viernes, noviembre 29, 2013

El TDA es un invento

Sabe que su apellido le precede, pero también es consciente de que ser familiar del padre del psicoanálisis no le hace ser mejor en su trabajo. En cualquier caso, Joseph Knobel Freud deja claro en la entrevista que él es un apasionado de su labor como orientador familiar, y que podría estar horas hablando de cómo se puede ayudar a la gente a pensar de otro modo, a cambiar dinámicas establecidas, y algo muy importante, a prevenir... «No todo es enfermedad mental», afirma. Desde luego, lo que para él no lo es, es el Trastorno por Déficit de Atención. «El TDA no existe, no es un trastorno neurológico, es un invento de esta sociedad de la inmediatez en la que vivimos, y qe nos lleva a la hipermedicalización de niños que son más movidos», asegura.
J. K. Freud nos invita a reflexionar sobre este y otros temas importantes de la paternidad en su último libro, «El reto de ser padres». En esta obra el psicoanalista de niños comparte su experiencia de más de treinta años ayudando a padres e hijos a superar sus problemas, y e invita a sus lectores a tomarse un tiempo para reflexionar sobre la paternidad. «La vida es un camino de la dependencia total a la independencia total. Y para lograrlo, es fundamental el papel que desempeñan papá y mamá», advierte.
—Uno de los temas más llamativos de su libro es que usted afirma tajante que no existe el TDA.
—El TDA no existe, no. De hecho Leon Eisenberg, la persona que describió el trastorno de déficit de atención con hiperactividad por primera vez, dijo a Der Spiegel meses antes de morir que éste era «un excelente ejemplo de un trastorno inventado» y que «la predisposición genética para el TDA está completamente sobrevalorada». Lo que es preocupante de la sociedad actual es que se considera que las cosas cuanto más rápidas sean, mejor. Es decir, si el niño se porta mal en la escuela y se mueve mucho, enseguida le dan la «pastillita de portarse bien». En lugar de actuar, inmediatamente se hipermedicaliza, tapando el síntoma. ¿Se ha intentado averiguar por qué ese niño se mueve, no está quieto, y no es capaz de prestar atención...? ¿Alguien se ha parado a averiguar si hay problemas en casa? ¿si está angustiado por algo? ¿si resulta que se mueve mucho porque intenta captar la atención de papá y mamá, o del maestro, o de los educadores en general? No, le hemos dado la pastilla y ya está. Además estamos creando en los niños una costumbre peligrosísima. Me refiero a la costumbre de que, frente a un conflicto, en lugar de tratar de pensar de donde viene, y qué solución tiene, en vez de encontrar algo en la dinámica personal y familiar de esa persona que nos ayude, se recurre a un elemento externo, una droga —el metilfenidato en el caso del TDA—, para conseguir unas determinadas conductas. Insisto, estamos enfrentándonos a una preocupante hipermedicalización de la sociedad.
—Pero el TDA cada vez está más diagnosticado.
—En mi época los niños también se movían, pero como no existía el metilfenidato, no había TDA... Si usted viera las preguntas del cuestionario —que está de moda en todo el mundo— y que utilizan los padres y maestros para detectar el supuesto trastorno se sorprendería. Hay que responder a unas preguntas que al final lo que hacen es definir la infancia en sí misma. ¿Se mueve? A menudo, con frecuencia, bastante... esto es muy subjetivo. Los padres y los maestros están preparados para muchas cosas, pero no para diagnosticar esto. Para eso estamos los psicoterapeutas.
—¿Qué recomienda usted?
—Desde luego, no hipermedicalizar para tapar o no hablar del problema. Y preguntarse ¿qué está fallando?, ¿qué está pasando con la educación actualmente que hace que los niños no presten atención? Porque la atención es un don que se presta. Pues juguemos con la palabra atención. Si tu das atención, es porque ese alguien te merece respeto. En la infancia, ese respecto viene dado por la familia. ¿Que está pasando en una sociedad en la que el papá va al colegio a amenazar al profesor de quinto porque le ha puesto un cuatro a su hijo? ¿Cómo queda de desprestigiado ese maestro a los ojos de ese niño? Con ese padre beligerante que llamó inepto al profesor... ¿le podemos pedir al niño que esté atento en clase? Los niños que van a escuelas respetadas por sus padres tienen menos problemas para prestar atención. También hay una relación directa entre eso y lo que pasa en casa con la obediencia. Si el niño ve que hay un papá y una mamá que se respetan, que se quieren, que se apoyan mutuamente, entonces el niño obedecerá y aceptará los límites.
—Y si no lo hace, ¿qué pueden hacer los padres para que el niño obedezca?
