Eugenio A. Rodríguez
Montserrat es una de las realidades más falsas que se puede encontrar. Algún bien hace, atiende personas, proclama la Palabra, celebra los Sacramentos, consuela a las personas...
Ahora bien, en su dimensión sociopolítica es perverso.
Enseguida se ve que es un negocio.
Y en cuanto se rasca un poquito se ve que ha dado casi todo al César y poco a Dios.
Allí se celebraron Cortes de la II República, Franco entró bajo palio, después fue nacionalista y ahora independentista... ¡lo que haga falta! Todo con tal de servir al César... Violación de la vocación en la que esa institución lleva enfangada decenas de años. Y el clero secular, una parte perplejo, y otra aplaudiendo tontamente...