Sugerencias para un cristianismo del siglo XXI: dialogante, comprometido, plural, vocacional, misionero, en crecimiento
martes, diciembre 21, 2010
NIÑOS LIMPIAN CHICLES
G.A.T. / MIRANDA DE EBRO
Masticar un chicle y tirarlo al suelo es todavía hoy un gesto habitual. Apenas dos gramos de goma de mascar que una vez en el suelo se pega a él como una lapa y, ayudado por las pisadas de los peatones, se convierte un lamentable nuevo elemento ‘decorativo’ de las calles de la ciudad.
Y sobre este hecho han dado la alerta los alumnos de quinto curso del colegio Sagrados Corazones, que dentro de la clase de Educación para la Ciudadanía decidieron enviar más de sesenta cartas al alcalde haciéndole saber su preocupación por la suciedad existente en algunas calles, especialmente por la presencia de chicles y excrementos de perros.
A esta llamada de atención el alcalde ha respondido. Primero, contestando uno por uno los escritos llevando personalmente las cartas al colegio. Después, con lo que podríamos llamar una clase práctica sobre limpieza urbana, a las que los alumnos se han prestado a colaborar.
Así que ayer, setenta estudiantes del centro acompañaron al regidor a la calle de La Estación, a un punto de la nueva zona peatonal donde hay un establecimiento de golosinas, y allí, primero marcaron con una tiza los chicles que había pegados en el suelo. Un rápido vistazo permitía calcular que en cada metro cuadrado de pavimento se acumulaban alrededor de medio centenar de chicles.
Una vez localizados los chicles, los escolares, ‘armados’ con unas espátulas metálicas, comprobaron lo complicado y trabajoso que resulta eliminar estos chicles, que se acumulan principalmente en las zonas peatonales, en los entornos de los establecimientos de venta de golosinas y en los exteriores de algunos equipamientos públicos como los centros de salud.
Lección aprendida
«Ya sabemos lo que cuesta quitarlos, no volveré a tirar un chicle al suelo, lo envolveré en un papel y lo tiraré a la basura». Lo decía Alejandro Benítez, uno de los alumnos participantes en esta llamada Operación Despegue, y como él, el resto de los escolares se llevaron una sencilla pero contundente lección.