—Voy a poner un ejemplo muy claro. Llega el momento de la cena donde el niño dice «no quiero comer esto» y el papá dice «termínatelo». ¿Que no quiere? Se le retira el plato, y se le manda a la cama. Esa es una actitud excelente del padre. Pero entonces llega la mamá al cuarto del niño y le dice «toma esto, que papá está muy nervioso», y le da un yogur con galletas... «Pobrecito, así come». En ese momento, muy inconscientemente, está desautorizando a su propio marido, desacreditando la función paterna del padre del niño, y además haciendo que se niño se vuelva caprichoso con la comida y con todo. Yo siempre digo a los padres cuando me consultan: «Nunca amenaces a tu hijo con algo que no vas a cumplir y que luego te desacredite».
—Es muy importante que los dos vayan en la misma dirección, pero a veces no es fácil, ni en la familia más feliz y compenetrada del mundo.
—Por supuesto, pero si la pareja hace algo que no es correcto, podemos y debemos acudir a su rescate. Nunca desautorizarle. Es muy recomendable llegar a pactos de los cuales los niños no tienen ni por qué enterarse. El Estado Mayor conjunto tiene que tener reuniones en secreto para llegar a acuerdos que el soldado raso tiene que obedecer.
—El otro error está en querer convertirnos en amigos de nuestros hijos.
—Sí. Estamos convirtiéndonos en la sociedad de la indiferencia generacional. Estos padres que te dicen «es que a mí me gustaría ser amigo de mis hijos». Mire, no. Usted es padre (o madre) de los niños, y ellos ya tendrán amigos a lo largo de toda su vida. Esto que parece una tontería... no lo es. A los padres hay que obedecerles y esa división generacional está para algo.
—¿Qué podemos hacer cuando el niño reta a la figura del padre?
—Los niños que son queridos y respetados en su función de niños no tienen por qué retar al padre, a no ser en una época muy determinada de la vida en la que el desarrollo psicológico sano de todo niño pasa por el hecho de enfrentarse al padre para buscar su propia independencia. Pero ahí donde hay un niño dispuesto a enfrentarse al padre tiene que haber un padre dispuesto a decirle «no, por aquí no paso». Lo que nos estamos encontrando es que hay padres muy débiles, que se autorizan poco a ser padres.
—Límites, límites, límites...
—Hay que poner límites a la voracidad infantil. Y hay que empezar desde que se le da el pecho al niño. Llega un momento en el que hay que pasar a la papilla, porque es bueno en el desarrollo de todo niño la introducción de nuevas comidas que no tengan que ver con la leche materna. A mí me ha pasado en la consulta tener que tratar a un niño de cinco años totalmente inquieto que tomaba pecho de pie. Como el nervioso que se fuma un cigarrillo. ¿Quien es responsable de la inquietud de ese niño? «Es que no sé cómo destetarlo», decía la madre. Señora, diga ¡se acabó! Lo mismo pasa con el chupete. Tireló. El niño llorará tres días, en los que usted se tendrá que armar de paciencia, de aguante. Cante todo el cancionero popular español, extranjero y del más allá, cuéntele cuentos, juegue con él, pero digalé chupetes no, pecho no... Ponga límites. Poner límites es importante para el desarrollo y evolución del ser humano, para la contención del psiquismo.
—Llama mucho la atención que se realice psicoanálisis infantil. ¿Cómo se aborda una consulta cuando el paciente es un niño, y no se le puede sentar en un diván?
—Un niño enfermo psicológicamente hablando es un niño que no juega, entre otras cosas. El trabajo del psicoterapeuta es encontrar el por qué, y encontrar las pistas para deshacer los nudos que han quedado mal hechos. Es decir, la meta en psicoterapia es que el niño juegue, porque el juego es por sí solo es terapéutico. El problema lo tienen los niños que no pueden jugar por algún conflicto... El juego le permitirá elaborar positivamente cosas que vive pasivamente. Al jugar, lo puede actuar, elaborar, tramitar, digerir y metabolizar... es una forma privilegiada del mundo infantil de incorporar las cosas que se van viviendo.
—¿Cuáles son las consultas más típicas?
—Las de violencia, agresión y soledad en la escuela. Lo que hoy se conoce por bullying y que tiene su variante en el acoso escolar cibernético o ciberbullying.
—Algunos expertos en bullying señalan que esto le puede pasar a cualquier niño.
—No lo creo. Creo que hay niños que por algún motivo se colocan en una posición de especial debilidad. Los niños lo captan, y entre ellos es como si hubiera códigos de conductas que les permite saber dónde está el débil y dónde y a quién pueden pegar. Es muy común que el que pega haya visto violencia en casa.
—¿Que aconsejaría usted para fortalecer la autoestima del niño? ¿Todo se basa en la autoestima?
-Muchas cosas se basan en la estima. La estima empieza por ser querido por los papás. Y para fortalecerla una de las cosas que podemos hacer es ocuparnos más de nuestros hijos. Tienes la opción. O te ocupas de saber qué tal le fue en el colegio o te vas a ver el telediario. ¿Que más podemos hacer? Dedicar más ratos a hablar y a jugar con nuestros hijos. El mejor regalo que podemos hacerles es tiempo.

