domingo, noviembre 17, 2024

Ana Iris Simón - ¿cristianismo burgués? prefiero Pasolini

Interesantísima llamada de atención sobre lo que solemos llamar "cristianismo a la carta". Cada uno escogemos del "pack" cristiano lo que nos parece,

Cita este texto de Pasolini, muy digno de meditar. Es la crítica de un "ateo católico":

"Hay, pues, una doble relación de mala fe en esta vinculación entre la Iglesia y el Estado. Por una parte la Iglesia acepta el Estado burgués -en lugar del monárquico o feudal- concediéndole su consenso y su apoyo, sin el cual, hasta hoy, el poder estatal no habría podido subsistir. Para hacer esto la Iglesia debía, sin embargo, admitir y aprobar la exigencia liberal y la formalidad democrática: cosas que admitía y aprobaba sólo bajo condición de obtener del poder la autorización tácita de limitarlos y suprimirlos. Autorizaciones, por otra parte, que el poder burgués concedía de todo corazón. En efecto, su pacto con la Iglesia en cuanto instrumentum regni no consistía más que en esto: enmascarar el propio y sustancial anti-liberalismo y el propio y sustancial carácter antidemocrático, confiando la función antiliberal y antidemocrática a la Iglesia, aceptada de mala fe como institución religiosa superior. La Iglesia, en resumen, ha pactado con el diablo, es decir, con el Estado burgués. No existe, en efecto, contradicción más escandalosa que la que existe entre la religión y la burguesía, puesto que esta última es opuesta a la religión. El poder monárquico o feudal lo era en realidad mucho menos. El fascismo, por ello, en cuanto momento regresivo del capitalismo, era menos diabólico, objetivamente, desde el punto de vista de la Iglesia que el régimen democrático: el fascismo era una blasfemia, pero no minaba desde el interior la Iglesia, porque era una falsa nueva ideología. El Concordato no ha sido un sacrilegio en los años treinta, pero lo es hoy, aunque el fascismo no ha siquiera arañado la Iglesia, mientras hoy el Neocapitalismo la destruye. La aceptación del fascismo ha sido un episodio atroz: pero la aceptación de la cultura capitalista burguesa es un hecho definitivo, cuyo cinismo no es solamente una mancha, la enésima mancha en la historia de la Iglesia, sino un error histórico que la Iglesia probablemente pagará con su declinación" 

El texto de Pasolini continúa: "La Iglesia no ha intuido —en su ansia ciega de estabilidad y permanencia eterna de su función institucional— que la Burguesía representaba un nuevo espíritu que no es por cierto el del fascismo: un nuevo espíritu que se supo mostrar en un principio competitivo con el religioso (evitando sólo el clericalismo), y terminaría luego ocupando su puesto al suministrar a los hombres una visión de la vida total y única (y por lo tanto con la supresión de cualquier necesidad del clericalismo como instrumento de poder).”

Es un texto muy recomendable. El artículo de 17 de mayo de 1973
"ANALISIS LINGÜÍSTICO DE UN SLOGAN” publicado en la colección Escreito Corsarios de Pier Paolo Pasolini.

miércoles, noviembre 13, 2024

HACE 60 AÑOS `Pablo VI DONÓ LA TIARA A LOS POBRES



El 13 de noviembre de 1964, el papa Pablo VI, rompiendo con la tradición, donó su triple tiara de oro, plata y joyas a los pobres en una ceremonia en la basílica de San Pedro, convirtiéndolo en el último Papa en llevar la corona ceremonial.

Después de una misa a la que asistieron 2.000 obispos, el Papa se levantó de su silla y colocó solemnemente su tiara sobre el altar.

En las noticias de la época se dijo que el papa Pablo VI se sintió impulsado a hacer el gesto debido a las discusiones sobre la pobreza mundial durante las reuniones del Concilio Ecuménico Vaticano II.

No se olvide que, unque se hable poco o nada de ello, conviene recordar que cuando Montini fue elegido Papa, bajó la Bolsa en Italia.

lunes, noviembre 11, 2024

Valencia: Teología en el barro

Vicente Cutanda y Toraya representa en este cuadro a una mujer obrera en el entorno de los Altos Hornos de Vizcaya en el año 1897, una sublimación entre lo religioso y la reivindicación social, que es "una muestra del interés y de la sensibilidad del artista por las duras condiciones del mundo obrero en un período como fue la industrialización de finales del siglo XIX". "Una industrialización en el que el papel de mujer trabajadora fue esencial"

XIMO GARCÍA ROCA/Valencia
Artículo publicado originalmente en la web del Grup Cristià del Dissabte

El 1 de noviembre de 1755 tuvo lugar el terremoto de Lisboa, que destruyó la ciudad, causó la muerte de miles de personas y un trauma social que desafió el optimismo de quienes creían que “vivimos en el mejor de los mundos posibles” y la idea de que todo lo que ocurre es parte de un orden divino perfecto. El gran pensador de su tiempo,Voltaire en su obra satírica “Cándido o el Optimismo” (1759) y en el “Poema sobre el desastre de Lisboa” se encargó de ridiculizar el “optimismo” y expresar sus dudas sobre bondad de Dios ante la magnitud de las desgracias y sufrimientos. El terremoto de Lisboa de 1755 se convirtió en el argumentario moderno del ateísmo.

En la devastación sin límites de Valencia, se ha ido construyendo otro modo de afrontar las catástrofes basada en el principio de que todo lo que se produce en el mundo, tiene sus razones en el mundo. Nadie ha buscado en el cielo, lo que puede encontrar en la tierra. La pregunta en Lisboa “donde estaba Dios”, se ha trasformado en Valencia “dónde estaba el Estado”. Y la tierra desvela, en primer lugar, que la cuenca mediterránea es propensa a los incendios forestales en los veranos secos y aguas devastadoras en otoños lluviosos. En el meu poble, canta el poeta, la pluja no sap ploure , o plou poc o plou molt, si plou poc es la sequera, si plou molt es la catástrofe. La gota fría, es, pues, parte del paisaje; la DANA no es un accidente en Valencia, como no es el Mediterráneo ni su clima paradisiaco, ni el permanente azul del cielo; como la niebla en el norte o el huracán en el Oeste; no existe Valencia sin la gota fría, no hay necesidad de acudir a ningún poder maléfico ni benéfico para explicar lo que los geógrafos dicen con mayor propiedad: el agua siempre vuelve a sus cauces con la escritura de propiedad bajo el brazo. Y la ciencia sabe lo que hay que hacer en una Valencia que sin la gota fría sería un círculo cuadrado.

Mi padre, hombre del campo valenciano, avisado conocedor de los vientos y las aguas de su tierra, me hizo comprender en qué consistía la vulnerabilidad de nuestro territorio; me decía que siempre ha existido la gota fría, pero en mi tiempo no existían autopistas que impedían el paso de las aguas, ni se construían casas en barrancos, que impiden lasdesembocaduras” Los científicos han confirmado la sabiduría popular en una formula sencilla: el daño es el resultado de la intensidad del golpe (los litro por metros cuadrados) menos las resistencias. Esta sencilla fórmula D = I – R debería apoderarse de las mentes, de las comunidades, de las instituciones, de las asociaciones, de las escuelas. La intensidad de la lluvia caída en un espacio y tiempo tan corto (en media hora cayó e el noroeste de Valencia la misma agua que todo un año) ha sido determinante para entender la catástrofe. Pero el tamaño del daño depende de las resistencias que se puedan poner al daño, como sucede en cualquier ámbito de la vida. Un resfriado es distinto en un cuerpo frágil o en alguien bien alimentado e inmune a los virus. Los científicos/as han señalado las debilidades que debilitaron las resistencias, y dado que todo lo natural es social y todo lo social es político, detrás de cada fragilidad hay responsabilidades sociales, políticas y penales. No ha sido una catástrofe naturl sino ambiental Nos ha fragilizado la negación del cambio climático, un desarrollo urbanístico irracional, el debilitamiento injusto y territorial, la reducción de los servicios de emergencias, la construcción en los barrancos, el retraso de obras necesarias, el déficit de gobernanza en un estado con distintos niveles, y sobre todo las desigualdades.

