El pensador Slavoj Zizek sigue explorando soluciones socialistas a las angustiosas situaciones del mundo actual. En un reciente libro contempla el drama de los refugiados y expresa cómo el problema que viven irá a más si simplemente son objeto de ayuda humanitaria y se permite que la situación que les expulsa de sus países siga igual.
El psicoanalista esloveno es escuchado con respeto en todo el mundo a pesar de que no corren vientos favorables a quienes han pertenecido a alguna corriente de las variadas formas de comunismo que ha habido en la historia. Hubo otros momentos en que era el capitalismo el que parecía estar al borde del abismo y pueden volver a cambiar las tornas pero las cosas hoy están como están.
Zizek sin embargo se atreve a publicar “La nueva lucha de clases” especialmente motivado porque cree que una sociedad justa es posible. Descubre en el mundo actual una serie de contradicciones que pueden hacer temblar al capitalismo dominante. Sobre todo menciona cuatro “antagonismos” para usar su propia palabra:
-la amenaza de la catástrofe ecológica.
-el fracaso de tratar la propiedad intelectual como otras formas de propiedad privada.
-las implicaciones socioéticas de los nuevos descubrimientos científicos (sobre todo en el campo de la biogenética).
-los nuevos muros, suburbios o formas de apartheid.
Para resolver esos antagonismos que afectan a la justicia considera que hay que cuidar el bien común en tres aspectos;
-el bien común de la cultura, el lenguaje y toda la red de comunicación
-el bien común de la naturaleza exterior amenazada por la explotación ambiental.
-el bien común de la naturaleza interior con la herencia biogenética.
Para defender todo este bien común propone evitar la lógica depredadora capitalista y caminar hacia formas de “comunitarismo”. En esto coincide con muchas otras voces que, como el papa Francisco, insisten en que el gran problema de la humanidad de hoy es el individualismo.
¿Y quién puede poner en marcha esta Nueva Lucha de Clases? Toma un viejo dicho que es una gran propuesta: “Nosotros somos aquellos a los que estábamos esperando”. Propone; “Lo que hay que recuperar es la lucha de clases, y la única manera de hacerlo es insistir en la solidaridad global con los explotados y oprimidos”. No puede resultar más esperanzador. Comunitarismo es una vieja palabra que recoge miles de experiencias. Familias, cooperativas, sindicatos, empresas, asociaciones han sido y son Comunitarismo.