El pasado viernes en el arciprestazgo de San. José (Cono Sur) de las Palmas de Gran Canaria intentamos hacer una celebración de la reconciliación en el sentido que se plantea en los bocetos de plan pastoral desde la sinodalidad: hacerlo de manera renovada, es decir, no cambiar nada esencial pero intentar llegar de una manera nueva.
Para ello tuvimos una reunión de un pequeño grupo de personas en el que llegamos a varios acuerdos: mantener la estructura clásica de la celebración comunitaria de la reconciliación, tener canciones conocidas y habituales propias de esta celebración, e introducir pequeños cambios.
Los cambios giraban en torno a intentar que los sentidos intervinieran de una manera más activa en la celebración. Para ello aprovechamos que la iglesia de Zárate es muy grande e hicimos varios espacios. En uno de ellos estaba nuestro “basuratorio” (un oratorio donde echar cosas a la basura) (pincha aquí para más info) en el que cada uno pudimos escribir lo que queríamos arrojar a la basura; en esta zona nos ocupamos de que hubiera un ambiente de mal olor, soportable pero que nos recordara el mal olor del mal. Aquí leímos el poco conocido fragmento del Evangelio que adjuntamos y ofrecimos la reflexión sobre ese texto del Papa Francisco. Para la reflexión del examen de conciencia utilizamos la fórmula larga de la renovación de las promesas del bautismo (que también adjuntamos). Cada uno leía una línea en voz alta. Aquí mismo proclamamos juntos el Padre Nuestro.
Después hubo ocasión de hacer la confesión de manera personal en otro espacio diferente del templo.
Terminamos en otra zona de la iglesia. Aquí se percibía un agradable olor. Con los bancos colocados de una manera más “familiar”, de manera comunitaria dábamos gracias mediante intervenciones espontáneas por lo que cada uno creía en ese momento que quería dar gracias a Dios en la comunidad.
Finalizamos con un canto. La celebración había empezado a las 20,15 y quizá fue un poco precipitada por las necesidades de transporte; duró en total unos 40 minutos.
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"Cuando el espíritu malo sale del hombre, empieza a recorrer lugares áridos, buscando un sitio donde descansar. Como no lo encuentra, se dice: Volveré a mi casa de donde tuve que salir. Al llegar la encuentra bien barrida y todo en orden.. Se va, entonces, y regresa con otros siete espíritus peores que él; entran y se quedan allí. De tal modo que la nueva condición de la persona es peor que la primera.». Mientras Jesús estaba hablando, una mujer levantó la voz de entre la multitud y le dijo: «¡Feliz la que te dio a luz y te crió!». Jesús replicó: «¡Felices, pues, los que escuchan la palabra de Dios y la observan!»"
Lucas 11 24-28
La corrupción espiritual. (Francisco en Gaudete et exultate)
164. El camino de la santidad es una fuente de paz y de gozo que nos regala el Espíritu, pero al mismo tiempo requiere que estemos «con las lámparas encendidas» (Lc 12,35) y permanezcamos atentos: «Guardense de toda clase de mal» (1 Ts 5,22). «Estén en vela» (Mt 24,42; cf. Mc 13,35). «No nos entreguemos al sueño» (1 Ts 5,6). Porque quienes sienten que no cometen faltas graves contra la Ley de Dios, pueden descuidarse en una especie de atontamiento o adormecimiento. Como no encuentran algo grave que reprocharse, no advierten esa tibieza que poco a poco se va apoderando de su vida espiritual y terminan desgastándose y corrompiéndose.
165. La corrupción espiritual es peor que la caída de un pecador, porque se trata de una ceguera cómoda y autosuficiente donde todo termina pareciendo lícito: el engaño, la calumnia, el egoísmo y tantas formas sutiles de autorreferencialidad, ya que «el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz» (2 Co 11,14). Así acabó sus días Salomón, mientras el gran pecador David supo remontar su miseria. En un relato, Jesús nos advirtió acerca de esta tentación engañosa que nos va deslizando hacia la corrupción: menciona una persona liberada del demonio que, pensando que su vida ya estaba limpia, terminó poseída por otros siete espíritus malignos (cf. Lc 11,24-26). Otro texto bíblico utiliza una imagen fuerte: «El perro vuelve a su propio vómito» (2 P 2,22; cf. Pr 26,11).3* Fórmula (BAUTISMO)
Formula de Renuncias
útil para el examen de conciencia
Renuncian a Satanás, esto es: al pecado, como negación de Dios;
al mal, como signo del pecado en el mundo;
al error, como ofuscación de la verdad;
a la violencia, como contraria a la caridad;
al egoísmo, como falta de testimonio del amor.
Sí, renuncio.
Renuncian a sus obras, que son:
las envidias y odios;
las perezas e indiferencias;
las cobardías y complejos;
las tristezas y desconfianzas;
las materialismos y sensualidades;
las injusticias y favoritismos;
las faltas de fe, de esperanza y de caridad.
Sí, renuncio.
Renuncian a todas sus seducciones, como pueden ser:
creerse los mejores;
Verse superiores;
estar muy seguros de ustedes mismos;
creer que ya están convertidos del todo;
Quedarse en las cosas, medios, instituciones, métodos, reglamentos, y no ir a Dios.
Sí, renuncio.
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¿Creen en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra? Sí, creo
¿Creen en Jesucristo,
su único Hijo, nuestro Señor,
que nació de la Virgen María,
padeció y fue sepultado,
resucitó de entre los muertos
y está sentado a la derecha del Padre? Sí, creo
¿Creen en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne y la Vida eterna? Sí, Creo,
Ésta es nuestra fe,
ésta es la fe de la Iglesia
la que nos gloriamos de profesar
en Jesucristo, nuestro Señor.