Mi amigo y admirado Joan Romero, catedrático emérito de geografía humana tras denunciar las negligencias, las desidías y la ausencia del Estado en sus distintos niveles, ha señalado con acierto las avenida de la razón en esta catástrofe. Ante el déficit de gobernanza, gobiernos fiables y recursos públicos; frente a los fallos del sistema de emergencias, cooperación y colaboración; ante un estado compuesto, la coordinación de todos los niveles de las administraciones –centrales, autonómicas y locales– ante la trasformación y el aumento de los riesgos, la prevención, planificación y formación; ante el desbordamiento de los ríos y de los barrancos, la gestión de las aguas; frente al trauma colectivo, descombrar el alma y el ánimo colectivo.

La catástrofe golpea por igual a creyentes y decreidos Las ciencias, las humanidades y las espiritualidades quedan afectadas por la catástrofe y están llamadas a aportar sus propios dispositivos ¿Es posible que la teología ayude a crear resistencia y a descombrar el alma con palabras sensatas? Sobre el qué, el cómo y el porqué de la catástrofe, la teología no sabe otra cosa que las ciencias. Pero tiene el coraje de creer que la Vida es más fuerte que la muerte y que la bondad vale la pena y que la esperanza es tan frágil como indestructible. La experiencia de un hombre excepcional, bueno y justo, Jesús de Nazaret, se atrevió a confiar en el Abba, Padre, como el corazón de la realidad. El coraje de amar incondicionalmente y la confianza en la realidad y la esperanza en el don último de la vida son las hélices que pueden ayudar a descombrar el ánimo colectivo, y aunque no dispensará de conocer el abismo y todos los infiernos, ayudará a convertir la caída en vuelo, la destrucción en una escalera y la desidia en responsabilidad

En las vísperas del día 1 de noviembre de 2024 . Amparo, una mujer de 85 años, ante la devastación masiva de su pueblo y la muerte de todas sus vecinas con el llanto y la voz entrecortada tras identificar por el número de sus casa a todas sus vecinas muertas –quizá ofreciendo su última localización para su búsqueda–, pronunció el gran símbolo“Gracias a Dios estoy viva”. Amparo sabe que la muerte de sus vecinas no tiene nada que ver con Dios, incluso confía que Dios les haya ayudado a soportar tanto dolor. No pudo librarles de la catástrofe pero les pudo ayudar a soportar la catástrofe y a revelarse contra el mal. El día 3 de noviembre Nerea de 19 años poseída por una fuerza extraordinaria se enfrenta cara a cara con los representante políticos y les arroja su indignación; es la misma fuerza que le llevó a las pocas horas a agradecer a los políticos que escuchaban su grito de impotencia y repetía también ella “gracias a dios estoy viva” Indignación y agradecimiento son las dos caras de la misma moneda.

Una teología seria no puede atribuir a Dios lo que no se puede atribuir a un padre o a una madre, que traen hijos al mundo, aunque saben que van a sufrir en un mundo inmisericorde, pero vale la pena y lo único que pueden hacer es volcarse para que realmente valga la pena haberlos traído al mundo. Dios Padre y Madre vive volcado a sus hijos sin poder asegurar que estarán libre de toda tragedia. Lo único que sabemos de Dios es que consiste en estar amando incondicionalmente, en vivir volcado hacia nosotros, en crear lazos afectivos y en crear comunidad que es inmunidad pues crea el nosotros humano.

“¿Dónde está Dios?” Se preguntaba el teólogo de la liberación Victor Codina, desde el hospital afectado gravemente de COVID. “Está en las víctimas de esta catástrofe, está en los médicos y sanitarios que los atienden, está en los científicos que buscan vacunas antivirus, está en todos los que en estos días colaboran y ayudan para solucionar el problema, está en los que rezan por los demás, en los que difunden esperanza. No estamos ante un enigma, sino ante un misterio, que nos hace confiar en un Dios Padre-Madre creador, que no castiga, que es bueno y misericordioso, que está siempre con nosotros”. Quizás nuestra pandemia nos ayude a encontrar a Dios donde no loesperábamos”. Y Javier Vitoria desde la cama del hospital concluía que “la providencia de Dios son las mujeres y los hombres buenos. Son ‘sus manos largas’”.

Desde la teología cristiana, Dios sólo sabe amar y se volcó en la catástrofe valenciana en los constructores de la cadena humana que con sábanas, salvaron a una mujer del naufragio fueran creyentes o descreídos; se volcó a través del hombre, fuera creyente o descreído, que bajó del segundo piso para brindar su brazo a quien estaba vencido por el agua; se volcó en los hijos que buscaron a sus padres y se alegraron cuando les encontraron, fueran creyentes o descreídos; se volcó habló en las personas que se embarraron para llevar el agua y el pan, fueran creyentes o descreídos; se volcó en las enfermeras y en las medios que curaron las heridas, fueran creyentes o descreídos; se volcó en los soldados que buscaron sin cansancio, se volcó en los responsables que antepusieron el bien común a sus intereses de parte, fueran creyentes o descreídos. Se volcó suscitando riadas de solidaridad, sean creyentes o descreídos. Si alguien atribuye a Dios algo que no sea compatible con su condición de padre, suele decir André Torres Queiruga, el teólogo que mejor ha repensado el problema del mal, estará promoviendo la candidatura de Dios al Tribunal de la Haya.

No ayuda a la cultura de la resistencia utilizar las situaciones de fragilidad y limitaciones humanas para mostrar la necesidad de Dios, ya que a un padre no se le quiere porque somos frágiles sino para ser fuertes. Tampoco ayuda hablar del silencio de Dios en las catástrofes, porque nadie imagina a un padre callar ante la tragedia de sus hijos.

Ximo García Roca

jueves, noviembre 07, 2024

De Francisco, el aborto y la derecha - Gerardo López Laguna

¿Por qué no tiene perfume el óleo bautismal? - Francisco 3 enero 24

Catequesis. Vicios y virtudes. 2. El combate espiritual.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La semana pasada entramos en el tema de los vicios y las virtudes. Este nos llama a la lucha espiritual del cristiano. De hecho, la vida espiritual del cristiano no es pacifica, linear y sin desafíos, al contrario, la vida cristiana exige un continuo combate: el combate cristiano para conservar la fe, para enriquecer los dones de la fe en nosotros. No es casualidad que la primera unción que cada cristiano recibe en el sacramento del bautismo - la unción catecumenal - sea sin perfume y anuncie simbólicamente que la vida es una lucha. De hecho, en la antigüedad, los luchadores se ungían completamente antes de la competición, tanto para tonificar sus músculos, como para hacer sus cuerpos escurridizos a las garras del adversario. La unción de los catecúmenos pone inmediatamente en claro que al cristiano no se salva de la lucha, que un cristiano debe luchar: su existencia, como la de todos los demás, tendrá también que bajar a la arena, porque la vida es una sucesión de pruebas y tentaciones.

