martes, junio 26, 2018

Cuando conoces bien" a tu enemigo, deja de serlo". Roelf Meyer


Roelf Meyer, mediador en conflictos; exministro del apartheid, negoció la paz en Sudáfrica
Tengo 70 años: cada tres firmo un contrato conmigo mismo de seguir mediando en conflictos. Me queda otro al menos. Nací en Pretoria y allí me retiraré con mis 3 hijos y 6 nietos. Soy cristiano: ayuda a pacificar. Cuando conoces bien a tu enemigo, deja de serlo. Colaboro con CaixaForum

VÍCTOR AMELA
IMA SANCHÍS
LLUÍS AMIGUET

Humildad es la clave
Meyer reprimió con mano dura las revueltas antiapartheid como ministro de Policía. Mientras creyó que los blancos eran superiores, hizo su trabajo sin más, pero lo hizo tan bien que empezó a conocer a los líderes del movimiento anti-apartheid; a sus familias; vidas y pensamientos. Y dejó de sentirse superior. Acabó por ser uno de los padres de la paz sudafricana. Después, su valiosa experiencia ha servido en otros procesos de pacificación como los de Irlanda o Colombia. Su propia sencillez y franqueza durante esta entrevista respaldan su teoría de que todo conflicto surge de la soberbia supremacista y sólo se resuelve cuando todos los enfrentados empiezan a considerarse iguales.
Cubrí para este diario la guerra de zulús, CNA y blancos y aún me intriga: ¿cómo pactaron?
El secreto de toda negociación es que pueda transformar la identidad de cada parte y todos sus principios irrenunciables en cuotas de poder, porque la identidad y los principios no se pueden repartir, pero el poder político, sí.
¿Esa lección sirve para otros conflictos?
Claro, y por eso hay algunos que se resuelven, como Irlanda del Norte, donde medié y hubo esa transacción entre identidad, principios y poder; y otros, no, como el de israelíes y palestinos, entre los que intento mediar ahora.
¿Por qué hay principios reducibles a cuotas de poder negociables y otros que no?
No se puede negociar nada cuando una de las partes se siente superior a la otra. Si hay supremacismo, no puede haber redistribución del poder. Unos creen merecerlo todo y otros luchan por quitárselo todo. Y eso era lo que nos pasaba en Sudáfrica durante el apartheid.
¿Por qué hubo un cambio?
Porque los blancos poco a poco dejamos de sentirnos superiores. Yo era abogado y convencido miembro del Partido Nacional que imponía el apartheid. Fui diputado y ministro de Policía. Y escribí y dije cosas entonces de un racismo que hoy me avergüenza.
¿Qué es lo que cambió en usted?
Al dirigir la policía, vi que aquello era insostenible y se lo fui repitiendo a mi gente. El presidente Le Klerk también se dio cuenta, y nos fuimos despertando a la realidad de que ni éramos superiores a nadie ni podíamos mantener aquel régimen que nos embrutecía a todos.
Las sanciones de la comunidad internacional también les harían reflexionar.
Mostraron que, además de injusto, el apartheid era una ruina. Y al empezar a negociar, fuimos conociendo a los sudafricanos negros. Me hice amigo de Cyril Ramaphosa, el segundo de Mandela, y al descubrir dónde nació, quién era, qué pensaba... Dejé de sentirme superior. Y fue un alivio, créame. Fue casi terapéutico.
¿Cómo se sabe que se avanza?
El síntoma de que vas en la buena dirección es que todos dejan de hablar del pasado y sus grandes gestas y empiezan a hablar del futuro y el presente. Hoy en Oriente Medio se habla demasiado de milenios de historia y religiones.
Recuerdo la violencia cotidiana que vi en Sudáfrica, y la paz pareció un milagro.
Era más difícil de lo que parecía aún. No sólo era el conflicto entre blancos y negros; había nueve diferentes grupos étnicos y once lenguas, y algunos al borde de la guerra. El secreto fue incluirlos a todos: hoy tenemos once lenguas oficiales. Diez africanas –una, el afrikáans, de origen europeo– y otra europea, el inglés.
¿Cuándo sabe usted que un conflicto puede resolverse?
Cuando veo que los sentimientos de superioridad pueden relativizarse y desaparecer.
¿Cuáles son los peores conflictos?
Los conflictos con símbolos identitarios –religiosos, étnicos o culturales– tienden a blo­quearse, porque la identidad no se negocia. En cambio, si puedes reducirla a un intercambio de poder, sí es negociable. Y hay salida.
¿Cómo se sale?
Cambiando el modo de pensar en bloque de cada bando por el de pensar de uno en uno.
¿Hay que aprender a contar hasta uno?
Hay que dejar de pensar que somos los tararí o los tarará y empezar a aceptar que todos somos personas, ciudadanos iguales. Hay que negociar derechos idénticos para cada uno y dejar de hablar de los de cada grupo.
¿Tiene método de salida del conflicto?
Para empezar, incluir a todos en las negociaciones; después, aprender, saber del otro, luego aceptar. Y, en fin, generar confianza entre las partes. Empezar por poner pequeñas pruebas al otro y cumplir las que te pone, y tras cada fase que todos cumplen, plantear la siguiente. Y cada una debe ser más ambiciosa que la anterior.
¿Y los mediadores ayudan?
Informan, dan fe, confirman... Pero no puedes delegar en ellos el acuerdo. Nadie puede pactar por los enfrentados en un conflicto. Deben reunirse, mirarse a los ojos y decirse: sólo nosotros podemos arreglar esto. Y negociar en serio.
¿En cuántos conflictos ha mediado usted?
Irlanda del Norte fue el primero. Martin McGuinness solía decir que si nosotros habíamos podido en Sudáfrica, lo de Irlanda del Norte era pan comido. Claro que nosotros tuvimos el liderazgo de Mandela para convencer a las mayorías de que apoyaran los acuerdos.
Y los apoyaron, pero Mandela antes había sido partidario de la lucha armada.
Así es, pero supo rectificar. Después he estado en Bolivia, Colombia, el País Vasco; ahora en Birmania, Oriente Medio, especialmente entre comunidades palestinas... Y con mi equipo, In Transformation Initiative, también estamos en Zimbabue y Somalia.
Una agenda muy complicada.
Yo hago un contrato conmigo mismo cada tres años y acabo de renovarlo. Después de la política, me dediqué al mundo empresarial y me fue bien. Tengo a la familia en Pretoria, donde me retiraré... ¿No me pregunta por Catalunya?
Pondré lo que usted me diga.
Pues como no sé mucho, no diré nada. Sólo que hay que transformar los grandes principios en pequeñas negociaciones donde nadie debe sentirse superior a nadie... Como debe ser en todas ­partes.

