domingo, marzo 30, 2025

¡Llegaste, amigo! - Arturo Luque en el recuerdo

Arturo Luque y Antonio Arribas

Antonio Arribas Lastra/Facebook 

 ¡Llegaste, amigo! Ayer, tras tanta lucha... Dios te acogió en sus brazos de Padre misericordioso. Y, aunque sentimos tu pérdida, porque aquí nos faltará la luz de tu sonrisa y el optimismo cristiano, con el que veías la huella de Dios en todo lo creado, seguiremos unidos... ahora tú intercediendo por nosotros ante Dios, y nosotros por tu eterno descanso.

San Josemaría decía que había que saltarse el purgatorio «a la torera». Yo creo que tu enfermedad ha sido aquí, en la tierra, a la vez esta preparación para gozar plenamente de Dios, sin tanto límite y condición... y un cielo en que muchos han podido encontrarse con Dios... los de lejos y los de cerca.

Pido al Señor que les de mucha fuerza a tu mujer e hijos... a tus hermanos, a tu entera familia.

Dios me hizo el regalo de conocerte y de hacerme tu amigo... y que la misión compartida en los medios diocesanos fuese, en parte, la culpable de tantos momentos de trabajos, retos, alegrías y conversaciones tan gratas en las que siempre pensé que tu aprecio me devolvía algo perdido... como el Padre de Lc15 al hijo perdido y al desubicado.

¡Gracias por todo, Arturo! ¡Hasta el Cielo!

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Arturo, el buscador

Quisiera, así a vuela teclado, añadir muy poco a estas hermosas palabras de tu amigo Antonio 

Para mí eras un buscador. Literalmente.  Pocos días antes de tu último ingreso te pedí una versión informática del Testamento espiritual de Pablo VI. Salían, en mi búsqueda impaciente, versiones diferentes que me tenían perplejo; a los pocos días me enviabas el manuscrito y su traducción. Me enviabas la mejor versión. Muy interesante (Aquí)

A veces eras tú quien me preguntabas sobre alguna persona de Iglesia o teología. Recuerdo que te gustó mi entrevista a Margarita Saldaña, leíste Rutina habitada y la entrevistaste, supongo que en una actividad suya en Cantabria. 

También hablamos con indignación de la gestión política de la pandemia. Me entrevistaste sobre Fratelli Tutti y hasta adecentaste un poco mi imagen para TV. 

Ante tu trasplante, con mucho gusto te pase un mensaje "Ahora más que nunca" (Rovirosa), que antes nos había ayudado a vivir el cáncer a nuestra amiga Marta Sanz y a mí mismo. 

Confío en que ese mensaje nos siga ayudando desde el misterioso "Ahora más que nunca" que tú vives y el no menos misterioso que vivimos tu esposa, tus hijos, tus hermanos y todos nosotros 

                               Eugenio Rodriguez

miércoles, marzo 26, 2025

Manuela Contreras, medalla al mérito profesional por el colegio de enfermería de Cantabria

Noticia completa en:
https://encuentroysolidaridad.net/manuela-contreras-medalla-al-merito-profesional-colegio-enfermeria-de-cantabria/

sábado, marzo 22, 2025

Más de 500 millones de niños viven peor que las mascotas europeas ¿MASCOTARQUÍA?



 

Nuevos vídeos sobre vacaciones y actividades "extra" para mascotas, para muchos realmente escandalosos, me hacen retomar este asunto. Me parece razonable preguntarnos si caminamos hacia una MASCOTARQUÍA. Creo que no, creo que caminamos a una mejor democracia. Algunos fenómenos de la política internacional son preocupantes pero lo mismo acaban haciéndonos ver que la democracia es más necesaria que nunca. No olvidemos el furor democrático y pacifista tras la Segunda Guerra Mundial. A veces solo aprendemos a base de tragedias.

