Según la tradición croata, cuando una pareja se casa, el sacerdote no les dice que han encontrado a la persona perfecta. ¡Al contrario! En vez de eso, les dice: "Has encontrado tu cruz. Es una cruz para amar, para llevarla contigo, una cruz que no es para desechar sino para atesorar. "
En Herzegovina, la Cruz representa el amor más grande y el crucifijo es el tesoro de la casa.
El sacerdote cubre sus manos con su estola mientras intercambian sus votos, según el rito de la Iglesia, de ser fieles unos a otros, en alegría y en tristeza, en la enfermedad y en la salud, hasta que la muerte los separe.
Entonces, en lugar de besarse, la novia y el novio besan el crucifijo. Los que presencian la ceremonia entienden por ella que si uno de ellos deja al otro, él o ella deja a Cristo en la Cruz.
Después de la ceremonia, los recién casados traen el crucifijo a su casa y lo ponen en un lugar de honor. Siempre será el punto de referencia y el lugar de la oración familiar. En momentos de dificultad, la familia no acude al abogado ni al psiquiatra, sino que se arrodillan juntos ante el crucifijo en busca de ayuda de Jesucristo. Se arrodillan y tal vez incluso lloran y abren sus corazones pidiéndole perdón al Señor y a los demás. Se van a dormir con paz en sus corazones porque han recibido el perdón del único que tiene el poder de salvar.
Marido y mujer enseñarán a sus hijos a besar el crucifijo todos los días y a no irse a dormir como paganos, sin antes dar gracias a Jesús. Saben que Jesús los tiene en sus brazos y no hay nada que temer.
Marido y mujer enseñarán a sus hijos a besar el crucifijo todos los días y a no irse a dormir como paganos, sin antes dar gracias a Jesús. Saben que Jesús los tiene en sus brazos y no hay nada que temer.