miércoles, junio 20, 2018

Chesterton y los enemigos del alma

En una entrevista sobre G. K. Chesterton, me pidieron que hablase de su conversión y me puse a hacerles, sistemático y puntilloso, la precisión de que Chesterton tuvo, en realidad, tres conversiones sucesivas. Entonces lo vi claro. Le empujaron a tri-convertirse los tres enemigos del alma: el demonio, la carne y el mundo. ¡Qué tridente de paradojas tridentinas!

 Por Enrique García-Máiquez

 La primera conversión fue al deísmo. Chesterton, jovenzuelo de su época, flirteó con el nihilismo y el ateísmo y practicó, a la vez, el espiritismo, contradicción en boga entonces. Pero él la vio: la contradicción. Jugando a la ouija con su querido hermano, experimentó la existencia de un ser espiritual esencialmente malvado: el diablo. Chesterton dedujo que, si existía tal ser, tenía que existir, muy por encima y mucho antes, Dios. El diablo había hecho apostolado. Quizá alguien considere excesivo que yo catalogue su amor por Frances Blogg, que lo deslumbró, como “la carne”. Pero no estoy forzando mucho los conceptos. Era, frente a los amores románticos, espiritualizados, idealizados, un noviazgo de carne y hueso. Frances, además de muy guapa, era una anglicana muy cumplidora y condujo a Chesterton a su segunda conversión. Ya creía en Dios, pero empezó a postrarse en la iglesia, encarnación, precisamente, de la fe. A partir de ese momento, Chester­ton, que había entretenido prejuicios anticlericales o antipastorales (porque alcanzaban también a los pastores protestantes) dejó de tenerlos. Comprendió la razón del rito y la importancia de la institución. Ya no dejaría jamás de defenderlos. Fue una conversión inesperada, tanto como su enamoramiento correspondido. El amor a su mujer y, por tanto, a la Iglesia anglicana fue la causa que retrasó su conversión al catolicismo romano. Lo que le empujaba era, paradójicamente, el tercer enemigo del alma: el mundo. Veía claramente Chesterton “lo que está mal en el mundo”, empezando, como contestó una vez en una entrevista, por él mismo. Y veía que contra el mundo solo se alzaba, radicalmente, la Iglesia Católica. Que, para empezar, contra lo primero que estaba mal (él mismo), ofrecía el prodigioso sacramento de la penitencia y que, contra lo demás, no se plegaba lo más mínimo al discurso dominante. Su amada Iglesia anglicana, que era la de su amada, no se enfrentaba con la misma radicalidad a las modas ni a las imposiciones de su tiempo. Acabó convirtiéndose contra mundum y, al cabo del tiempo, Frances siguió sus pasos. He hecho un resumen apresurado, porque me interesa subrayar que hasta los enemigos más clásicos y acérrimos del alma pueden salvárnosla, si se les mira en el ángulo adecuado. La lección paulina es muy chestertoniana: todo es para bien. Hay que amar a nuestros enemigos porque nos mejoran y acendran. Incluso si no somos capaces de convertirlos a ellos, ellos pueden convertirnos a nosotros, y habrán hecho, quieran o no, una gran obra de misericordia. Que se les tendrá en cuenta, seguro, gracias a nosotros.
(revistamisión.com)

domingo, junio 17, 2018

domingo, junio 10, 2018

Sobre "Alégrense y regocíjense" de Francisco



viernes, junio 08, 2018

La toma de posesión laica de Pedro Sánchez


Eligio Hernández
La toma de posesión como presidente del Gobierno de Pedro Sánchez, que prometió su cargo sin crucifijo ni Biblia, es la expresión de un el laicismo excluyente, que es una actitud enfrentada y beligerante con la Iglesia, propio de una izquierda que no ha sabido olvidar nada ni aprender nada.
