El Papa llama a la paz en África y Oriente Medio
El Papa, Benedicto XVI, llama a la paz en África y Oriente Medio, y ha pedido que cristianos y musulmanes construyan juntos sus países en la paz de Dios. Toda la homilía del Santo Padre en la misa del gallo es un llamamiento a la paz y a que las personas nos tratemos como hermanos. Acaso surge la pregunta sobre si María y José llamaran a mi puerta, como se relata en el Evangelio, antes de tener que ir a un pesebre. ¿Habría lugar para ellos? Surge la cuestión moral de lo que sucede entre nosotros respecto a los prófugos, los refugiados, los emigrantes. ¿Tenemos un puesto para Dios cuando él trata de entrar en nosotros?, se pregunta el Papa.
Sí, porque la paz presenta diversas caras, diversos ámbitos. Dios se ha hecho niño, y como niño se pone confiadamente en nuestras manos. “La conversión que necesitamos” -señaló el Papa- “debe llegar verdaderamente hasta las profundidades de nuestra relación con la realidad”. Y agregó que “oremos para que se cree en nuestro interior un espacio para Él”.
“Con la gloria de Dios en las alturas, se relaciona la paz en la tierra a los hombres. Donde no se da gloria a Dios, tampoco hay paz”. Benedicto XVI destacó que ciertas corrientes de pensamiento de hoy dicen que la religión, el monoteísmo, sería la causa de la violencia y de las guerras en el mundo. Por lo tanto, hay que liberar a la humanidad de la religión. Si bien es verdad que hay un uso indebido de la religión en la historia, apunta el Papa, “sin embargo, el no a Dios no restablecería la paz”.
Por tanto, pidamos por las personas que hoy viven y sufren en los lugares en los que el Señor vivió, trabajó y sufrió; “pidamos por los países circunstantes, por el Líbano, Siria, Irak, y así sucesivamente. Que los cristianos” –siguió Benedicto XVI- “en aquellos países donde ha tenido origen nuestra fe puedan conservar su morada; que cristianos y musulmanes construyan juntos sus países en la paz de Dios”.
Benedicto XVI concluyó su homilía con otra petición. Los pastores se apresuraron. Les movía una santa curiosidad y una santa alegría. Sin embargo, es raro que hoy nos apresuremos por las cosas de Dios. “Pidamos que la alegría de los pastores nos incite hoy” a ir hacia el Señor.