viernes, junio 21, 2019

BOBOBODA DESTACADA


 Eugenio A. Rodríguez
La boda de Pilar Rubio y Sergio Ramos entrará en el guiness de la tontería. Algo le falta en la mirada a quien más que nada quiere destacar por encima de absolutamente todos. La boda más boda de todas las bodas termina siendo la boda más boba. Hace pocos días que una estrella de la NBA (Kyle Lowry) decía que la auténtica estrella había sido su madre levantándose cada día para trabajar con el fin de que sus hijos desayunaran. ¿Quien es el más de lo más? ¿Ronaldo? ¿Messí? ¿Maradona? ¿Di Stefano? Siempre será imposible ser el más de lo más. Más boda que la de la hija de Aznar o más boda que la de los príncipes… en fin, sueños de grandezas que siempre quedarán frustrados porque el único sueño que del todo se cumplirá es crecer hacia abajo en el amor.
El “sí quiero” será verdadero, no lo niego, pero creo que a pocos se les escapará que con tanto envoltorio se quedará en muy poco, casi nada, quizá una media verdad o hasta una caricatura. Les deseo que se quieran, aunque amar, lo que se dice amarse, sería más posible sin ese envoltorio que afea y estorba. 
Lo mismo no está todo perdido. Lo mismo a base de amarse, la vida les desborda como puede desbordarse cualquier vaso de agua, cualquier expectativa o realidad. Es posible. Quizá la vida les depare algunas caricias o golpes que les permitan despertar de ese sueño estúpido en que la fama les ha metido. Es muy probable que los demás no seamos mejores, simplemente la vida nos ha llevado por mejores caminos. Ellos y nosotros podemos no caer en nuestro propio ombligo convertido en pozo.
Menuda filigrana habrá tenido que hacer el cura para orillar el mensaje evangélico siempre tan lleno de belleza como distante de las comodidades. Como nos hace pensar aquella hermosa película “la vida es bella, no cómoda”.
Para colmo de perversidades han dejado fuera de la fiesta a los niños ¡qué tipo de fiesta será! Aunque -eso sí- les habrán obligado a ir a la ceremonia religiosa. O sea, exactamente al revés de como debe ser.
Como a cada acto de opresión le corresponde su dosis de paternalismo (recuerden las polémicas habidas con las donaciones de don Amancio) a este despilfarro no le podía faltar su caciquil derroche filantrópico. ¿Recuerdan las monedas a los siervos el día del primera comunión del señorito en “Los santos inocentes”? Pues lo mismo: todo para Unicef. De paso, con la coartada del Tercer Mundo, los pobres se quedaban fuera de la valla, no les fuera a dar por preferir la noria a las limosnas.