Creo, no obstante, que el Estado, constitucionalmente aconfesional, debe garantizar la laicidad incluyente y integradora, que  supone respeto para los que profesan cualquier religión, una situación, con estatus político y jurídico, que garantiza la neutralidad en el tema religioso, el pluralismo, los derechos y las libertades, y la participación de todos. Norberto Bobbio aclaró que el laicismo es “un comportamiento de los intransigentes defensores de los pretendidos valores laicos contrapuestos a las religiones y de intolerancia hacia las creencias y las instituciones religiosas. El laicismo que necesita armarse y organizarse corre el riesgo de convertirse en una Iglesia contrapuesta a otra Iglesia“. (Gregorio Peces Barba. El País 19.9.2007).
Las personalidades históricas más importantes del socialismo español se distinguieron por su profundo respeto a las creencias religiosas y a la figura humana de Jesucristo. En el despacho del Congreso de los Diputados, figuró, desde tiempo inmemorial, un magnífico crucifijo de marfil. El presidente de las Cortes Constituyentes de la República, don Julián Besteiro, no quiso tocarlo. Como el señor Largo Caballero le hiciera una indicación desaprobatoria, aquel gran señor, que había sido el mejor presidente parlamentario de los últimos cincuenta años, le contestó que conservaba el crucifijo por ser una gran obra de arte y por que era un símbolo que a él no le molestaba.  Enrique Tierno Galván, alcalde de Madrid y agnóstico declarado, decidió mantener el crucifijo que se encontró en la mesa de su despacho, porque, según dijo, lo consideraba un símbolo de amor y fraternidad.
La cosmovisión cristiana y religiosa del anticlerical Benito Pérez Galdós, presidente de la Conjunción Republicano-Socialista desde 1907 a 1913, presentado en la Real Academia por Marcelino Menéndez y Pelayo y presentador en la misma de don José María de Pereda, alcanza una de sus más genuinas expresiones en el elogio y admiración que sintió por Ernestina Manuel de Villena, que renunció a su futuro en la alta sociedad madrileña para dedicarse abnegadamente a los pobres del depauperado Madrid del siglo XIX, para la que reclamó su canonización e inmortalizó en su novela “Fortunata y Jacinta”, con el nombre de Guillermina Pacheco.
Don Fernando de los Ríos se confesaba cristiano erasmista. Aunque agnóstico, don Juan Negrín tenía un profundo respeto y amor por su madre, doña Dolores López Marrero, que murió en Lourdes por amor a la Virgen, por su hermana Lolita, que profesó en una orden religiosa, y por su hermano Heriberto, sacerdote claretiano. Una muestra de su tolerancia y respeto por las creencias de los demás es la carta que desde Paris, le dirigió el 20 de julio de 1952 al que había sido uno de sus discípulos, don José María Corral, profesor de Bioquímica de Cádiz: “Mi buen amigo: A nuestro antiguo amigo y colega Bellido le ha tocado su hora según me acaba de informar su hija desde Toulouse para donde salgo ahora. Vd. que comparte sus mismos sentimientos, se alegrará saber que D. Jesús ha muerto como el católico ferviente que siempre ha sido y que a él ciertamente le hubiese emocionado saber que Vd. lo recuerda en sus plegarias, cosa que no podemos hacer, a menos en la misma manera, los que no tenemos el privilegio de haber sido tocados por la fe”.
Es conocida  la profunda amistad que el líder socialista Indalecio Prieto tenía con el arquitecto Ricardo Bastida, ferviente católico, y con la monja Cecilia, a los que se refería cuando dijo: “Es propio de imbéciles no reconocer en campos opuestos a nuestras altas jerarquías, como las de Bastida, que me superaba en bondad, y la de Cecilia, cuyo fino espíritu evidenciaba la tosquedad del mío”. En su artículo “El consuelo de la fe”, escrito en el exilio mejicano, decía: “Quien haya conseguido el inapreciable bien de la fe religiosa será un insensato si se esfuerza en desprenderse de ella, ya que al perderla se dará cuenta del enorme consuelo que representaba”.