Un famoso dicho atribuido a Abba Antonio, el primer gran padre del monacato, dice así: "Quita la tentación y nadie se salvará". Los santos no son hombres que se han librado de la tentación, sino personas bien conscientes de que en la vida aparecen repetidamente las seducciones del mal, que hay que desenmascarar y rechazar. Todos nosotros tenemos experiencia de esto, todos: que te sale un mal pensamiento, que te vienen ganas de hacer esto o de hablar mal del otro... Todos, todos tenemos tentaciones, y tenemos que luchar para no caer en esas tentaciones. Si alguno de ustedes no tiene tentaciones, que lo diga, ¡porque sería algo extraordinario! Todos tenemos tentaciones, y todos tenemos que aprender a comportarnos en esas situaciones.

miércoles, noviembre 06, 2024

Los santos que cita Francisco en Dilexit nos

Amigos de Carlos de Foucauld/Facebook

En su recién publicada encíclica Dilexit Nos (“Nos amó”), el Papa Francisco profundiza la necesidad de adentrarse en la espiritualidad del Corazón de Jesús en la era moderna. A lo largo del documento, cita a diversos santos que han influido en la reflexión teológica sobre esta devoción. Aquí exploramos a algunos de los santos citados.

San Pablo

En el documento se cita a San Pablo, apóstol y quien tuvo una participación decisiva en la expansión de la Iglesia y el cristianismo. En su carta a los Romanos (8,38-39), San Pablo expresa que nada puede separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús.
En Dilexit Nos, el Papa Francisco cita a San Pablo para subrayar esta certeza del amor inquebrantable de Cristo. La encíclica utiliza sus palabras al inicio para recordarnos que “nada puede separarnos” del amor de Cristo y que Él “me amó y se entregó por mí”. “Cuando muchas personas buscaban en diversas propuestas religiosas su salvación, su bienestar o su seguridad, Pablo, tocado por el Espíritu, fue capaz de mirar más allá y de maravillarse por lo más grande y fundamental: ‘Me amó’”, escribe Francisco.
San Ignacio de Loyola
San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, desarrolló una profunda espiritualidad basada en los Ejercicios Espirituales, un camino de discernimiento que invita al creyente a reorganizar su vida desde el afecto, a partir de un “un querer fundamental —con toda la fuerza del corazón— que da potencia y recursos a la tarea de reorganizar la vida”.
El Papa Francisco menciona a San Ignacio en Dilexit Nos al señalar que "las mociones del corazón" son la clave para un "nuevo ordenamiento de la vida". Según el Papa, la enseñanza de San Ignacio invita a vivir una espiritualidad no basada en reglas o teorías, sino en el querer fundamental del corazón, en la búsqueda sincera de Dios.
San Buenaventura

Teólogo franciscano y Doctor de la Iglesia, enseñaba que la fe no se trata sólo de conocimiento, sino de afecto: un fuego que enciende el corazón. Para Buenaventura, según el Papa, “conocer que Cristo ha muerto por nosotros no se queda en conocimiento, sino que necesariamente se convierte en afecto, en amor”.
El Papa Francisco cita esta enseñanza de Buenaventura en Dilexit Nos, recordándonos que la fe que nos mueve hacia el Corazón de Cristo es más que un acto intelectual. La encíclica explica que San Buenaventura “une las dos líneas espirituales en torno al Corazón de Cristo: al mismo tiempo que lo presenta como la fuente de los sacramentos y de la gracia, propone que esta contemplación se convierta en una relación de amigos, en un encuentro personal de amor”.
San John Henry Newman
Figura prominente del catolicismo británico, teólogo brillante e influyente, y uno de los más celebrados conversos al catolicismo de los últimos siglos, es conocido por su lema “Cor ad cor loquitur” (El corazón habla al corazón). Para él, la verdadera comunión con Cristo no se da únicamente a través de la reflexión, sino mediante un diálogo íntimo y orante de corazón a corazón.
En Dilexit Nos, el Papa Francisco recuerda que el Cardenal Newman “encontraba en la Eucaristía el Corazón de Jesucristo vivo, capaz de liberar, de dar sentido a cada momento y de derramar la verdadera paz al ser humano”. El Papa invita a los fieles a entrar en este diálogo profundo, donde el corazón humano se une con el Sagrado Corazón de Jesús en una relación personal y transformadora.
San Juan de la Cruz.

Religioso y poeta místico del renacimiento español, describe el amor de Cristo como un encuentro mutuo y profundo entre el alma y Dios. En su poesía, este místico “entiende la figura del costado herido de Cristo como un llamado a la unión plena con el Señor”, explica Francisco en Dilexit Nos.

También menciona que San Juan de la Cruz quiso expresar que “la experiencia mística el amor inconmensurable de Cristo resucitado no se siente como ajeno a nuestra vida”, sino que nos invita a una unión total. “El Infinito de algún modo se abaja”, escribe el Papa, citando al místico, para encontrarse con nosotros en nuestro sufrimiento y nuestras heridas. “Él es el ciervo vulnerado, herido cuando todavía no nos hemos dejado alcanzar por su amor, que baja a las corrientes de aguas para saciar su propia sed y encuentra consuelo cada vez que nos volvemos a él”.
Santa Margarita María Alacoque

Es conocida por haber sido la destinataria de las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús, que dieron origen a la devoción tal como la conocemos hoy. A través de visiones místicas, fue instruida para promover esta devoción, subrayando el amor misericordioso de Cristo hacia la humanidad.
El Papa Francisco, en Dilexit Nos, presenta a Santa Margarita como una figura clave para entender la misericordia del Corazón de Jesús. “Este intenso reconocimiento del amor de Jesucristo que nos transmitió Santa Margarita María nos ofrece valiosos estímulos para nuestra unión con él”, recordó.
San Claudio de La Colombière.
Fue un ferviente defensor de las visiones de Santa Margarita y jugó un papel crucial en la difusión de la devoción al Sagrado Corazón. Para él, la confianza absoluta en Cristo era el camino hacia la paz interior y la verdadera libertad espiritual.
En Dilexit Nos, el Papa Francisco cita una oración de San Claudio que encapsula esta confianza total: “He determinado vivir de ahora en adelante sin ningún cuidado, descargándome en Ti de todas mis solicitudes”. Según el Pontífice, San Claudio “evidencia que la contemplación del Corazón de Cristo, si es auténtica, no provoca una complacencia en uno mismo o una vanagloria en experiencias o en esfuerzos humanos, sino un indescriptible abandono en Cristo que llena la vida de paz, de seguridad, de decisión”.
Santa Teresita del Niño Jesús.
Conocida como Santa Teresita del Niño Jesús, es una de las santas más queridas por su espiritualidad de la “pequeña vía”, que se basa en la confianza total en el amor misericordioso de Dios.
En Dilexit Nos, el Papa Francisco la cita: “La actitud más adecuada es depositar la confianza del corazón fuera de nosotros mismos: en la infinita misericordia de un Dios que ama sin límites y que lo ha dado todo en la Cruz de Jesucristo”. En este sentido, asegura que ella vivía esta experiencia “con intensidad porque había descubierto en el Corazón de Cristo que Dios es amor”.
San Carlos de Foucauld .
Reconocido por su vida de imitación radical de Cristo en su pobreza y humildad, es otro de los santos mencionados en Dilexit Nos. A través de su estancia en el desierto, San Carlos vivió en constante unión con el Corazón de Jesús, buscando imitar su humildad y simplicidad.
El Papa Francisco lo menciona de la siguiente manera: “Su amistad con Jesús, corazón a corazón, no tenía nada de un devocionalismo intimista. Era la raíz de esa vida despojada de Nazaret con la cual Carlos quería imitar a Cristo y configurarse con él. Aquella tierna devoción al Corazón de Cristo tuvo consecuencias muy concretas en su estilo de vida y su Nazaret se alimentaba de esa relación tan personal con el Corazón de Cristo”.

