lunes, enero 12, 2009

LAS DESIERTAS ABARCAS

Miguel Hernández

Por el cinco de enero
Cada enero ponía
Mi calzado cabrero
A la ventana fría.

Y encontraba los días
Que derriban las puertas
Mis abarcas vacías
Mis abarcas desiertas…

Nunca tuve zapatos,
Ni trajes, ni palabras.
Siempre tuve regatos,
Siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,
Me lamió el cuerpo el río,
Y de pié a la cabeza
Pasto fui del rocío.

Por el cinco de enero
Para el seis yo quería
Que fuera el mundo entero
Una juguetería.

Y al andar la alborada
Removiendo las huertas,
Mis abarcas sin nada,
Mis abarcas desiertas.

Ningún rey coronado
Tuvo pie,
Tuvo gana
Para ver el calzado de mi pobre ventana.
Toda gente de trono,
Toda gente de botas
Se rió con encono
De mis abarcas rotas.

Rabié de llanto, hasta
Cubrir de sal mi piel,
Por un mundo de pasta
Y unos hombres de miel.

Por el cinco de enero
De la majada mía
Mi calzado cabrero
A la escarcha salía.

Y hacia el seis
Mis miradas hallaban en sus puertas
Mis abarcas heladas
Mis abarcas desiertas.