Acto de toma de posesión de Pedro Sánchez, sin crucifijo, ni biblia en la mesa. Eligio Hernández lo desmonta en este erudito y documentadísimo artículo./Presidencia Gobierno de España-
Don Miguel de Unamuno, nada sospechoso de clericalismo, dijo: “La presencia del crucifijo en las escuelas no ofende a ningún sentimiento ni aún al de los racionalistas y ateos; y el quitarlo ofende al sentimiento popular hasta el de los que carecen de creencias confesionales. ¿Qué se va a poner donde estaba el tradicional Cristo agonizante? ¿Una hoz y un martillo? ¿Un compás y una escuadra? ¿O qué otro emblema confesional? Porque hay que decirlo claro y de ello tendremos que ocuparnos: la campaña es de origen confesional. Claro que de confesión anticatólica y anticristiana. Porque lo de la neutralidad es una engañifa”.
Cuando el anticlericalismo estaba en su auge, sobre todo en Francia, fueron los socialistas de las otras naciones los que se opusieron abiertamente a aquél anticlericalismo. En la revista El Movimiento Socialista, Pablo Iglesias decía que era una táctica equivocada colocar en primer término como enemigo del socialismo el clericalismo, porque el enemigo mayor del obrero, es el capitalismo: “Conceptúo que es una táctica equivocada la de entretener a los socialistas en estos movimientos anticlericales; es el más grave error de que puedan ser víctimas los que aspiran a acabar con la explotación humana”.
En 1919, el diario socialista de París L’Humanité publicó una carta dirigida a su hijo por su padre el  socialista Jean Jaurés, jefe del Partido en 1893 y fundador del propio diario L’Humanité,  asesinado en 1914. En dicha carta, en resumen, decía: «Querido hijo, me pides un justificativo que te exima de cursar la religión un poco para parecer digno hijo de un hombre que no tiene convicciones religiosas. Este justificativo, querido hijo, no te lo envío ni te lo enviaré jamás. ¿Qué comprenderías de la historia de Europa y del mundo entero después de Jesucristo, sin conocer la religión, que cambió la faz del mundo y produjo una nueva civilización? ¿Puedes dejar de conocer a Corneille, Racine, Hugo, en una palabra a todos estos grandes maestros que debieron al cristianismo sus más bellas inspiraciones? Hasta en las ciencias naturales y matemáticas encontrarás la religión: Pascal y Newton eran cristianos fervientes; Ampère era piadoso; Pasteur probaba la existencia de Dios y decía haber recobrado por la ciencia la fe de un bretón. Hay que confesarlo: la religión está íntimamente unida a todas las manifestaciones de la inteligencia humana; es la base de la civilización, y es ponerse fuera del mundo intelectual y condenarse a una manifiesta inferioridad el no querer conocer una ciencia que han estudiado y que poseen en nuestros días tantas inteligencias preclaras. En cuanto a la libertad de conciencia y otras cosas análogas, eso es vana palabrería que rechazan de consuno los hechos y el sentido común. No es preciso ser un genio para comprender que sólo son verdaderamente libres de no ser cristianos los que tienen facultad para serlo, pues, en caso contrario, la ignorancia les obliga a la irreligión. La cosa es muy clara: la libertad, exige la facultad de poder obrar en sentido contrario”.
Creo, por consiguiente, que no atenta contra la aconfesionalidad y laicidad del Estado que el crucifijo, junto la Constitución, permanezcan en la misma mesa, para el que quiera libremente jurar o prometer su cargo, pues como estableció el Consejo de Estado italiano en su sentencia de 13 de febrero de 2006: “El crucifijo es apto para expresar el origen religioso de los valores de tolerancia, respeto mutuo, estima por la persona y afirmación de sus derechos y su libertad, autonomía de la conciencia moral ante la autoridad, solidaridad humana, rechazo de toda discriminación; valores característicos de la civilización occidental”.