El Dios vulnerado, el hombre herido en San Juan de la Cruz

Los Chunguitos - Me quedo contigo- ROSALIA

Si me das a elegir 
Entre tú y la riqueza Con esa grandeza Que lleva consigo, ay amor Me quedo contigo 
Si me das a elegir Entre tú y la gloria Pa' que hable la historia de míPor los siglos, ay amor Me quedo contigo 
Me he enamorado Y te quiero y te quiero Sólo deseo Estar a tu lado Soñar con tus ojos Besarte los labios Sentirme en tus brazos Que soy muy feliz
Si me das a elegir Entre tú y ese cielo Donde libre es el vuelo Para ir a otros nidos, ay amor Me quedo contigo 
Si me das a elegir Entre tú y mis ideas Que yo sin ellas Soy un hombre perdido, ay amor Me quedo contigo
Me he enamorado Y te quiero y te quiero Sólo deseo Estar a tu lado Soñar con tus ojos Besarte los labios Sentirme en tus brazos Que soy muy feliz
Sentirme en tus brazos Que soy muy feliz

sábado, noviembre 02, 2024

MEDITACIÓN DE PABLO VI ANTE LA MUERTE

Tempus resolutionis meae instat: Es ya inminente el tiempo de mi partida» (2 Tim 4, 6).

«Certus quod velox est depositio tabernaculi mei: Sabiendo que pronto será removida mi tienda» (2 Pe 1, 14). «Finis venit, venit finis: Es el fin... viene el fin» (Ez 7, 2).

Se impone esta consideración obvia sobre la caducidad de la vida temporal y sobre el acercamiento inevitable y cada vez más próximo de su fin. No es sabia la ceguera ante este destino indefectible. ante la desastrosa ruina que comporta, ante la misteriosa metamorfosis que está para realizarse en mi ser, ante lo que se avecina.

Veo que la consideración predominante se hace sumamente personal: yo, ¿quién soy?. ¿qué queda de mí?, ¿adónde voy?, y por eso sumamente moral: ¿qué debo hacer?, ¿cuáles son mis responsabilidades?: y veo también que respecto a la vida presente es vano tener esperanzas; respecto a ella se tienen deberes y expectativas funcionales y momentáneas; las esperanzas son para el más allá.

Y veo que esta consideración suprema no puede desarrollarse en un monólogo subjetivo, en el acostumbrado drama humano que, al aumentar la luz, hace crecer la oscuridad del destino humano; debe desarrollarse en diálogo con la Realidad divina, de donde vengo y adonde ciertamente voy: conforme a la lámpara que Cristo nos pone en la mano para el gran paso. Creo, Señor.

Llega la hora. Desde hace algún tiempo tengo el presentimiento de ello. Más aún que el agotamiento físico, pronto a ceder en cualquier momento, el drama de mis responsabilidades parece sugerir como solución providencial mi éxodo de este mundo, a fin de que la Providencia pueda manifestarse y llevar a la Iglesia a mejores destinos. Sí, la Providencia tiene muchos modos de intervenir en el juego formidable de las circunstancias. que cercan mi pequeñez; pero el de mi llamada a la otra vida parece obvio, para que me sustituya otro más fuerte y no vinculado a las presentes dificultades. «Servus inutilis sum: Soy un siervo inútil». «Ambulate dum lucem habetis: Caminad mientras tenéis luz» (Jn 12. 55).

Ciertamente, me gustaría, al acabar, encontrarme en la luz. De ordinario el fin de la vida temporal, si no está oscurecido por la enfermedad, tiene una peculiar claridad oscura: la de los recuerdos tan bellos, tan atrayentes, tan nostálgicos y tan claros ahora ya para denunciar su pasado irrecuperable y para burlarse de su llamada desesperada. Allí está la luz que descubre la desilusión de una vida fundada sobre bienes efímeros y sobre esperanzas falaces. Allí está la luz de los oscuros y ahora ya ineficaces remordimientos. Allí está la luz de la sabiduría que por fin vislumbra la vanidad de las cosas y el valor de las virtudes que debían caracterizar el curso de la vida: «vanitas vanitatum: vanidad de vanidades». En cuanto a mí, querría tener finalmente una noción compendiosa y sabia del mundo y de la vida: pienso que esta noción debería expresarse en reconocimiento: todo era don, todo era gracia: y qué hermoso era el panorama a través del cual ha pasado; demasiado bello, tanto que nos hemos dejado atraer y encantar. mientras debía aparecer como signo e invitación. Pero, de todos modos, parece que la despedida deba expresarse en un acto grande y sencillo de reconocimiento, más aún de gratitud: esta vida mortal es, a pesar de sus vicisitudes y sus oscuros misterios, sus sufrimientos, su fatal caducidad, un hecho bellísimo, un prodigio siempre original y conmovedor, un acontecimiento digno de ser cantado con gozo y con gloria: ¡la vida, la vida del hombre! Ni menos digno de exaltación y de estupor feliz es el cuadro que circunda la vida del hombre: este mundo inmenso, misterioso, magnífico, este universo de tantas fuerzas, de tantas leyes, de tantas bellezas, de tantas profundidades. Es un panorama encantador. Parece prodigalidad sin medida. Asalta, en esta mirada como retrospectiva, el dolor de no haber admirado bastante este cuadro, de no haber observado cuanto merecían las maravillas de la naturaleza, las riquezas sorprendentes del macrocosmos y del microcosmos.

¿Por qué no he estudiado bastante, explorado, admirado la morada en la que se desarrolla la vida? ¡Qué distracción imperdonable, qué superficialidad reprobable! Sin embargo, al menos in extremis, se debe reconocer que ese mundo «qui per Ipsum factus est: que fue hecho por medio de El», es estupendo. Te saludo y te celebro en el último instante, sí, con inmensa admiración; y, como decía, con gratitud: todo es don: detrás de la vida. detrás de la naturaleza, del universo, está la Sabiduría; y después, lo diré en esta despedida luminosa (Tú nos lo has revelado, Cristo Señor) ¡está el Amor! ¡La escena del mundo es un diseño. todavía hoy incomprensible en su mayor parte, de un Dios Creador, que se llama nuestro Padre que está en los cielos! ¡Gracias, oh Dios, gracias y gloria a ti, oh Padre! En esta última mirada me doy cuenta de que esta escena fascinante y misteriosa es un reverbero: es un reflejo de la primera y única Luz; es una revelación natural de extraordinaria riqueza y belleza. que debía ser una iniciación, un preludio, un anticipo, una invitación a la visión del Sol invisible, «quem nemo vidit unquam: a quien nadie vio jamás» (cf. Jn 1, 18): «Unigenitus Filius, qui est in sinu Patris, Ipse enarravit: el Hijo unigénito que está en el seno del Padre, ése le ha dado a conocer». Así sea, así sea.