sábado, noviembre 23, 2013

CATEQUESIS FAMILIAR. Reunión del día 22 de noviembre

Ayer viernes el grupo de guitarra y música continuó su tarea con lidia a las 18 horas. Están pensando añadir algún sábado para ensayar justo antes de la Eucaristía.

A las 19 horas tuvimos dos grupos. Los padres se reunieron con Sergio Niño, de la escuela de formación de laicos diocesana para dialogar sobre la situación social actual.

Los niños estuvieron jugando juntos e hicieron un dibujo sobre el Adviento.

viernes, noviembre 08, 2013

TUVIMOS NUESTRA CATEQUESIS FAMILIAR




En la tarde de hoy viernes hemos comenzado las clases de guitarra y canto. Hemos puesto caras de "interesantes" pues no sabemos muy bien si seremos capaces de aprender. Algunos adultos han preguntado si pueden unirse al grupo y hemos dicho que sí. Rita, Lidia y Rubén están dispuestos a enseñarnos con paciencia.

Después hemos tenido nuestra catequesis familiar. Los niños han estado jugando y conociéndose.






Los padres han tenido su reunión formativa. Ha estado con nosotros Pepe Suárez de la Escuela de Laicos de la diócesis. Hemos dialogado sobre cómo ve Dios el mundo: la educación, el paro, la política... ¿por qué pasa lo que pasa?

Nos ha parecido muy interesante oírnos unos a otros.

Los niños han entregado sus dibujos sobre "Construir sobre roca o construir sobre arena". Haremos con ellos un mural para la Iglesia y los iremos poniendo en nuestro blog.


jueves, noviembre 07, 2013

¿Será el futuro Papa negro?

Antonio Melián
Un Papa familiar ante un niño que curiosea con interés su persona, su ropa, su anillo y su sillón. Se sienta en él con asiento y elegancia, lo prueba y se baja hasta su centro de interés. La persona del papa Francisco le atrae y le brinda confianza hasta refugiarse en él cuando lo quieren apartar, incluso su padre. Ejemplo de naturalidad del Papa que mientras los niños corretean por la "sala" él los acoge, lo acaricia sin perder el hilo de la conversación con sus oyentes. ¿Será el futuro Papa negro?

miércoles, noviembre 06, 2013

´¿Quiere hacerle un favor a su hijo? Que vaya al colegio solo y juegue solo, con pocos juguetes y con amigos´

Todas las tonterías que no han podido hacer las unirán para la adolescencia, y ahí sí habrá peligro"