Eligio Hernández Gutiérrez ha sido magistrado, fiscal general del Estado y es abogado en ejercicio, pero escribe este artículo como militante socialista y cristiano de base.

jueves, junio 07, 2018

ARGENTINA NO JUEGA CONTRA ISRAEL

Algún día los deportistas se opondrán a la esclavitud infantil. Hoy no lo hacen pero han dado un primer paso: no jugar contra Israel... Si no siguen dando pasos y están informados se demosrtará que el primer paso era un "postureo"

Lionel Messi: “como un embajador UNICEF no puedo jugar contra personas que han asesinado a inocentes niños palestinos. Tuvimos que cancelar el partido porque somos humanos antes que futbolistas”.





España / AP / @10Deportivo 
El titular de la Asociación del Fútbol Argentino, Claudio Tapia, se disculpó por la cancelación del viaje de la selección de su país a Israel para jugar ante el seleccionado local un amistoso previo al Mundial al argumentar que era necesario preservar la seguridad de los jugadores.
“Lo vivido en las últimas horas, las acciones, las amenazas que han ocurrido nos han llevado a tomar la decisión de no viajar...mi responsabilidad es bregar por la salud, la integridad física y seguridad de toda la delegación”, declaró Tapia ante los periodistas en Barcelona, donde la selección se entrena de cara a su debut en el Mundial el 16 de junio ante Islandia.
La decisión de no viajar a Israel fue anunciada la víspera, debido a las protestas de grupos pro palestinos contra la disputa de ese encuentro el sábado en Jerusalén, en el marco de las celebraciones por el 70º aniversario de la creación del estado israelí.
En su encuentro con la prensa, que no incluyó preguntas, el dirigente futbolístico argentino expresó sus “disculpas” y afirmó que su decisión “no es en contra de la comunidad israelí, de la comunidad judía”.

miércoles, junio 06, 2018

Lamentamos. El SEÑORITISMO alardea de "resistencia" desde la Cope

Es difícil juntar en tan pocas palabras tanto señoritismo, tanta vanidad, tanto hedonismo, tanta egolatría... Lamentable.

