—Al inicio de su «Biografía del silencio» estampa un poema de Simone Weil, uno de cuyos versos reza: «Hay verdadero deseo cuando hay esfuerzo de atención», y en los primeros compases, en la página 13: «como diría Simone Weil, no hay arma más eficaz que la atención». ¿Por qué? ¿Cómo de eficaz es ese arma?
Además de la memoria, los niños deberían ejercitar la atención
—Es la virtud por excelencia, para mí la atención es la virtud por excelencia. Creo que igual que cuando somos niños nos enseñan a ejercitar la memoria, deberían también ayudarnos a ejercitar la atención. Porque la atención es la manera de estar presentes al presente, a lo que sucede. Cuando estamos atentos, sabemos que vivimos; cuando estamos despistados o sin atención, no sabemos dónde estamos, ni lo que hacemos, ni lo que hemos hecho. Mi fascinación por la virtud de la atención ha ido creciendo estos últimos años. En este momento de mi vida se ha convertido en algo primordial. La atención es tanto como ser consciente, y yo lo pondría en la jerarquía de virtudes como la número uno.