En nuestra vida cotidiana podemos observar que no siempre decimos "Sí" o "No". Parece radical, duro quizás. Hoy Jesús alude a ello claramente.
¿Qué decimos a veces? "Deja a ver" que realmente es un "no" diplomático y en el fondo humillante. "Ya veremos" que abre un espacio y un tiempo a la inacción y la desconfianza. A veces incluso decimos "mentiras piadosas" que vienen a ser un imposible como es imposible el amor egoísta, la luz oscura, la entrega mezquina y tantos otros imposibles que no dejan de ser una vela a Dios y otra al diablo.
Una de las grandes sorpresas que me he llevado en mis lecturas es el título de la autobiografía de Gandhi, que no se titula "Memorias" sino "Historia de mis experimentos con la Verdad". Está bien lo de "historia" pero lo dejamos para mejor ocasión; está bien lo de "experimentos" y hace reflexionar. Está muy bien que diga "con la verdad". Podía haber dicho "no violencia" e incluso "amor" pero dice "la verdad".
La gran crítica de Benedicto XVI al asistencialismo (la ineficacia de algunas formas de caridad) fue que faltaba a la verdad. Nada menos.
Rovirosa decía que lo más importante que le había dejado su padre era el amor a la verdad; por eso él escribía esa palabra con mayúsculas.
Una cosa llamativa de las palabras de Jesús es que no sólo hace el elogio de la verdad referida al "Sí"; también lo dice del "No". Otra vez la dialéctica.