Sin embargo esto ocurre a la vez  que muchas mascotas gozan de formas de vida mejores que -por lo menos- 500 millones de niños. Seguramente más. Cuentan médicos de todo el mundo la cantidad de cuestiones sanitarias de las que se carece en países pobres y sin embargo están al alcance de las mascotas europeas. Es más, las clínicas veterinarias no tienen listas de espera. Una conocida humorista española contaba con una mezcla de humor (y no sé si arrepentimiento) las operaciones y precio que les habían hecho a sus gallinas. Mejores formas de vida que más de 4.000 millones (o más) de personas que las pasan canutas para llegar a fin de mes.

Durante años se decía y se dice a los niños que no se puede dejar comida o quejarse cuando hay niños muriendo de hambre. No conozco a nadie que haya dicho que eso esté mal. No creo que los mascotistas odien a los hambrientos, simplemente "no saben lo que hacen".

La idea equivocada de libertad y mantener las buenas formas hace que casi nadie diga, ni personalmente ni en público, a los mascotistas este error en el que viven inmersos. Quizá simplemente no les quieran.

Supongo que con las mascotas va a pasar como con el tabaco. Se le irán poniendo límites. Los mascotistas protestan de los límites existentes. No pueden usar libremente cualquier playa, a veces tampoco los paseos marítimos. No pueden entrar normalmente en hospitales, escuelas, supermercados. En algunos casos ganan terreno, como los aeropuertos o alguna Casa del libro, pero en general seguimos manteniendo que no pueden ser iguales a las personas. 

Creo que eso se irá ampliando pero la falsa libertad les permitirá dar batalla. Según algunos nada frenará más el mascotismo que el propio derecho de los animales y por ejemplo los grandes enemigos de los acuarios son los animalistas, mientras los sindicatos no dicen mucho aunque hasta ha habido cuidadores muertos.

El lugar que ocupan las mascotas en esta sociedad es una verdadera tragedia. Como con otros problemas sanitarios o educativos es necesaria una reflexión política desde la solidaridad.

Amaral - Revolución


Somos demasiadosY no podrán pasarPor encima de los años Que tuvimos que callar Por los libros prohibidos y las entradas secretas
Hoy todos los que un día se atrevieron a gritar Que la tierra era redondaY que había algo másQue dragones y abismosDonde acababan los mapas
Por las noches de vacíoCuando te ibas a dormirEsperando que la suerte volviera a sonreir Con los ojos abiertos esperando un milagro 
Siento que llegó nuestra horaEsta es nuestra revoluciónSomos demasiadosY no podrán pasar por encima de la vida Que queremos heredar Donde no tenga miedo a decir lo que pienso
Por todas las canciones Que empiezan a nacerPara no ser escuchadas y al fin lo van a ser Cantadas con rabia Por los que siempre callaron
Siento que llegó nuestra horaEsta es nuestra revoluciónSomosUna luz cegadora Fuerte más brillante que el sol
RevoluciónEste es el dia de la revolución
Por todas las canciones Que empiezan a nacerPara no ser escuchadas y al fin lo van a ser Cantadas con rabia Por los que siempre callaron
Siento que llegó nuestra horaEsta es nuestra revoluciónPor que siento que esteEs el momento De olvidar lo que nos separó Y pensar en lo que nos une
Revolución, este es el día de la revoluciónEsta es nuestra revoluciónRevolución, revolución Esta es nuestra revoluciónRevolución

jueves, marzo 20, 2025

Muerte voluntaria, buen morir y calidad de vida en Tomás Moro

Marcos G. Breuer

Por lo que sé, Tomás Moro (1478-1535) no emplea el término «eutanasia» en su Utopía (1516). El primer escritor que reintroduce esa voz, tras el largo paréntesis de la Edad Media, es Francis Bacon en su El avance del saber (1605). Sin embargo, Moro ofrece algunas reflexiones muy interesantes (¡y muy actuales!) sobre el buen morir y la muerte voluntaria.

Partamos del hecho de que la Utopía condena vehementemente el abuso que en el siglo XIV se hacía de la pena de muerte. Para Moro, la vida humana es un bien sumamente precioso. Por lo tanto, los delitos comunes, como el robo, no pueden pagarse con la muerte; esto es algo excesivo. Ello no significa que haya que dejar impune a los malhechores, pero sí castigarlos con una pena acorde a la falta. Para Moro, la pena capital debe restringirse a poquísimos casos.

