viernes, abril 30, 2021

TODO CONTIGO, NADA SIN TI.

Tendemos a la dispersión y a la exuberancia de lo innecesario y lo superfluo...
Saturados de mediocridades y falsas necesidades, nos vemos llenos de maleza y de marañas inservibles...

Llenos de ansiedad, vamos buscando nuevas emociones, evasiones, distracciones... tapaderas virtuales o reales de complejos, de inhibiciones, de carencias o de miedos...

Y por ahí, se nos escapa la vida.

Somos como los sarmientos de una vid saturada pero estéril, llena de hojarasca y de puras apariencias... pero que no produce nada.

Sin embargo, un estallido de vida puede renovarlo todo esta primavera.

Esta es la Noticia Buena que traigo hoy, para quien quiera escucharla:

Qué hay una cepa nueva, plantada por Dios, en el corazón del mundo para que injertados en ella, como el sarmiento a la vid, pueda correr de nuevo, por nuestras venas, la savia fecunda del amor.
"Yo soy la vid verdadera... y vosotros sois los sarmientos" va repitiendo Jesús a sus amigos por los caminos polvorientos de Galilea...
Y no se trata de algo superficial, accidental o pasajero...
Nuestra unión con él, como en el caso de la vid, ha de ser:
- ÍNTIMA: Tan profunda, que crea entre nosotros una nueva "consanguinidad" que brota del trasvase vital de afectos, pensamientos y sentimientos fruto de esa transfusión continua de la Sangre y el Espíritu.
- PERMANENTE: No se trata de algo pasajero sino de un enganche vital de corazón a corazón, que produce en nosotros la fuerza y la energía necesaria para poder funcionar con entusiasmo y llenos de alegría.
- CRECIENTE: Se trata de un largo proceso de crecimiento y purificación hasta llegar a la unidad consumada. Un proceso que incluye la poda que son esos cortes liberadores, que aunque nos duelan, impiden que la savia se disperse y se malogre la cosecha.
- FECUNDA: Porque los sarmientos no estamos para lucirnos, sino para dar buenos frutos y abundantes... no sólo en los momentos de gozo sino también en los momentos de aprieto y de dolor.

Todo esto me lleva a experimentar una gratuidad absoluta:
Todo contigo.
Nada sin ti.
Y cuando me ponga a rezar comprobaré cómo ocurren en mi vida cosas prodigiosas.
Manuel Velázquez Martín.