viernes, abril 12, 2013

La Pasionaria, temida líder comunista, se confesó y comulgó antes de morir... católica

"El Padre Llanos confesó y dio la comunión a la Pasionaria, que murió católica", dice el jesuita y escritor Pedro Miguel Lamet en su reciente libro "Azul y rojo: biografía del jesuita que militó en las dos Españas y eligió el suburbio" (La Esfera).

Dolores Ibárruri, presidenta del PCE, fiel a los dictados de la temida Unión Soviética de Stalin, donde vivió buena parte de su vida, se creó una fama temible durante la Guerra Civil por su crueldad con los sacerdotes y religiosos.

En sus discursos durante la II República y la Guerra Civil enardecía a las masas para luchar violentamente en pro de la instauración de la dictadura del proletariado y confesaba su ateísmo y su odio a la Iglesia.

Volver a la fe de niña
Sin embargo, después de regresar del exilio, y alejada de la vida política activa, cantaba en sus últimos años de vida himnos religiosos con el padre Llanos y compartía su fe en piadosas cartas dirigidas al sacerdote
jesuita.

La Pasionaria cantando "Cantemos al amor de los amores"
Pedro Miguel Lamet cuenta en una entrevista concedida a Religión Digital que "Llanos visitaba cada quince días a Dolores Ibárruri. Llegaron a intimar y hasta cantar himnos religiosos de su época como "Cantemos al amor de los amores".

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El jesuita nunca reveló nada sobre la conversión de la Pasionaria que en su juventud había sido católica y después de casada con un ateo en medio de la escasez, se hizo comunista y atea. Pero he encontrado cartas que atestiguan que esta mujer al final de su vida volvió a la fe, aunque resultaba muy fuerte hacer público que el símbolo por antonomasia del comunismo de la Guerra Civil hubiera muerto católica, por lo que ese episodio debía quedar en el fuero interno del sacerdote amigo".

La Pasionaria quería alabar a Dios
"Él guardaría siempre ese íntimo secreto -señala Lamet-. Pero hay una carta que he descubierto en sus archivos, fechada el día de Reyes de 1989, donde Dolores, después de decirle que sabe que pide por ella "al partir del Pan (la misa)", añade: "A ver si los "viejitos" que somos convertimos lo que nos resta de vida en un canto de alabanza y acción de gracias al Dios-amor, como ensayo de nuestro eterno quehacer".