Eugenio A. Rodríguez
En estos días se acusa a Luis Argüello de andar en las cercanías de VOX y de pedir que Sánchez dimita como pide la derecha. A mí este llamamiento del arzobispo me parece equivocado, desde luego, pero no ilegítimo. Puede -por libertad de expresión- opinar. Como todos.
A mi lo que me parece más acertado es pedir a Sánchez que "pague", que "haga penitencia". No me parece bueno pedirle que dimita y que se retire a vivir del cuento como otros. Sería muy bueno -creo- que gastara esa enorme energía que tiene en cosas como limpiar las Casas del pueblo. Y llamo limpiar a eso: limpiar. Cepillo, fregona etc como herramientas.
Puede Argüello estar equivocado pero situarlo en la derecha como esbirro es más equivocado todavía. Le ha faltado tiempo a Vida Nueva, y toda esa gente que no incomodó a Franco ni a poder político alguno, para salir a dárselas de progresistas.
Todas esas huestes oportunistas jamás dirán lo que en estos mismo días Argüello dice de vivienda. Ni lo.defienden ellos ni difundirán como merece que el presidente de la Conferencia episcopal -¡EN REALIDAD!- ha dicho esto sobre vivienda. Alfonso Guerra fue más honrado cuando reconoció que Juan Pablo II les había pasado por la izquierda.
Sí, así se opone al mercado el que acusan de ser de extrema derecha. ¿Alguien de los que le acusa dice respecto del mercado algo más de izquierdas? Argüello dice esto:
"Yo sé que el problema de la vivienda es un problema complejo, y yo sé también que hay muchas personas que han hecho a lo largo de su vida una inversión en vivienda, que es algo legítimo.
Pero yo el llamamiento que quiero hacer, especialmente a aquellos cristianos que tienen una vivienda y que la ponen en el mercado: que se planteen si los precios de mercado han de ser los precios a los que se alquila la vivienda. Quizás el precio de la renta no tenga que venir marcado por las realidades especulativas de este momento sino podernos plantear otra manera, otra forma de hacer.
Es que, si no, yo tengo la impresión de que nunca acabamos de asumir nuestra responsabilidad ciudadana, y en este caso -lo digo- nuestra responsabilidad ciudadana y cristiana.
Siempre echamos balones fuera diciendo que son otros los que tienen que solucionar los problemas.Lógicamente, nosotros defendemos los derechos y salimos a la plaza pública diciendo que los ciudadanos, ante las administraciones públicas, tienen derechos, pero los ciudadanos también tenemos deberes.
Y en el caso concreto de los ciudadanos que participamos en la Eucaristía del domingo, tenemos un deber de amor.
Y es a lo que yo apelo, no es algo que se pueda exigir por un reglamento. Sociedad de la reclamación de derechos solo nos lleva a un callejón sin salida. El estado del bienestar es insostenible si solo se vive desde la lógica de los derechos".