sábado, junio 02, 2018

Tres ladrones y el público

Eugenio Rodríguez
En el ombligo el PNV. Lejos de ser un signo de fortaleza no deja de ser un signo de derrota a medio plazo la chulería peneuvista. Vieja, muy vieja. Propia de una secta bajo la fórmula jurídica de partido político cuyo fundador dijo que los bizcaitarras habían nacido para señores y los españoles para siervos. Hagan la prueba de intentar comprar las obras completas de Sabino Arana, el fundador del PNV y se llevarán la sorpresa de que los editores prefieren no venderlas ¡hasta tal punto se avergüenzan del racismo inicial hoy algo maquillado! Estaban hasta tal punto preocupados que han precipitado la victoria del PSOE con tal de no ver subir a Ciudadanos, único partido hasta la fecha que se ha comprometido contra el cupo vasco. El racismo vasco ha cosechado otra victoria que quizá sea el canto del cisne- También Rajoy se sentía seguro y miren como ha acabado.
Hace no tanto que el PSOE -ganando las elecciones- le entregó al PNV la presidencia del gobierno vasco y hoy el PNV ha dado al PSOE  el gobierno de España, al menos de momento. Y lo ha hecho con el 1,2 por ciento de los votos de los españoles aprovechando una ley electoral que le da cinco diputados por los mismo votos que un partido de ámbito nacional no le dan ninguno, poco más de doscientos mil. Para colmo siguen alardeando los tertulianos "del sistema que nos hemos dado todos los españoles" cuando se refieren a un sistema que permite que una reunión peneuvista en Vitoria decida lo que sus embajadores votan en Madrid: partidocracia. Los "mamandurrias" nacionalistas se quejan de los miembros de otros partidos obedecen a Madrid pero ellos pueden obedecer a Vitoria. De ahí les debe venir el "federalismo asímétrico".
Su argumento más potente es que así "colaboran a la gobernabilidad". Palabras muy sonoras que podrían equipararse a un violador que alardeara de colaborar al mantenimiento de la especie. O a un incendiario que alardeara de querer subir el PIB. Son medias verdades que realmente son mentira. Como miente el nacionalismo que solo quiere mantener sus privilegios y que solo deja de alentar los asesinatos cuando tiene otras formas más limpias de matar. Porque el cupo vasco mata aunque las universidades raramente estudien estos temas. Algunos estudios hablan de que en los últimos cinco años han muerto de frío más de cien mil personas en Gran Bretaña. Y no es información metereológica; es información económica y política. Algún día alguien pondrá números a las consecuencias mortales del cupo vasco. Y sin embargo esta borrachera peneuvista quizá no sea más que una señal de lo poco que le queda realmente.

A la izquierda el PSOE. Y se hace con la Moncloa el que hace no tanto temblaba porque Podemos podía adelantarle. El chalet ha empezado a pasarle factura al engreído Pablo Iglesias. Critican por doquier a quienes dicen que esto ha sido un golpe de Estado. A mí me parece una descripción bastante acertada. Así lo llamó en el 11 M un socialista de verdad (no falso como Zapatero o González). Si entonces el PSOE no dudó en llegar al poder con malas artes no hay razón para no esperar que vuelva a las andadas si sigue estando el mismo tipo de gente en el aparato del partido. Las bases se negaron a las contubernios del aparato devolviendo el poder a Pedro Sánchez pero éste, lejos de cambiar de perspectiva, se hizo más sectario aún y reduce su combatividad a quitar el crucifijo de la toma de posesión. Más de un socialista había dicho cuando le quisieron quitar al Crucificado que "a mí no me molesta el Justo", pero a éste le molesta porque debe ser injusto.
A la derecha donVagancio. Rajoy creyéndose que sabe manejar los tiempos cree como buen conservador que manejar los tiempos es que los demás esperen pero manejar bien los tiempos a veces exige apresurarse. En este caso, si desde que compareció en los Tribunales hubiera trabajado por ser sustituido por alguien más joven, lo mismo el PP no había perdido el poder que hoy lamenta haber perdido. Si hubiera tenido una política más social y menos mordaza lo mismo contaba con más apoyos populares. Si se hubiera enfrentado de verdad con los caprichos capitalistas del catalanismo lo mismo hoy seguía en Moncloa.
Los solidarios ausentes. Mientras esas minorias negocian sus banquetes, millones de trabajadores siguen metiendo el hombro y haciendo actos realmente solidarios. Mientras esas minorías se pelean más cuatro  millones de españoles hacen tareas de voluntariado. Pero muchas gentes normales y esforzadas en cientos de miles de pequeños actos, están casi ausentes de la vida política.
Esta tragicomedia puede ser un paso más en el camino hacia la solidaridad. Puede que hoy se dé un paso en la conciencia de los españoles sobre la perversidad del nacionalismo. Puede que hoy se dé un paso en que las bases socialistas de  nuestro país decidan no dejarse manejar por el aparato. Puede que la clásica derecha se le quite algo de su engreimiento técnico y miré a los pobres con algo más de respeto. Puede -sobre todo- que la mayoría solidaria en miles de gestos dé algún paso en la conciencia de que esos gestos admirables también deben bajar a la arena política. Los errores sirven y mucho. En medio de los errores podemos tomar decisiones  y estas pueden notarse pronto en la vida política.