Homilia
(creemos falta un momento inicial, si alguien recuerda esperamos nos informe)
Nuestro corazón, nuestro rostro, nuestros sentimientos, los tienen tatuados, nos tienen a nosotros tatuados en su corazón de Dios, en sus brazos, los brazos de Jesús clavados en la cruz. El Papa Francisco nos dice que cuando estemos en baja forma, porque nos visita muchas veces la tribulación, que nos pongamos delante de un crucifijo y simplemente dejarnos mirar. Como decía Santa Teresa, si no tenemos fuerza para mirarle, déjate mirar, porque Él te está mirando siempre.
Igual que muchos de vosotros sois padres que, a los niños recién nacidos, tan débiles, pues no les dejas de tener a la vista, ni de noche ni de día. Hay padres que dicen, mira yo, el amor mayor que tenía antes de casarme era a las sábanas en la cama, y ahora desde que ha nacido esta criatura estoy con un ojo abierto y el otro cerrado. Me ha cambiado el corazón. Dios también a nosotros nos ha cambiado el corazón.
Os invito a leer la encíclica que acaba de salir del Papa Francisco, hablando del corazón, de lo que significa el corazón. En este día, mi corazón se ha llenado de trocitos de vuestro corazón, por eso ahora lo tengo que casi no me cabe, un poquito de cada uno, un poquito de cada uno, y no solamente de vosotros, sino de la Iglesia entera, especialmente de la Iglesia de Salamanca, que me ha acogido como madre, que me ha perdonado, igual que a vosotros.
Este Evangelio que acabamos de escuchar nos ilumina a todos. A mí me quedó muy grabado, porque don Carlos López, cuando se despidió de Salamanca, también se leyó este Evangelio que termina diciendo ¿qué hemos hecho? Hemos hecho, dice, aquí, es lo que nos has mandado, pero ¿qué somos? Siervos inútiles. Hemos hecho lo que teníamos que hacer, y creo que don Carlos dijo, "y no hemos hecho todo lo que teníamos que hacer". Yo también lo quiero repetir.
Hemos recordado hoy muchos gestos, muchas situaciones, pero no podemos presumir de nada, porque es Dios el que actúa en nosotros, el querer y el hacer. Y nuestra actitud debe ser esta. Siervos inútiles somos, unos diréis: Hemos hecho lo que teníamos que hacer. Yo me he alegrado mucho cuando habéis contado vuestro matrimonio, vuestros hijos, vuestros milagros, más o menos, que habéis ido haciendo en los surcos donde habéis sembrado la semilla.
Me he alegrado de que hayáis hecho posible que esta Iglesia de Salamanca, pues, reviva y empiece, como nos pide continuamente la Iglesia y el Papa, a renovarnos, a ponernos en la actitud solidaria y en la actitud sinodal. Que todos nos escuchemos, todos somos necesarios, pero no somos imprescindibles. Que el Señor nos dé la fidelidad necesaria y la acción de gracias por tanto dones recibos.
Aquí mi perspectiva de aquella experiencia https://antigonahoy.blogspot.com/2018/09/pobreza-en-palacio.html
El siguiente programa de radio incluye este video
Entrevista a Carmina Romo desde 9,50 a 25,00
y el audio de la homilía