Pero ahora, en este ocaso revelador, otro pensamiento, más allá de la última luz vespertina, presagio de la aurora eterna, ocupa mi espíritu: y es el ansia de aprovechar la hora undécima, la prisa de hacer algo importante antes de que sea demasiado tarde. ¿Cómo reparar las acciones mal hechas, cómo recuperar el tiempo perdido, cómo aferrar en esta última posibilidad de opción «el unum necesarium: la única cosa necesaria»?

A la gratitud sucede el arrepentimiento. Al grito de gloria hacia Dios Creador y Padre sucede el grito que invoca misericordia y perdón. Que al menos sepa yo hacer esto: invocar tu bondad y confesar con mi culpa tu infinita capacidad de salvar. «Kyrie eleison; Christe eleison; Kyrie eleison: Señor, ten piedad; Cristo, ten piedad; Señor, ten piedad».

Aquí aflora a la memoria la pobre historia de mi vida, entretejida, por un lado con la urdimbre de singulares e inmerecidos beneficios, provenientes de una bondad inefable (es la que espero podré ver un día y «cantar eternamente»); y, por otro, cruzada por una trama de míseras acciones, que sería preferible no recordar, son tan defectuosas, imperfectas, equivocadas, tontas, ridículas. «Tu scis insipientiam meam: Dios mío, tú conoces mi ignorancia» (Sal 68, 6). Pobre vida débil, enclenque, mezquina, tan necesitada de paciencia, de reparación, de infinita misericordia. Siempre me parece suprema la síntesis de San Agustín: miseria y misericordia. Miseria mía, misericordia de Dios. Que al menos pueda honrar a Quien Tú eres, el Dios de infinita bondad, invocando, aceptando, celebrando tu dulcísima misericordia.

Y luego, finalmente, un acto de buena voluntad: no mirar más hacia atrás, sino cumplir con gusto, sencillamente, humildemente, con fortaleza, como voluntad tuya, el deber que deriva de las circunstancias en que me encuentro.

Hacer pronto. Hacer todo. Hacer bien. Hacer gozosamente: lo que ahora Tú quieres de mí, aun cuando supere inmensamente mis fuerzas y me exija la vida. Finalmente, en esta última hora.

Inclino la cabeza y levanto el espíritu. Me humillo a mí mismo y te exalto a ti, Dios, «cuya naturaleza es bondad» (San León). Deja que en esta última vigilia te rinda homenaje, Dios vivo y verdadero, que mañana serás mi juez, y que te dé la alabanza que más deseas, el nombre que prefieres: eres Padre.

Después yo pienso aquí ante la muerte, maestra de la filosofía de la vida, que el acontecimiento más grande entre todos para mí fue, como lo es para cuantos tienen igual suerte, el encuentro con Cristo, la Vida. Ahora habría que volver a meditar todo con la claridad reveladora que la lámpara de la muerte da a este encuentro. «Nihil enim nobis nasci profuit, nisi redimi profuisset: En efecto, de nada nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados». Este es el descubrimiento del pregón pascual, y este es el criterio de valoración de cada cosa que mira a la existencia humana y a su verdadero y único destino, que sólo se determina en relación a Cristo: «O mira circa nos tuae pietatis dignatio: ¡Oh piedad maravillosa de tu amor para con nosotros!». Maravilla de las maravillas, el misterio de nuestra vida en Cristo. Aquí la fe, la esperanza, el amor cantan el nacimiento y celebran las exequias del hombre. Yo creo, yo espero, yo amo, en tu nombre, Señor.

Y después, todavía me pregunto: ¿por qué me has llamado, por qué me has elegido?, ¿tan inepto, tan reacio, tan pobre de mente y de corazón? Lo sé: «quae stulta sunt mundi elegit Deus... ut non glorietur omnis caro in conspectu eius: Eligió Dios la necedad del mundo... para que nadie pueda gloriarse ante Dios» (1 Cor 1, 27-28). Mi elección indica dos cosas: mi pequeñez; tu libertad misericordiosa y potente, que no se ha detenido ni ante mis infidelidades, mi miseria, mi capacidad de traicionarte: «Deus meus, Deus meus, audebo dicere... in quodam aestasis tripudio de Te praesumendo dicam: nisi quia Deus es, iniustus esses, quia peccavimus graviter... et Tu placatus es. Nos Te provocamus ad iram, Tu autem conducis nos ad misericordiam: Dios mío, Dios mío, me atreveré a decir en un regocijo extático de Ti con presunción: si no fueses Dios, serías injusto, porque hemos pecado gravemente... y Tú Te has aplacado. Nosotros Te provocamos a la ira, y Tú en cambio nos conduces a la misericordia» (PL 40, 1150).

Y heme aquí a tu servicio, heme aquí en tu amor. Heme aquí en un estado de sublimación que no me permite volver a caer en mi sicología instintiva de pobre hombre, sino para recordarme la realidad de mi ser, y para reaccionar en la más ilimitada confianza con la respuesta que debo: «Amen; fiat; Tu scis quia amo Te: Así sea, así sea. Tú sabes que te amo». Sobreviene un estado de tensión y fija mi voluntad de servicio por amor en un acto permanente de absoluta fidelidad: «in finem dilexit: amó hasta el fin». «Ne permitas me separari a Te: No permitas que me separe de Ti». El ocaso de la vida presente, que había soñado reposado y sereno, debe ser, en cambio, un esfuerzo creciente de vela, de dedicación, de espera. Es difícil; pero la muerte sella así la meta de la peregrinación terrena y ayuda para el gran encuentro con Cristo en la vida eterna. Recojo las últimas fuerzas y no me aparto del don total cumplido, pensando en tu «consumatum est: todo está acabado».

Recuerdo el anuncio que el Señor hizo a Pedro sobre la muerte del Apóstol: «amen, amen dico tibi... cum... senueris, extendes manus tuas, et alius te cinget, et ducet quo tu non vis. Hoc autem (Jesus) dixit significans qua morte (Petrus) clarificaturus esset Deum. Et, cum hoc dixisset, dicit ei: sequere me: En verdad, en verdad te digo:... cuando envejezcas, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras. Esto lo dijo indicando con qué muerte había de glorificar a Dios. Después añadió: Sígueme» (Jn 21, 18-19).

Te sigo; y advierto que yo no puedo salir ocultamente de la escena de este mundo; tantos hilos me unen a la familia humana, tantos a la comunidad que es la Iglesia. Estos hilos se romperán por sí mismos; pero yo no puedo olvidar que exigen de mí un deber supremo. «Discessus pius: muerte piadosa». Tendré ante el espíritu la memoria de cómo Jesús se despidió de la escena temporal de este mundo. Recordaré cómo El hizo previsión continua y anuncio frecuente de su pasión, cómo midió el tiempo en espera de «su hora», cómo la conciencia de los destinos escatológicos llenó su espíritu y su enseñanza y cómo habló a los discípulos en los discursos de la última Cena sobre su muerte inminente; y finalmente cómo quiso que su muerte fuese perennemente conmemorada mediante la institución del sacrificio eucarístico: «mortem Domini annuntiabitis donec veniat: Anunciaréis la muerte del Señor hasta que El venga».