Por otro lado, Moro condena toda guerra que no sea legítima, y legítima puede ser, para él, sólo la guerra de defensa. Todas las demás guerras, las nacidas de las ambiciones políticas, militares o económicas de los monarcas y sus ministros, sólo merecen nuestro repudio. No hay mayor muestra de desprecio a la vida humana que la guerra carente de justificación ética.

Señalo estos dos aspectos para que no se piense que Moro fomenta una suerte de «cultura de la muerte» al defender lo que hoy llamaríamos «la práctica de la eutanasia voluntaria y el suicidio médicamente asistido». Por el contrario, para Moro debemos organizar la sociedad y el Estado de tal modo que todos los ciudadanos podamos llevar una vida digna y agradable, libre de aquellos sufrimientos que podemos evitar y que nacen de la miseria, la inseguridad, la intolerancia y la ambición desmedida. De hecho, Utopía es una isla imaginaria en la que sus habitantes participan por igual del bienestar material que todos ayudan a producir, en la que todos forman parte de una red de asistencia social y contención, en la que todos se respetan mutuamente en lo que hace a sus creencias religiosas y estilos de vida, etc.

Utopía no es, por cierto, una sociedad perfecta, pero sí una sociedad en la que se han erradicado las causas de muchos males que afligen a nuestro mundo.

La creencia de que el enfermo terminal no puede disponer de su vida, ya que la existencia humana sería «sagrada» y, por ende, «intocable», es uno de esos aspectos que ocasionan mucha infelicidad innecesaria en el mundo.

En la isla de Utopía, todo paciente recibe, por igual, el mejor tratamiento médico que pueda ofrecérsele. Si el paciente sufre una enfermedad incurable, ha de tener acceso a los cuidados paliativos, al mayor bienestar posible para sus últimos días y, sobre todo, al alivio del dolor, en cuanto sea posible. Ahora bien, si un enfermo en tales condiciones no desea seguir viviendo más, tras haber recibido la autorización de las autoridades eclesiásticas y civiles, ha de poder acelerar la llegada de su muerte. Escribe Moro:

«Tratan [en Utopía] a los enfermos con grandes cuidados, sin omitir medicinas ni alimentos capaces de devolverles la salud. Acompañan a los incurables, les dan conversación y les proporcionan, en una palabra, cuanto sea susceptible de aliviar su mal. Si se trata de una enfermedad sin remedio y de continuo dolor, los sacerdotes y magistrados hacen ver al paciente que, pues ya es inútil para los trabajos de la vida, molesto para los demás y una carga para sí mismo, no quiera alimentar por más tiempo su propia peste y corrupción; que siendo su vida un tormento no vacile en morir, antes tenga esperanza de librarse de una vida semejante, como de un potro o tormento, dándose la muerte o consintiendo que otro se la dé; persuádenle a que así obrará sabiamente, a que la muerte será no un mal, sino el término de sus suplicios, y a que siendo éste el consejo de los sacerdotes, intérpretes de la voluntad divina, obrará de manera santa y piadosa.»

Es interesante notar como Moro, tras defender la muerte voluntaria, condena claramente la eutanasia forzada: si alguien, a pesar de su estado terminal y del consejo de las autoridades, no quiere morir, entonces hemos de respetar su voluntad y continuar acompañándolo. Así como no se le puede impedir a un paciente terminal que ponga fin a su vida, si eso es lo que realmente desea, del mismo modo no se le puede obligar a un enfermo a optar por la eutanasia, si no es tal lo que quiere.

«A ninguno, empero, eliminan contra su voluntad, ni dejan de prodigarle sus cuidados, persuadidos a que de este modo obran honradamente.»

