La "fundadora" de Las Patronas una María de la Prontitud del siglo XXI |
María, esa mujer del pueblo, “madre de Dios” como confesamos desde hace siglos, “madre de la Iglesia” por empeño de Pablo VI y pese al enfado progre. María, madre y pueblo, hermana, amiga, querida. admirada, entraña que nos aocge, tantas y tantas cosas. María, de quien en “Hermanos todos” Francisco ha dicho que quiere parir un mundo nuevo.
El evangelio de hoy nos muestra a una mujer que recién sabe que está embarazada en vez de pensar en cuidarse (cosa que está muy bien: dejar de fumar, descansar lo suficiente etc,. etc), decide ponerse en marcha a ayudar a su tía que está en las mismas pero es mucho mayor que ella. Me la imagino pensando: “Esto mío es difícil, la familia, José, el embarazo, las vecinas…. pero es peor lo de mi tía, está más sola y es mayor…. me voy a ayudarla”.
Dice muchas cosas el Evangelio pero hay una pequeña cosa esencial que califica ese “ponerse en camino”: “de prisa”. ¡Ay los adverbios otra vez!
Esto es importante porque como dice José R. Peláez (o a él se lo oído yo) “la medida del amor es la urgencia”. Es claro. Nadie dice a un hijo tosiendo a las dos de la mañana que la cocina abre a las 8. Un padre no dice que viene cansado de trabajar, o que le gusta más el futbol o estar charlando. Cuando se ama algo la cosa no se deja para el mes que viene, ni se retrasa a momento más oportuno.
Y así María se pone en camino DE PRISA. Por eso Francisco la llamó “Nuestra Señora de la Prontitud”.
La vida me dice que María quizá también salió “huyendo” de la quema, del lío que se había montado a su alrededor. Quizá fue así de simple. Pero me parece que la palabra “huida” es injusta. Quizá sea más bien una misión. La vida muchas veces nos mete una guindilla en el culo. Acertamos si en vez de una huida la cosa la convertimos en misión.