Un aspecto principal sobre todos los otros: «tradidit semetipsum: se entregó a sí mismo por mí»; su muerte fue sacrificio; murió por los otros, murió por nosotros. La soledad de la muerte estuvo llena de nuestra presencia, estuvo penetrada de amor: «dilexit Ecclesiam: amó a la Iglesia» (recordar «le mystére de Jésus» de Pascal). Su muerte fue revelación de su amor por los suyos: «in finem dilexit: amó hasta el fin». Y al término de la vida temporal dio ejemplo impresionante del amor humilde e ilimitado (cf. el lavatorio de los pies) y de su amor hizo término de comparación y precepto final. Su muerte fue testamento de amor. Es preciso recordarlo.

Por tanto ruego al Señor que me dé la gracia de hacer de mi muerte próxima don de amor para la Iglesia. Puedo decir que siempre la he amado; fue su amor quien me sacó de mi mezquino y selvático egoísmo y me encaminó a su servicio; y para ella, no para otra cosa, me parece haber vivido. Pero quisiera que la Iglesia lo supiese; y que yo tuviese la fuerza de decírselo, como una confidencia del corazón que sólo en el último momento de la vida se tiene el coraje de hacer. Quisiera finalmente abarcarla toda en su historia, en su designio divino, en su destino final, en su compleja, total y unitaria composición, en su consistencia humana e imperfecta, en sus desdichas y sufrimientos, en las debilidades y en las miserias de tantos hijos suyos, en sus aspectos menos simpáticos y en su esfuerzo perenne de fidelidad, de amor, de perfección y de caridad. Cuerpo místico de Cristo. Querría abrazarla, saludarla, amarla, en cada uno de los seres que la componen, en cada obispo y sacerdote que la asiste y la guía, en cada alma que la vive y la ilustra; bendecirla. También porque no la dejo, no salgo de ella, sino que me uno y me confundo más y mejor con ella: la muerte es un progreso en la comunión de los Santos.

Ahora hay que recordar la oración final de Jesús (Jn 17). El Padre y los míos; éstos son todos uno; en la confrontación con el mal que hay en la tierra y en la posibilidad de su salvación; en la conciencia suprema que era mi misión llamarlos, revelarles la verdad, hacerlos hijos de Dios y hermanos entre sí; amarlos con el Amor que hay en Dios y que de Dios, mediante Cristo, ha venido a la humanidad y por el ministerio de la Iglesia, a mí confiado, se comunica a ella.

Hombres, comprendedme; a todos os amo en la efusión del Espíritu Santo, del que yo, ministro, debía haceros partícipes. Así os miro, así os saludo, así os bendigo. A todos. Y a vosotros, más cercanos a mí, más cordialmente. La paz sea con vosotros. Y, ¿qué diré a la Iglesia a la que debo todo y que fue mía? Las bendiciones de Dios vengan sobre ti; ten conciencia de tu naturaleza y de tu misión; ten sentido de las necesidades verdaderas y profundas de la humanidad; y camina pobre, es decir, libre, fuerte y amorosa hacia Cristo.

Amén. El Señor viene. Amén.

* L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, año XI - N. 32, 12 de agosto, 1979, págs 1 y 12. Según don Pasquale Macchi, su secretario particular, el Papa escribió estas páginas en Castelgandolfo, «quizás después de la redacción del testamento, al concluir un retiro espiritual» (cf. ib. pág 12).



El 13 de noviembre de 1964, el papa Pablo VI, rompiendo con la tradición, donó su triple tiara de oro, plata y joyas a los pobres en una ceremonia en la basílica de San Pedro, convirtiéndolo en el último Papa en llevar la corona ceremonial.

Después de una misa a la que asistieron 2.000 obispos, el Papa se levantó de su silla y colocó solemnemente su tiara sobre el altar.

En las noticias de la época se dijo que el papa Pablo VI se sintió impulsado a hacer el gesto debido a las discusiones sobre la pobreza mundial durante las reuniones del Concilio Ecuménico Vaticano II.

viernes, noviembre 01, 2024

Domingo Martín, el Concilio y el Seminario de Salamanca - Entrevista a Carmina Romo


Homilia

(creemos falta un momento inicial, si alguien recuerda esperamos nos informe)
Nuestro corazón, nuestro rostro, nuestros sentimientos, los tienen tatuados, nos tienen a nosotros tatuados en su corazón de Dios, en sus brazos, los brazos de Jesús clavados en la cruz. 

El Papa Francisco nos dice que cuando estemos en baja forma, porque nos visita muchas veces la tribulación, que nos pongamos delante de un crucifijo y simplemente dejarnos mirar. Como decía Santa Teresa, si no tenemos fuerza para mirarle, déjate mirar, porque Él te está mirando siempre. 

Igual que muchos de vosotros sois padres que, a los niños recién nacidos, tan débiles, pues no les dejas de tener a la vista, ni de noche ni de día. Hay padres que dicen, mira yo, el amor mayor que tenía antes de casarme era a las sábanas en la cama, y ahora desde que ha nacido esta criatura estoy con un ojo abierto y el otro cerrado. Me ha cambiado el corazón. Dios también a nosotros nos ha cambiado el corazón. 

Os invito a leer la encíclica que acaba de salir del Papa Francisco, hablando del corazón, de lo que significa el corazón. En este día, mi corazón se ha llenado de trocitos de vuestro corazón, por eso ahora lo tengo que casi no me cabe, un poquito de cada uno, un poquito de cada uno, y no solamente de vosotros, sino de la Iglesia entera, especialmente de la Iglesia de Salamanca, que me ha acogido como madre, que me ha perdonado, igual que a vosotros. 

Este Evangelio que acabamos de escuchar nos ilumina a todos. A mí me quedó muy grabado, porque don Carlos López, cuando se despidió de Salamanca, también se leyó este Evangelio que termina diciendo ¿qué hemos hecho? Hemos hecho, dice, aquí, es lo que nos has mandado, pero ¿qué somos? Siervos inútiles. Hemos hecho lo que teníamos que hacer, y creo que don Carlos dijo, "y no hemos hecho todo lo que teníamos que hacer". Yo también lo quiero repetir. 

Hemos recordado hoy muchos gestos, muchas situaciones, pero no podemos presumir de nada, porque es Dios el que actúa en nosotros, el querer y el hacer. Y nuestra actitud debe ser esta. Siervos inútiles somos, unos diréis: Hemos hecho lo que teníamos que hacer. Yo me he alegrado mucho cuando habéis contado vuestro matrimonio, vuestros hijos, vuestros milagros, más o menos, que habéis ido haciendo en los surcos donde habéis sembrado la semilla. 

Me he alegrado de que hayáis hecho posible que esta Iglesia de Salamanca, pues, reviva y empiece, como nos pide continuamente la Iglesia y el Papa, a renovarnos, a ponernos en la actitud solidaria y en la actitud sinodal. Que todos nos escuchemos, todos somos necesarios, pero no somos imprescindibles. Que el Señor nos dé la fidelidad necesaria y la acción de gracias por tanto dones recibos.

