Uno de los magníficos libros sobre Péguy |
Preguntad a un hombre si el mejor momento/
No es cuando sus hijos empiezan a amarle como hombres/
A Él, como a un hombre, libremente,/
Gratuitamente,/
Preguntad a un padre cuyos hijos están creciendo.//
Preguntad a un padre si no hay una hora secreta,/U
n momento secreto,/
Y si no ocurre acaso/
Cuando sus hijos empiezan a hacerse hombres,//
libres,/
Y le tratan a él como a un hombre,/
libre,/
Le quieren como a un hombre libre,/
Preguntad a un padre cuyos hijos están creciendo.//
Preguntad a un padre si no hay una elección entre todas/
Y si no ocurre acaso/
Precisamente cuando desaparece la sumisión y sus hijos hechos hombres/
Le quieren (le tratan) por así decirlo, como conocedores,/
De hombre a hombre,/
libremente,/
Gratuitamente. Le estiman así,/
Preguntad a un padre si no sabe que nada vale tanto como/
Una mirada de hombre que se cruza con otra mirada de hombre.//
Pues bien, yo soy su padre, dice Dios, y conozco la condición del hombre./
Yo soy el que la ha hecho./
No les pidas demasiado. No pido más que su corazón./
Cuando tengo el corazón, todo me parece bien. No soy difícil.//
Todas las sumisiones de esclavos del mundo no valen lo que una hermosa mirada de hombre libre./
O mas bien todas las sumisiones de esclavos del mundo me repugnan y lo daría todo/
Por una bella mirada de hombre libre./
Por esta libertad, por esta gratuidad lo he sacrificado todo, dice Dios,/
Por esa afición que tengo de ser amado por hombres libres,/
Libremente,/
Gratuitamente,/
Por verdaderos hombres, viriles, adultos, firmes./
Nobles, tiernos, pero de una ternura firme./
Para conseguir esa libertad, esa gratuidad, lo he sacrificado todo,/
para crear esa libertad, esa gratuidad,,/
para hacer actuar esa libertad, esa gratuidad.//
Para enseñarle la libertad. (Peguy)