En mi opinión, hay otro aspecto que hace a Tomás Moro increíblemente moderno: su énfasis en que el valor la vida humana depende en gran medida de la calidad que esta tenga. La vida merece ser vivida mientras se viva con calidad. Si se vive mal, especialmente a causa de una enfermedad incurable y penosa, de la senectud, etc., entonces la vida pierde su valor. Obviamente, es el individuo quien debe decidir si quiere seguir viviendo o no en tales condiciones. Pero el caso es que la vida humana no tiene valor independientemente de cómo se vive. Y este pensamiento no lo expresa el ideólogo de un régimen racista y eugenésico, sino un escritor renacentista que se declara contra el abuso de la pena de muerte, las guerras, la explotación económica y la intolerancia religiosa.

martes, marzo 18, 2025

¿Dónde jugarán los niños? - Maná


Cuenta el abuelo que
De niño él jugó
Entre árboles y risas
Y alcatraces de color
Recuerda un río
Transparente y sin olor
Donde abundaban peces
No sufrían ni un dolor
Cuenta el abuelo
De un cielo muy azul
En donde voló papalotes
Que él mismo construyó
El tiempo pasó y
Nuestro viejo ya murió
Y hoy me pregunté
Después de tanta destrucción
¿Dónde diablos jugarán los pobres niños?
¡Ay, ay, ay!
¿En dónde jugarán?
Se está pudriendo el mundo
Ya no hay lugar
No hay lugar
La tierra está a punto
De partirse en dos
El cielo ya se ha roto
Ya se ha roto el llanto gris
La mar vomita ríos de aceite sin cesar
Y hoy me pregunté
Después de tanta destrucción
¿Dónde diablos jugarán los pobres niños?
¡Ay, ay, ay!
¿En dónde jugarán?
Se está pudriendo el mundo
Ya no hay lugar
No hay lugar
¿Dónde diablos jugarán los pobres nenes?
¡Ay, ay, ay!
¿En dónde jugarán?
Se está partiendo el mundo
Ya no hay lugar

Maná

VALGO - Nadine Stair

De tanto perder aprendí a ganar; 
de tanto llorar se me dibujó l
a sonrisa que tengo. 
Conozco tanto el piso 
que sólo miro el cielo. 
Toqué tantas veces fondo que, 
cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré. 
Me asombro tanto 
como es el ser humano, 
que aprendí a ser yo mismo. 
Tuve que sentir la soledad 
para aprender a estar conmigo mismo 
y saber que soy buena compañía. 
Intenté ayudar tantas veces a los demás, 
que aprendí a que me pidieran ayuda. 
Traté siempre que todo fuese perfecto 
y comprendí que realmente 
todo es tan imperfecto como debe ser 
(incluyéndome). 
Hago solo lo que debo, 
de la mejor forma que puedo 
y los demás que hagan lo que quieran. 
Vi tantos perros* correr sin sentido, 
que aprendí a ser tortuga 
y apreciar el recorrido. 
Aprendí que en esta vida 
nada es seguro, solo la muerte… 
por eso disfruto el momento y lo que tengo. 
Aprendí que nadie me pertenece, 
y aprendí que estarán conmigo 
el tiempo que quieran y deban estar, 
y quien realmente está interesado en mí 
me lo hará saber a cada momento y contra lo que sea. 
Que la verdadera amistad sí existe, 
pero no es fácil encontrarla. 
Que quien te ama te lo demostrará siempre 
sin necesidad de que se lo pidas. 
Que ser fiel no es una obligación 
sino un verdadero placer 
cuando el amor es el dueño de ti. 
Eso es vivir… 
La vida es bella con su ir y venir, 
con sus sabores y sin sabores… 
Aprendí a vivir y disfrutar cada detalle, 
aprendí de los errores 
pero no vivo pensando en ellos, 
pues siempre suelen ser 
un recuerdo amargo 
que te impide seguir adelante, 
pues, hay errores irremediables... 
Las heridas fuertes
nunca se borran de tu corazón
pero siempre hay alguien
realmente dispuestas a sanarlas.
Y no te esfuerces demasiado
que las mejores cosas de la vida 
suceden cuando menos te las esperas. 
No las busques, ellas te buscan. 
Lo mejor...
Lo mejor está por venir.