sábado, junio 02, 2018

Tres ladrones y el público

Eugenio Rodríguez
En el ombligo el PNV. Lejos de ser un signo de fortaleza no deja de ser un signo de derrota a medio plazo la chulería peneuvista. Vieja, muy vieja. Propia de una secta bajo la fórmula jurídica de partido político cuyo fundador dijo que los bizcaitarras habían nacido para señores y los españoles para siervos. Hagan la prueba de intentar comprar las obras completas de Sabino Arana, el fundador del PNV y se llevarán la sorpresa de que los editores prefieren no venderlas ¡hasta tal punto se avergüenzan del racismo inicial hoy algo maquillado! Estaban hasta tal punto preocupados que han precipitado la victoria del PSOE con tal de no ver subir a Ciudadanos, único partido hasta la fecha que se ha comprometido contra el cupo vasco. El racismo vasco ha cosechado otra victoria que quizá sea el canto del cisne- También Rajoy se sentía seguro y miren como ha acabado.
Hace no tanto que el PSOE -ganando las elecciones- le entregó al PNV la presidencia del gobierno vasco y hoy el PNV ha dado al PSOE  el gobierno de España, al menos de momento. Y lo ha hecho con el 1,2 por ciento de los votos de los españoles aprovechando una ley electoral que le da cinco diputados por los mismo votos que un partido de ámbito nacional no le dan ninguno, poco más de doscientos mil. Para colmo siguen alardeando los tertulianos "del sistema que nos hemos dado todos los españoles" cuando se refieren a un sistema que permite que una reunión peneuvista en Vitoria decida lo que sus embajadores votan en Madrid: partidocracia. Los "mamandurrias" nacionalistas se quejan de los miembros de otros partidos obedecen a Madrid pero ellos pueden obedecer a Vitoria. De ahí les debe venir el "federalismo asímétrico".
Su argumento más potente es que así "colaboran a la gobernabilidad". Palabras muy sonoras que podrían equipararse a un violador que alardeara de colaborar al mantenimiento de la especie. O a un incendiario que alardeara de querer subir el PIB. Son medias verdades que realmente son mentira. Como miente el nacionalismo que solo quiere mantener sus privilegios y que solo deja de alentar los asesinatos cuando tiene otras formas más limpias de matar. Porque el cupo vasco mata aunque las universidades raramente estudien estos temas. Algunos estudios hablan de que en los últimos cinco años han muerto de frío más de cien mil personas en Gran Bretaña. Y no es información metereológica; es información económica y política. Algún día alguien pondrá números a las consecuencias mortales del cupo vasco. Y sin embargo esta borrachera peneuvista quizá no sea más que una señal de lo poco que le queda realmente.

A la izquierda el PSOE. Y se hace con la Moncloa el que hace no tanto temblaba porque Podemos podía adelantarle. El chalet ha empezado a pasarle factura al engreído Pablo Iglesias. Critican por doquier a quienes dicen que esto ha sido un golpe de Estado. A mí me parece una descripción bastante acertada. Así lo llamó en el 11 M un socialista de verdad (no falso como Zapatero o González). Si entonces el PSOE no dudó en llegar al poder con malas artes no hay razón para no esperar que vuelva a las andadas si sigue estando el mismo tipo de gente en el aparato del partido. Las bases se negaron a las contubernios del aparato devolviendo el poder a Pedro Sánchez pero éste, lejos de cambiar de perspectiva, se hizo más sectario aún y reduce su combatividad a quitar el crucifijo de la toma de posesión. Más de un socialista había dicho cuando le quisieron quitar al Crucificado que "a mí no me molesta el Justo", pero a éste le molesta porque debe ser injusto.
A la derecha donVagancio. Rajoy creyéndose que sabe manejar los tiempos cree como buen conservador que manejar los tiempos es que los demás esperen pero manejar bien los tiempos a veces exige apresurarse. En este caso, si desde que compareció en los Tribunales hubiera trabajado por ser sustituido por alguien más joven, lo mismo el PP no había perdido el poder que hoy lamenta haber perdido. Si hubiera tenido una política más social y menos mordaza lo mismo contaba con más apoyos populares. Si se hubiera enfrentado de verdad con los caprichos capitalistas del catalanismo lo mismo hoy seguía en Moncloa.
Los solidarios ausentes. Mientras esas minorias negocian sus banquetes, millones de trabajadores siguen metiendo el hombro y haciendo actos realmente solidarios. Mientras esas minorías se pelean más cuatro  millones de españoles hacen tareas de voluntariado. Pero muchas gentes normales y esforzadas en cientos de miles de pequeños actos, están casi ausentes de la vida política.
Esta tragicomedia puede ser un paso más en el camino hacia la solidaridad. Puede que hoy se dé un paso en la conciencia de los españoles sobre la perversidad del nacionalismo. Puede que hoy se dé un paso en que las bases socialistas de  nuestro país decidan no dejarse manejar por el aparato. Puede que la clásica derecha se le quite algo de su engreimiento técnico y miré a los pobres con algo más de respeto. Puede -sobre todo- que la mayoría solidaria en miles de gestos dé algún paso en la conciencia de que esos gestos admirables también deben bajar a la arena política. Los errores sirven y mucho. En medio de los errores podemos tomar decisiones  y estas pueden notarse pronto en la vida política.