La publicación en 2020 de Feria, con su cerrada defensa del arraigo y de la familia desde una perspectiva de lo que suele considerarse 'de izquierdas' (es hija y nieta de comunistas), convirtió a la joven manchega Ana Iris Simón (n. 1991) en una referencia no solo en el ámbito literario, sino en el ámbito de las ideas. Su novela era religiosa sin haberlo pretendido: "Empecé a preguntarme por Dios a raíz de la muerte de mi abuela paterna y de mi tío Hilario. Y sí, he terminado escribiendo un libro sobre Dios. Pero sin darme cuenta. Que, a lo mejor, es la única manera sincera de hacerlo. O la única manera de la que soy capaz", reconocía.
Al año siguiente, invitada a un evento en La Moncloa, no dudó en reprochar ante Pedro Sánchez que los planes del Gobierno no tienen en cuenta un problema social fundamental: "No tenemos hijos". No dudó en proponer la solución: "Si realmente quieren plantarle cara al reto demográfico, apuesten por las familias". Y denunció el capitalismo globalista que "prefiere importar de fuera la natalidad en lugar de fomentarla dentro".
Más recientemente, Ana Iris se comprometió con un film muy políticamente incorrecto, Vencer o morir, la película de Puy du Fou sobre el alzamiento contrarrevolucionario de La Vendée y el genocidio que lo siguió. La obra muestra que "el proyecto de la modernidad es, desde su mismo inicio, el totalitarismo: sustituir todos los órdenes humanos por un poder único", destacaba Simón en un artículo en El País: "Es, desde su inicio, el genocidio: destruir toda idea de 'genos', es decir, de comunidad, de memoria, de vínculos fuertes y de cualquier legado que nos permita ser algo más que una tábula rasa para sus garabatos".
"¿Y lo estabais buscando?"
También en El País, escribió la víspera de Nochebuena una interesante reflexión sobre la impertinencia de algunas preguntas sobre la maternidad, como síntoma de un mal filosófico-moral muy característico de nuestro tiempo.
Ella, que es madre de dos hijos, recibió la visita de una amiga para contarle que está embarazada, es decir, que su bando no es "el de los cobardes".
Tras las correspondientes felicitaciones de todos, fue la propia madre de Ana Iris quien le preguntó "¿Y lo estabais buscando?", que es el interrogante que da título al artículo, y que la escritora considera "improcedente": "De un tiempo a esta parte nos han venido insistiendo en que está feo preguntarle a las mujeres cuándo piensan quedarse embarazadas. Sin embargo, no hay conciencia ninguna sobre lo improcedente que es interrogar a las embarazadas sobre si deseaban estarlo o fue de penalti".
Pero hay algo más que una mera cuestión de formas, "porque la pregunta '¿lo estabais buscando?' encierra en sí misma", continúa Ana Iris, "una afirmación: que habría alguna diferencia entre los bebés buscados y los encontrados. Que serían de algún modo distintos, lo cual implicaría asumir o bien que la conciencia que uno pone en el desparrame energético y glutinoso que es el coito influye en su fruto, o bien que uno amará de manera distinta ese fruto dependiendo de si ha sido concebido con conciencia o sin ella".
El amor a lo no elegido
Simón va más allá de esa impertinencia, "porque lo que realmente subyace en el '¿y lo estabais buscando?' es la idea de que lo único que merece ser valorado, que lo único incluso que merece ser vivido es aquello que uno elige. Un pensamiento que se ramifica en otros, del mito capitalista del hombre hecho a sí mismo al rechazo progresista a aquello que no se escoge, ya sea la familia, la patria, el sexo biológico o la propia vida. Para nosotros, los modernos, lo heredado es casi siempre servidumbre y rara vez regalo. Desde nuestro estrecho punto de vista, la libertad solo puede residir en rechazar aquello que nos ha sido impuesto, casi nunca en aceptarlo e incluso amarlo".
Una consideración que concluye con unas palabras sobre la Navidad, suscitadas por la felicitación navideña que adornaba en ese momento un rincón de su domicilio: "En ella aparecía la Sagrada Familia, recuerdo eterno de lo que celebramos estos días: el infinito amor que trajeron quienes fueron tan libres como para decir sí a lo no elegido: primero al pesebre, luego a la cruz. La llegada del niño que alumbró el mundo. Y de la madre de luz que nació con él".