domingo, octubre 28, 2018

CARTA DE LOS PADRES SINODALES A LOS JÓVENES


Son muchos los temas que ha tratado el Sínodo. Frente a esta belleza algunos medios como la COPE ya están sacando a relucir sus intereses. En La Linterna de la Iglesia de la Cope (26 octubre de 2018) la jesuitina Maria Luisa Berzosa no ha transmitido demasiado entusiasmo, ni confía demasiado en que se ponga en práctica ("Mi preocupación empieza el 29 de octubre"). La entrevistada, el director del programa y algunos contertulios se dedicaron más bien a hacer campaña sobre un sínodo sobre la mujer. ¿No habría tema suficiente sobre los jóvenes? ¡Ay la Cope!
Veremos un gran documento del Sínodo. Veremos un gran documento de Francisco. Y veremos muchas realidades de jóvenes evangelizando. La Iglesia es la Iglesia.

sábado, octubre 27, 2018

DEPORTE ANTISEGREGACIÓN


Cuando los negros eran tratados como mierda en EEUU 2 velocistas americanos levantaron el puño en el podio de los Juegos Olimpicos de Mexico 1968 reivindicando los derechos humanos de los negros en su país.
Fueron expulsados inmediatamente, su carrera deportiva terminó, recibieron amenazas de muerte y terminaron uno de lavacoches en Texas y el otro de estibador en el puerto de Nueva York. Fue gracias a gente valiente como ellos que la segregación racial en EEUU retrocedió un poco.

Pero la historia del blanco de la foto es menos conocida y es digna de una película. Es australiano, se llamaba Peter Norman y fue medalla de plata en esa carrera. Yo pensaba que estaba ajeno a la movida que se montó detrás de él pero no es asi.
Los 2 americanos le explicaron lo que iban a hacer y que le parecía. Norman contestó: “Creo que todo hombre tiene derecho a beber la misma agua. Creo en lo que creen ustedes”. Y a continuación señaló el distintivo de la lucha de los negros (la pegatina redonda blanca que se ve en la foto) y preguntó si tenían uno para él. De esa forma mostró su solidaridad con la lucha de los negros.
Las consecuencias para el australiano fueron terribles.
Fue condenado al ostracismo. No sólo se le hizo difícil seguir corriendo; tampoco conseguía quién le diera trabajo. Repetidas veces lo invitaron a pedir perdón por el episodio de México, pero él se negó, y siguió entrenando por las suyas y logrando tiempos superiores a sus rivales. En los cuatro años siguientes batió trece veces la marca de calificación en los 200 metros para ir a las Olimpíadas de Munich en 1972, pero no lo convocaron al equipo nacional y, por primera vez en la historia de los Juegos, Australia no tuvo sprinter en las finales de 100 y 200 metros. Norman intentó dedicarse al fútbol australiano profesional pero una lesión en el tendón de Aquiles lo puso al borde de perder la pierna por gangrena. Se hizo adicto a los calmantes que le recetaban, luego alcohólico, luego se recuperó y empezó a militar en el sindicalismo y trabajar en una carnicería. Usaba su medalla olímpica para trabar la puerta de su departamento.
Cuando se anunció que Australia organizaría los Juegos en el 2000, se ilusionó con que lo incluyeran en los festejos. Los organizadores de Sydney invitaron a todos los medallistas olímpicos australianos a desfilar el día de la inauguración, pero a Norman no sólo lo excluyeron del desfile: ni siquiera le mandaron entradas para ir al estadio. Era el mejor velocista de la historia australiana pero no existía. Incluso en la estatua que se había erigido en el campus de San José, California, conmemorando aquel podio de México 68, el segundo lugar estaba vacío.
Cuando murió en el 2006, los 2 ex velocistas americanos viajaron hasta Melbourne y llevaron su feretro. La banda que acompañaba el cortejo tocaba “Carros de fuego”.

martes, octubre 23, 2018

ABUSOS SEXUALES: NOSTRA CULPA

Artículo del 21/10/2018
Diario LA PROVINCIA,
LAS PALMAS DE GC

Eugenio A. Rodríguez

En estos años nos hemos ido haciendo conscientes de uno de los más tristes y vergonzosos actos realizados por sacerdotes: abusos de niños. Es repugnante a la conciencia. El dolor de las víctimas es inmenso. Su sufrimiento ha sido mayor aún cuando en su entorno eran recibidos no con compasión sino con burlas y hasta con escepticismo o acusaciones. Si mirábamos para otro lado les dolía más aún.