Aquí mi perspectiva de aquella experiencia https://antigonahoy.blogspot.com/2018/09/pobreza-en-palacio.html

El siguiente programa de radio incluye este video
Entrevista a Carmina Romo desde 9,50 a 25,00
y el audio de la homilía

domingo, octubre 20, 2024

Purificar la imagen de Dios

Martin Gelabert

https://nihilobstat.dominicos.org

Cuando hablamos de Dios siempre utilizamos imágenes humanas que solo muy lejana e imperfectamente podemos considerarlas un reflejo de Dios. San Agustín decía: si comprendemos lo que de él decimos, no estamos hablando de Dios. Y Tomás de Aquino llegó a decir que de Dios solo sabemos lo que no es, pero ignoramos absolutamente lo que es, de modo que lo más perfecto de nuestro conocimiento de Dios en esta vida es conocerle como a un desconocido. Cuando afirmamos algo de Dios siempre nos quedamos cortos, muy cortos, incluso por ejemplo cuando decimos algo tan fundamental como que Dios es Padre: “si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!” (Mt 7,11). Cualquier comparación de Dios con una realidad de este mundo, incluso las mas sanas y buenas, es la comparación con algo deficiente y, por eso, con Dios siempre se realiza el “¡cuánto más!”.

Así se comprende que una mejor comprensión de las realidades mundanas facilite una mejor comprensión de las realidades divinas. En contra de la opinión de San Agustín, que pensaba que no importaba nada a la verdad de la fe la opinión que cada uno pueda tener sobre las criaturas, con tal de que se piense correctamente sobre Dios, Santo Tomás considera que el error sobre las criaturas redunda en una opinión falsa sobre Dios y aparta a las mentes humanas de Dios. O sea, para volver al ejemplo puesto en el párrafo anterior: una mejor comprensión de la paternidad humana ayuda a comprender mejor la paternidad divina; y una mala comprensión de la paternidad humana puede llevar a comprender mal la divina.

A lo largo de la historia de la teología una serie de “encuentros”, que nos han permitido afinar mejor nuestra comprensión de la realidad, han provocado a la reflexión creyente para purificar su imagen de Dios y presentarla de forma más significativa ante los desafíos que la cultura planteaba. Así, por ejemplo, el encuentro con los pobres ha ayudado a la teología a descubrir nuevas dimensiones de la caridad cristiana que sin este encuentro nunca hubiéramos descubierto; por su parte, la experiencia del sufrimiento ha llevado a la teología a encontrar una solidaridad doliente en el seno de la inefable Trinidad, que se corresponde, a su nivel, al sufrimiento de la persona humana, hasta el punto de que Juan Pablo II se atrevió a afirmar que en el seno de la Trinidad habría un dolor inconcebible e indecible que vendría a ser la reacción misericordiosa de Dios a la vista de los pecados de los humanos.

Finalmente, las modernas aportaciones de la ciencia deberían estimular nuestra reflexión sobre el Dios Creador, del mismo modo que las aportaciones científicas de su tiempo condujeron a Tomás de Aquino a mostrar que la ciencia que él consideraba más acertada podía ser coherente con la fe o, al menos, no era necesariamente incompatible con ella. Pues la fe y la razón, la naturaleza y la revelación no pueden ser contradictorias, porque tienen su origen en el mismo Dios.

domingo, octubre 13, 2024

1000 Músicos Israelíes se unen para reclamar el retorno de los secuestrados en Gaza

Son 1000 músicos de todo Israel junto con los familiares de los rehenes, por el retorno de ellos.
Con la canción  HA BAITA ! (Para Casa, ou De vuela Para Casa).                         

viernes, octubre 11, 2024

ME ARREPIENTO


Me arrepiento del tiempo que he perdido
De haber dado un pedazo de mí a esas personas que quise
Porque al final demostraron que eran mis enemigos
Y me arrepiento, de no haberme atrevido
De no haber tenido los cojones para decir lo que pensaba
O sentía cuando me he sentido dolido
Ahora me arrepiento de las cosas que no hice
De todas las palabras que nunca te dije
De no haberme largado a vivir esa vida que quise
Sí, me arrepiento, de no ser yo el que pise
De haber sido ese agua estancada que teme
Y se aferra con miedo fuerte a los pies de ese maldito arrecife
Me arrepiento y solo estaré contento
Cuando pueda pedirle perdón a esa niña
Por ser un imbécil con ella cuando salíamos del colegio
Me arrepiento de no ser como el viento
De haber pensado tanto en mañana, mañana, mañana
Y por pensar así perderme millones de momentos
Me arrepiento de no haberte llamado
Cada vez que he pensando en dejarlo
Y salir a por ti para empezar a hacer todo aquello que a solas hablamos 
Me arrepiento a diario de haberte fallado
Por las noches en las que llorabas por todo lo que hago
Esperando un abrazo y un beso y no estar a tu lado
Me da rabia saber que nunca me he arriesgado
Me he quedado mirando la vida pasar
En vez de aprovechar el presente
Aprendí que el ahora es un regalo
Me arrepiento de todos mis enfados
De la puta ansiedad que pasé
Discutiendo con todos por nada
Pelear por tener la razón me ha matado
Me arrepiento de besos que no di
De personas que no he conocido por estar contigo
Y vivir con la duda de cómo hubiera sido si...
Si hubiera arriesgado, si hubiera saltado
Si otra decisión yo hubiera tomado
Si no hubiese tenido el miedo a perder lo que tengo
En más de una ocasión cuando vi con mis ojos cualquier injusticia
De no haber disfrutado más de mi familia
Me arrepiento de haber sido un esclavo del oro, del sexo y la envidia
De haberte contestado con odio cuando pretendías darme una caricia
Me arrepiento de hacer todo lo que supone que tengo que hacer
En vez de lo que quiero
¿De qué sirven las alas? Si no puedo usarlas
Recibo un disparo si vuelo
Me arrepiento de haberme pasado la vida esperando noticias del cielo
¿De qué sirve rezar?
La vida no me tratará bien solo porque sea bueno
Me arrepiento de todo
Pero sé que es tarde para deshacer ese nudo
Sé bien que he gastado mi tiempo anclado en el pasado soñando con ese futuro
Sé que este sentimiento se queda conmigo
No importa si acierto o si dudo
Porque haga lo que haga o decida
Lo que decida me arrepentiré luego seguro

Que no voy a quedarme mirando
Que la vida está para abrazarla
Que el fracaso me sirva de algo
Que mi sueño no quede en palabras
Que a veces ser feliz es un salto
Que es la mente la que nos estanca
Voy a ser ese que siempre quise
Y dejar de cargar el pasado a mi espalda

Que no pienso esconder lo que siento
Que no hay tiempo para más intentos
Que de nada me sirve el lamento
Que no queda hueco para el sufrimiento
Que lo haré hasta quedar sin aliento
Y sé que hay motivos para estar contento
Que, prometo que voy a luchar pa' sacar el veneno que quema por dentro

Que no voy a quedarme mirando
Que la vida está para abrazarla
Que el fracaso me sirva de algo
Que mi sueño no quede en palabras
Que a veces ser feliz es un salto
Que es la mente la que nos estanca
Voy a ser ese que siempre quise
Y dejar de cargar el pasado a mi espalda

Que no pienso esconder lo que siento
Que no hay tiempo para más intentos
Que de nada me sirve el lamento
Que no queda hueco para el sufrimiento
Que lo haré hasta quedar sin aliento
Y sé que hay motivos para estar contento
Que, prometo que voy a luchar pa' sacar el veneno que quema por dentro

sábado, octubre 05, 2024

FARISEOS RETORCIDOS Y NIÑOS INOCENTES- (XXVII B)


