Es un pequeño gesto.
Que el niño haga de manera personal las invitaciones a la primera comunión. Basta tener ganas, unas cartulinas y ponerle color.
Es importante que den libertad a los niños. No solo vale un pan y un cáliz.
Se pueden poner algunas de las ideas o experiencias vividas de amor, oración, vida cristiana....
Aportamos un ejemplo.
Sugerimos que vean la película de la vida de Jesús y decidan trasladar alguna escena.
A cada amigo le podemos entregar una diferente con su nombre.
Así es más económico y creativo. Es una buena forma de usar el tiempo.