El tan injustamente denostado Benedicto XVI dio un paso mucho más vigoroso en este sentido que Juan Pablo II. Fue más firme en combatir eso de que los "trapos sucios se lavan en casa".Exigió claridad, condenas civiles y canónicas. Francisco ha pedido perdón a las víctimas y yo también quiero pedir perdón.

El avance histórico hace que los alemanes se sientan responsables en alguna medida del nazismo pasado, los europeos nos sentimos responsables del colonialismo pasado, los varones nos sentimos responsables del machismo pasado. Esto no responde a extraños complejos de culpabilidad sino al crecimiento de la conciencia moral respecto de los actos colectivos. Todos somos solidarios. Nos debe importar todo.

Quiero pedir perdón por este pecado nuestro; este pecado de sacerdotes. Somos una fraternidad y alguna responsabilidad nos cabe a todos. Algo de cada uno de nosotros se ha manchado en este drama. Y estamos dispuestos a pagar, a escuchar, a pedir perdón, a colaborar en la justicia que exigen las víctimas. Estamos dispuestos a ser testigos de un amor servicial y entregado que nunca instrumentalice a los demás. Queremos ser entrañables mensajeros de la misericordia.

La lista de curas que supieron y saben amar a la infancia es inmensa. Recuerdo la propaganda que se repartía cuando yo era niño en el Seminario: ¿Dónde serviré yo más y mejor? Hay curas servidores de la infancia por el mundo entero. Hoy recordamos el DOMUND, los misioneros. El amor a la infancia ahí resulta evidente. El amor cercano también. ¡Tantas personas afirman que un sacerdote ha sido de las personas más importantes de su vida!

Esta belleza del sacerdocio hace más dramático aún el hecho de que a veces ese prestigio colectivo se haya manchado de manera tan perversa. Igual que nos parecen terribles los abusos en el corazón de la familia porque instrumentalizan el calor familiar en favor de un desatino, es terrible que el “revestimiento” del valor de lo sagrado se utilice para semejantes perversiones.

Deseo seriamente que no suene a disculpa una toma de conciencia de que la culpa más que “mea” es “nostra”. El avance de la sociedad en esto es -me parece- un signo de los tiempos. Creo que no restamos responsabilidad al fumador cuando tenemos en cuenta hechos como que el trabajador en paro fuma más. Ni estamos mirando para otro lado cuando hacemos campañas de vida saludable.

No aplaudimos al terrorista cuando acusamos un sistema educativo que miente cuando hace creer a los miembros de una comunidad autónoma que son poco menos que una raza superior o al menos unos agraviados históricos. En el caso hasta del terrorista estamos ampliando el foco y queriendo analizar las causas de esos actos dramáticos. Y no pedimos que no vaya a la cárcel, o que no pida perdón. Intentamos entender las circunstancias que crean un “caldo de cultivo” en que realiza esos actos. Verdad es el caldo de cultivo y verdad es su decisión personal, las dos cosas.

Esta compasión para con el culpable la extendió Jesús cuando dijo: “Perdónalos que no saben lo que hacen”, aunque ya algo de esto estaba de alguna manera en Sócrates.

No, amigos, no: Conculpar no es disculpar. La conciencia colectiva debe llevarnos a sentirnos todos responsables de todos. A las víctimas no les hará daño sino bien. Conculpar no es extender la culpa para disculparnos repartiéndola. Conculpar es sentirnos responsables.

Una mirada amplia es imprescindible. No podemos acusar sin más de asesinos a los trabajadores de las fábricas de armas ni podemos decir que no pasa nada cuando otros hijos caigan víctimas de esas armas; hoy es necesario que en la bahía de Cádiz, por ejemplo, se planteen cómo vivir del trabajo sin vender armas que maten a otros. Hoy es necesario acabar con el hambre, con la indiferencia, con tantas cosas “grandes” y también con otras cosas “pequeñas”.

Hoy, en detalles muy pequeños y concretos vemos más limpios algunos paseos públicos porque nos hemos ayudado unos a otros a no tirar colillas o papeles. Hoy hay comunidades autónomas enteras planteando como consumir menos plástico o bebidas azucaradas. Hoy necesitamos que en los colegios no haya acosadores, ni acosados, ni niños que miran para otro lado.

A lo largo de la historia, tanto desde la derecha como desde la izquierda, se ha combatido que la vivienda fuera tan estrecha e inhóspita que adultos acabaran abusando de esas niñas que la misería ponía demasiado cerca. Y debemos seguir el combate. Trabajar por unas estructuras justas no disculpa de los actos injustos de los individuos sino que es la mejor manera de ayudarles y ayudarnos. Un ambiente es un ambiente y un ambiente irrespirable es un ambiente irrespirable: no arregla soplando.