(Mc. 10, 2-16)
En este texto se nos relatan dos maneras de acoger a la persona de Jesús y de responder a su invitación a construir el Reino:
- la de los fariseos que
"quieren echar mano" a Jesús y
- la de los niños que
"se echan en manos" de Jesús.
Los primeros, son gente falsa y retorcida, que solo viven de apariencias buscando tender trampas a Jesús para tener de que acusarle...
Y los segundos, son criaturas inocentes, limpias y auténticas que se echan en manos de Jesús llenos de alegría y confianza...
La excusa que hoy buscan los fariseos para intentar cazar a Jesús es el tema del divorcio planteado en términos legalistas de lo que está prohibido y lo que está permitido.
Jesús aprovecha con libertad para hablar de una vida compartida en la mutua entrega sin imposición, ni sumisión.
Y deja muy claras dos cosas:
- que la ley no sirve para nada si no existe amor y
- que sólo puede existir amor verdadero entre personas libres e iguales.
Y esta respuesta sorprende a todos porque ofrece una visión del matrimonio que va más allá de todo lo establecido por las leyes ( incluida la ley de Moisés que fue establecida por
"la dureza de corazón" de aquel pueblo).
Y lo mismo acurre en el segundo episodio en que los discipulos intentan controlar la actividad de Jesús regañando a los que acercaban a los niños para que Jesús los tocara...
Lo cuál tiene una gran actualidad porque hoy también hay en la Iglesia gente que se cree con derecho a regañar, prohibir y condenar.
Gente que son un obstáculo para que otros se acerquen a Jesús con la confianza de un niño.
Y él nos repite lo mismo:
"dejadlos", "no se lo impidais"
La inocencia de los niños es aquí el contrapunto que pone el evangelio a la mala fe de los retorcidos fariseos...
Con lo cual, se nos está diciendo que la comunidad cristiana no puede ser un grupo dominado por personas rígidas y orgullosas que dominen o se impongan a los demás...
Debe ser, por el contrario, una comunidad de hombres y de mujeres que al estilo de Jesús, y en nivel de igualdad, sepan:
- abrazar,
- bendecir y
- cuidar... a
- los más pequeños,
- los más débiles y
- los más vulnerables.
Manuel Velazquez Martín.




miércoles, octubre 02, 2024

No te rindas (Guillermo Mayer) - No te salves (M. Benedetti)

 Rosa Claramunt (aquí)

«No te rindas» (autor Guillermo Mayer)

No te rindas, aún estás a tiempo
de abrazar la vida y comenzar de nuevo,
aceptar tu sombra, enterrar tus muertos,
liberar el lastre y retomar el vuelo.

No te rindas, que la vida es eso,
continuar el viaje, perseguir tus sueños,
abrir las esclusas, destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas
aunque el frio queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se acalle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tu seno.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido, y porque yo te quiero.
Porque existe el vino, y el amor es cierto,
porque no hay herida que no cure el tiempo.

Abrir las puertas, quitar los cerrojos,
bajar el puente y cruzar el foso,
abandonar las murallas que te protegieron,
volver a la vida y aceptar el reto.

Recuperar la risa, ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo
celebrar la vida, remontar los cielos.

Porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento
porque tenés alas y podés hacerlo,
porque no estás solo y porque yo te quiero.

«No te salves» (autor Mario Benedetti)

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

domingo, septiembre 29, 2024

UN ANARQUISTA LLAMADO VALLE-INCLÁN

Luces de bohemia se publicó en EL Socialista
Araquistain lo censuró

Ramón María del Valle-Inclán se hizo anarquista en su vejez, alejándose del carlismo estético de su juventud. Su radicalismo hoy tal vez le costaría un disgusto. En la escena sexta de Luces de bohemia, publicada en 1920, Max Estrella, poeta ciego y clarividente, se encuentra con un preso anarquista. Con blusa, alpargatas y grilletes, se trata de un obrero catalán que se define a sí mismo como “un paria”. No es un término despectivo, sino el lúcido reconocimiento de su lugar en un orden social donde se “menosprecia el trabajo y la inteligencia” y se rinde culto al dinero.

Max afirma que pronto llegará la hora de los parias de la tierra, pero ese momento sólo será posible, instalando “la guillotina eléctrica en la Puerta del Sol”. El anarquista objeta que “el ideal revolucionario” no se cumplirá con la simple “degollación de los ricos”. Hay que llegar más lejos. Sólo destruyendo la sociedad capitalista podrá surgir “otro concepto de la propiedad y el trabajo”. Algo escéptico, Max se conforma con pequeños logros: “Todos los días, un patrono muerto, algunas veces, dos… Eso consuela”. El preso sabe que le aguarda la muerte: “Cuatro tiros por intento de fuga. […] Por siete pesetas, al cruzar un lugar solitario, me sacarán la vida los que tienen a su cargo la defensa del pueblo. ¡Y a esto llaman justicia los ricos canallas!”. No le atemoriza morir, pero sí que le den tormento, sólo “para divertirse”. “¡Bárbaros! –protesta Max, con el alma temblando de indignación-. […] ¿Dónde está la bomba que destripe el terrón maldito de España?”. Cuando el preso anarquista se despide de Max, anuncia su inminente fin: “Van a matarme… ¿Qué dirá mañana esa Prensa canalla?” “Lo que le manden”, responde Max, con lágrimas de impotencia y rabia.

En la escena undécima, Max –ya en libertad- se cruza con una madre con su hijo muerto entre los brazos. Sólo es un niño con “la sien traspasada por el agujero de una bala”. La policía mantiene el orden público, masacrando inocentes. Antonio Maura, presidente del Consejo de Ministros durante el reinado de Alfonso XIII, promueve el terrorismo de Estado para frenar la cólera de un pueblo maltratado y humillado. La pobre mujer chilla desolada: “¡Negros fusiles, matadme también con vuestros plomos!”. “Esa voz me traspasa”, exclama Max, sobrecogido. Poco después, se escuchan disparos y un sereno anuncia con indiferencia que la policía ha abatido a un preso anarquista, mientras intentaba fugarse. “Ya no puedo gritar –masculla Max-. ¡Me muero de rabia!... Estoy mascando ortigas. La Leyenda Negra, en estos días menguados, es la Historia de España. Nuestra vida es un círculo dantesco. Rabia y vergüenza”.

¿Se atrevería algún autor contemporáneo a escribir algo así? Probablemente, ninguna editorial se prestaría a publicar una obra como Luces de bohemia y si por un milagro viera la luz, su autor acabaría ante los jueces de la Audiencia Nacional, acusado de terrorismo. Jean-Paul Sartre fue una de las últimas plumas dispuestas a desafiar al capitalismo. Su indignación le hizo cometer el error de minimizar los crímenes de la Unión Soviética, pero sería injusto no reconocer su coraje. Criticó con firmeza la guerra de Vietnam y denunció vigorosamente los crímenes del gobierno francés en Argelia, que incluyeron torturas masivas y miles de ejecuciones extrajudiciales. En cambio, Albert Camus, santificado por la posteridad, evitó pronunciarse. Se echan de menos los escritores valientes y comprometidos. El anhelo de ventas y el deseo de no complicarse la vida ha prevalecido sobre la rebeldía y el inconformismo. Una pena.
Rafael Narbona