Guillermo Linares
Son muy distintos.
Los villancicos son canciones navideñas que expresan en la alegría popular por el nacimiento del Dios Cristo; mientras que los villanotes son como pegotes que se intentan adherir a las canciones navideñas, pero que poco o nada tienen que ver.
Un ejemplo de villancico: El tamborilero.
Un ejemplo de villanote: Blanca Navidad.
A veces ocurre que alguien te dice: “Estoy de acuerdo contigo en casi todo...” y resulta que el “único desacuerdo” es el punto más importante, lo esencial. Cuando esto pasa hay que decirle a esa persona: “La Verdad es que no estamos de acuerdo en nada”.
Lo mismo sucede con los villancicos y los villanotes: Los villancicos tratan la alegría por el nacimiento del Niño Jesús; los villanotes hablan de fiestas, nevadas, regalos, luces de colores... pero no del Niño Jesús.
Este año he redescubierto los villancicos, que son la expresión popular de la alegría religiosa. Aquí está “El tamborilero” un villancico típico. Si lo analizásemos encontraríamos muchas consecuencias políticas en el hecho de tratar de cambiar los villancicos por villanotes, o directamente tratar de sustituir estas canciones populares por el hit musical del momento. Como he dicho más de una vez, no quiero sentar cátedra sino colaborar con el diálogo. Por ello no me extenderé más allá de decir que “El tamborilero” habla de la alegría de los pobres por el nacimiento del Dios Pobre. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Y este: