Sugerencias para un cristianismo del siglo XXI: dialogante, comprometido, plural, vocacional, misionero, en crecimiento
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Canta a su hija, que va a morir, su canción
Lindsey Lourenco murió de leucemia el 14 de marzo de 2013, a los 18 años de edad, tras seis años luchando contra el cáncer. Su madre, Darlene, había compuesto dos años antes una canción dedicada a ella, So strong [Tan fuerte] , y quiso cantársela horas antes de morir, cuando la joven ya estaba en coma y los médicos pronosticaban sólo pocos días de vida. Su padre, Tony, grabó la escena con su móvil. La melodía es bellísima, también la voz de Darlene, y la letra, que traducimos abajo, refleja, además de admiración y amor por Lindsey, una absoluta confianza en la Providencia de Dios.
So strong
Mi pequeña es perfecta:
al menos, perfectamente normal.
Corriendo, saltando y jugando
algunas veces se caía y se hacía sangre,
pero se levantaba y corría de nuevo
para pillar a su hermana.
«Ten cuidado», le decía yo,
«o te harás daño».
Pero no había forma de que esta niña
parase quieta.
[Estribillo] ¿Cuándo se hizo mi pequeña tan fuerte?
¿Cuándo se hizo mi niña tan valiente?
Siempre una sonrisa y un gesto dulce
afrontando cada día sin miedo.
Voluntariosa y audaz,
y a la vez amable y delicada,
y una belleza que jamás se marchitaría.
¿Cuándo se hizo mi pequeña tan fuerte?
Sólo Dios pudo hacerla así.
Pero a veces una tirita no cierra la herida,
a veces el dolor dura demasiado.
Mi pequeña sufría,
algo iba terriblemente mal.
Los médicos volvieron con la respuesta:
había que empezar ya con la quimio.
Yo golpeé, grité, odié al mundo entero.
Ella dijo: «Mamá, todo irá bien».
[Segundo estribillo.] ¿Cuándo se hizo mi pequeña tan fuerte?
¿Cuándo se hizo mi niña tan valiente?
Siempre una sonrisa y un gesto dulce
afrontando cada día sin miedo.
Una fortaleza como la de ningún otro:
la heredó de mi madre,
quien jamás mostró su dolor.
¿Cuándo se hizo mi pequeña tan fuerte?
Sólo Dios pudo hacerla así.
El cáncer es cruel e implacable:
puede ocultarse durante meses, más incluso.
Y cuando empiezas a rehacer tu vida
vuelve peor que antes.
Pero mi niña nunca llora ni se queja.
Sólo se encoge de hombros
y lanza un suspiro valiente:
«Ya lo hice antes, puedo hacerlo otra vez.
Por favor, mamá, no llores.»
[Tercer estribillo.] ¿Cuándo se hizo mi pequeña tan fuerte?
¿Cuándo se hizo mi niña tan valiente?
Siempre una sonrisa y un gesto dulce
afrontando cada día sin miedo.
Voluntariosa y audaz,
y a la vez amable y delicada,
y una belleza que jamás se marchitaría.
¿Cuándo se hizo mi pequeña tan fuerte?
Sólo Dios pudo hacerla así.
Dios la bendijo así.
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