smoreno@hoy.com.ec
Juan Pablo II en su encíclica Dives in misericordia rememoró las
características maternales que aparecen en el Dios de la Biblia,
delineamiento que ha proseguido el papa Francisco al usar como reiterado
tema de su enseñanza: la “misericordia”. La etimología latina de la voz
misericordia vincula al corazón humano como la sede de la compasión. No
obstante, entre los atributos del Antiguo Testamento que se refieren
directamente a Dios, para describir la misericordia, se usa
constantemente el vocablo hebreo “rahamim”. Leonardo Boff en O rostro
materno de Deus (Petrópolis, 1979) y María Clara Bingemer en El rostro
femenino de la Teología (San José-Costa Rica, 1988) ponen de relieve que
el término “rahamim” (de la raíz “rehem”: seno materno, entrañas
maternas) se remite a una parte del cuerpo humano marcadamente femenina:
el útero, como “el lugar donde la vida misma es concebida en simiente,
acogida, protegida y alimentada para que pueda, posteriormente, crecer,
desarrollarse y salir a luz. ‘Rahamim’ es utilizado, entonces, para
designar el amor de Dios en directa comparación con el amor de una
madre, que se conmueve y experimenta compasión por el hijo de sus
entrañas”. También en el Islam, además de la afirmación de la unicidad y
santidad de Dios, el Corán insiste, entre los 99 nombres de Dios, en su
bondad, como “al-Rahman” (el Compasivo) y “al-Rahim” (el
Misericordioso): atributos en los que se advierte, en los vocablos
árabes, la común raíz semítica “rhm” con el significado de seno materno.