martes, enero 29, 2013

El Padre nuestro de Dios

Hijo mío que estás en la tierra,

preocupado, solitario, tentado.

Yo conozco perfectamente tu nombre y lo pronuncio como santificándolo, porque te amo.

No, no estás solo, sino habitado por mí.
Y juntos construimos este Reino

del que tú vas a ser el heredero.

Me gusta que hagas mi voluntad

porque mi voluntad es que tú seas feliz,
ya que la gloria de Dios es el hombre viviente.

Cuenta siempre conmigo, y tendrás el pan para hoy, no te preocupes.

Solo te pido que sepas compartirlo con tus hermanos.

Sabes que perdono todas tus ofensas antes incluso de que las cometas.

Por eso, te pido que hagas lo mismo
con los que a ti te ofenden.
Para que nunca caigas en la tentación cógete fuerte de mi mano
y yo te libraré del mal,
pobre y querido hijo mío.


José Luis Martín Descalzo,

Razones para vivir.