Pido perdón. Pedimos perdón. Mea culpa, nostra culpa. Pero no intentamos simplemente aplacar ánimos justamente dolidos. “Por nostra culpa” nos planteamos salir del laberinto, romper la espiral de la violencia.

Ahora más que nunca, hasta este momento de la historia de la humanidad, somos conscientes de que somos una sola familia. Ahora somos conscientes de que cada pequeña explotación es la antesala de una gran explotación. El porno es la antesala de la prostitución, el salario indigno (aunque sea legal y mínimo) es antesala de violencias mayores, el asistencialismo es antesala de rabia y odio, la pobreza energética es antesala de enfermedades.

Francisco distingue atinadamente entre corrupción y pecado. Una cosa es el pecado por lo cual pedimos perdón y podemos renacer, y otra cosa es la corrupción en la cual barnizamos el pecado y seguimos tan tranquilos mientras escandalizamos.

Pedimos perdón y lo hacemos limpiamente. Queremos caminar a una sociedad nueva. Somos una familia. Hay que cortar drásticamente con toda explotación del hombre por el hombre.

EDUCAR ES NO ESTORBAR


Diego Velicia, psicólogo del COF Diocesano de Valladolid
- ¿Cómo? ¿Qué es eso de que ser padres consiste más en no hacer que en hacer? ¿No sabe usted que los padres tienen la gravísima responsabilidad de educar a los hijos?
- Un momento, no digo que los padres no tengan que educar a sus hijos. Lo que digo, es que, a veces, ser padre consiste más en no hacer que en hacer. Precisamente para educar mejor a los hijos. Intento explicarme. 
- De acuerdo, pero no se enrolle.
- Imagine una persona que tiene que viajar en tren por Nochebuena para reunirse en la cena con su familia. Su tren sale a las 13:10 h. Llega a la estación a las 13:14 h. Pero el tren no ha salido aún. El jefe de estación está esperando a esa persona y cuando la ve aparecer la abronca: cómo hace esperar a todos los pasajeros, parece mentira alguien de su edad, retrasando a todo un tren, no se le vuelva a ocurrir hacer eso, la próxima vez va a mandar salir el tren aunque no haya llegado… La persona sube al tren y el tren se va. ¿Cómo se siente esa persona?
- Imagino que no le sentará bien la bronca del jefe de estación, pero por dentro estará aliviada ya que, al menos, no ha perdido el tren.
- De acuerdo. Supongamos otro final para esa escena: la persona llega tarde. El tren se ha ido. Pero además de haberse ido, el jefe de estación le echa la misma bronca por llegar tarde: qué vergüenza alguien de su edad llegar tarde, ya podría andar más espabilado, no se puede confiar en ella, no se le vuelva a ocurrir hacer eso… 
- Eso sí que sería una estupidez. Además de perder el tren ¡el jefe de estación le echa la bronca! Imagino que estaría doblemente cabreada y mandaría al jefe de estación a freír espárragos.
- Completamente de acuerdo. Vayamos al caso más habitual. La persona llega tarde y el tren se ha ido. No hay jefe de estación que eche la bronca.
- Eso da mucha rabia, en esas situaciones te lamentas, piensas en por qué no has salido antes de casa, en el dinero perdido, en si habrá otro tren, en la familia que te espera…
- Efectivamente, todo eso surge sin intervención del jefe de estación ¿no? 
- Espere, espere, ya veo por dónde va… Usted lo que quiere decir es que el jefe de estación es como el padre o la madre y que, si el hijo hace algo mal y ese algo tiene sus propias consecuencias, no hace falta añadirle más consecuencias en forma de bronca o evitarle las consecuencias y sustituirlas por una bronca ¿no? ¿lo he entendido bien?
- Perfectamente. Ahora imagine: a su hijo se le olvida en casa un cuaderno de deberes del cole y se da cuenta cuando ya está llegando al cole. Usted puede volver corriendo a casa a buscarlo y abroncar al chico, con lo que estaríamos en el primero de los casos, le evita la consecuencia y la echa la bronca. Puede darse la situación de que, por su horario laboral, ya no tenga tiempo para ir a buscarlo, así que le echa la una buena bronca al chico (te he dicho antes de salir que revisases la mochila, mañana preparo yo la mochila, esta tarde te quedas sin ver los dibujos en la tele…), que, además, se va a ganar su correspondiente castigo en el cole por no haber traído los deberes. Estaríamos en el segundo de los casos. O puede no hacer nada y dejar que las consecuencias ejerzan su influencia.
- ