Eugenio Rodríguez
Hasta hay cuentos infantiles que critican la crueldad del
rico que quiere quedarse con la pequeña onza de chocolate del pobre. Es una
mezquindad cruel. Eso está claro.
Eso ha
hecho TVE el pasado 16 de abril. Un 16-A fue asesinado un niño paquistaní,
católico y miembro de un sindicato con moral, por luchar adecuadamente contra
la esclavitud infantil. En los millones de carteles, octavillas, revistas,
libros, pintadas, videos... que la sociedad ha puesto en circulación
desde aquel 16 de abril de 1995... se critica a la OIT, a Unicef, a los
sindicatos y a todos los cómplices de los esclavizadores... Cuando TVE se hace
eco de la cuestión es para dar gloria precisamente a Unicef ¡hay que ser
canallas!
Ayer, dia
17, hablaba de esto con un amigo y me decía: “Hombre, si lo vas a ver todo
negro...” Hoy 18, me parece, que la cosa no es esa. Quisiéramos desde abajo
verlo todo blanco. Hasta la monarquía queremos ver blanca. Uno de los hechos
más interesantes de la vida de la reina Sofía fue cuando el príncipe Felipe
quiso quedarse con el juguete de un empleado de Zarzuela: le dio un cachete;
parece que influyó en esto la vida de pobreza que la niña Sofía vivió en el
exilio tras la caída de la monarquía griega. Es posible que –después- la Reina
se haya equivocado intentando educar a su familia con los cachetes de la
burguesía y no con la “artillería” de la pobreza... Pero desde luego es
blanco-blanco que no se le quite al pobre su onza de chocolate. Lo moral es
darle todo lo suyo y eso empieza por no quitarle lo que tiene en las manos: el
Príncipe no puede robar el juguete del empleado.
El 16 de
abril es de la sociedad, es de los pobres. Es un día contra las multinacionales
esclavizadoras de la infancia. Un día contra los sindicatos mayoritarios. Un
día contra Unicef. Un día contra los medios de comunicación del poder, siempre
vendidos a los grandes. Hoy los grandes quieren robar el 16 de abril a los
empobrecidos. Y se lo quieren quitar para dos cosas. Primero: dejar bien a los
ricos, a Unicef y sus colaboradoras las multinacionales. Segundo: para decir a
los parados una cosa muy simple: ¡No os quejéis! ¡Otros lo están pasando peor!
Lo dicho: la crueldad del rico. Menos mal que nos contaron buenos cuentos y ya
no nos creemos otros cuentos.