20.10.2013 | 11:00
Francesco Tonucci, ayer, en su recorrido por Pontevedra. // G. Santos
Francesco Tonucci, ayer, en su recorrido por Pontevedra. // G. Santos
FRANCESCO TONUCCI - Psicopedagogo, pensador y dibujante
"¿Quiere hacerle un favor a su hijo? Deje que vaya al colegio solo y que juegue solo, con pocos juguetes y con amigos". Es el mensaje que transmitió ayer en Pontevedra Francesco Tonucci, invitado a participar en las segundas Xornadas "Infancia e Cidade" que organiza el Concello en colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente.
-Sin ir más lejos, en mi generación ibas solo al colegio y a los 7 años cuidabas de los primos ¿qué nos pasa que tiene que venir usted a impartir una conferencia para explicar lo evidente?
-Es una pregunta aparentemente muy simple pero que no tiene una respuesta clara, porque efectivamente no ha pasado nada que justifique esto, hoy la gente tiene miedo, y tiene miedo a pesar de que no pasa nada. Porque si me dice, es que como atropellan a muchos niños tenemos miedo de dejarlos en la calle, como los raptan y violan en la calle pues tenemos miedo a dejarlos en la calle, esto sería coherente, pero no es así, la gente tiene miedo a pesar de que no pasa nada. Cuando les pregunto de qué tienen miedo me dicen de la violencia, de los pedófilos, y les pregunto si ocurrió muchas veces, siempre responden que no, que en su pueblo nunca, pero por qué tienen miedo, porque lo vio en la televisión.
-¿A quién hay que responsabilizar de este miedo infundado?
-Creo que tiene mucha responsabilidad la política y vosotros, los medios. No se puede aceptar que un hecho puntual de violencia contra niños sea motivo para hacer 10, 20 retransmisiones de televisión en un horario de gran audiencia porque con ese énfasis empieza a pensar que esto es muy frecuente, hasta probable, y a partir de ahí yo como padre pienso que no puedo dejar salir a mi hijo.
-¿Esta protección mal entendida no está desresponsabilizando a los niños?
-Totalmente, estamos creando problemas enormes, uno es que no le damos la posibilidad de construir los sutiles para enfrentarse con el mundo, que significa desresponsabilizarlo, no le damos la posibilidad de jugar y esto es muy grave, la gente no se da cuenta porque el juego parece una cosa así, de niños, que se hace hasta que no hay cosas más importantes, cuando empieza la escuela ya le dicen basta de jugar, pero los que estudiamos el desarrollo de los niños sabemos que el juego es, con seguridad, la actividad más importante en la vida de una mujer y de un hombre, no de los niños, porque ahí se ponen las bases.
-Decía Albert Camus que todo lo que sabía de ética lo aprendió jugando al fútbol
-¿Ve? ¿Y por qué le digo que ahora los niños no pueden jugar? Porque la gente me dice lo contrario, me dicen "ahora los niños juegan mucho más, tienen muchos más juguetes y los llevamos al parque todos los días", bueno, son dos ejemplos que no tienen casi nada que ver con el juego, para jugar es muy importante tener pocos juguetes, con lo cual sería deseable que las familias ahorraran dinero y en lugar de juguetes regalasen tiempo libre a los niños y la posibilidad de encontrarse con amigos. Y la otra clave es que no se puede acompañar a un hijo a jugar, el verbo jugar no se conjuga con el verbo acompañar, la experiencia del juego es una experiencia de libertad. Y el otro aspecto es a nivel físico: si los niños no pueden salir y jugar libremente no pueden descargar las energías que necesitan, todo el tema de la obesidad infantil, que es un problema enorme y lo será más en adelante, está muy conectado con el hecho de que los niños salen poco solos, si salen de la mano con nosotros pero no con la experiencia del movimiento. Y por último, los niños no pueden vivir la experiencia del riesgo y el riesgo es fundamental para el desarrollo, riesgo significa ponerse a prueba con los compañeros y consigo mismo, a ver si hoy consigo hacer lo que ayer no pude.
-Habrá quien le diga que los niños buscan el peligro, que hay que frenarles en esta búsqueda del riesgo...
-Se equivocan, los niños en esto son perfectos en la elección del riesgo, nunca van buscando el peligro, no buscan el peligro por un afán suicida sino por el placer, y no poderlo experimentar hará que lo retrasen a la adolescencia, llegarán a ella con unas ganas enormes de riesgo que se expresará demasiado tarde y con peligro, ahí sí, todas las tonterías que no han podido hacer en la medida que lo necesitaban las unirán y compactarán en la adolescencia, y ahí si que habrá peligro.
-¿De las faldas de la madre al botellón?
-Exactamente.
-¿Qué le parece esto de aislar el colegio de la sociedad? Los llevamos en coche de casa a la escuela, los metemos en un centro cerrado a su entorno...
-Es algo equivocado, la propuesta que nosotros hacemos es que los niños vayan a la escuela solos, caminando, de manera que puedan aprovechar este recorrido para estar con amigos. Y hay que recordar que hay investigaciones científicas que demuestran que tener una actividad física antes de ir a la escuela produce un efecto positivo en el rendimiento. Yo no lo proponía por esto, pensaba solo que era una manera para recuperar autonomía, pero va más allá. Hoy tenemos problemas enormes con el tema del déficit de atención, se considera una enfermedad y en Estados Unidos, aunque ya está llegando a Europa, hay un bombardeo de medicamentos a niños para tratar el déficit de atención, pues las investigaciones demuestran que los niños que van caminando a la escuela en lugar de ir en coche con su padre tienen un nivel de atención significativamente más alto y que esa ganancia de atención se prolonga 4 horas, con lo cual la idea de una escuela cerrada es una equivocación total, para ser escuela la escuela ha de ser abierta.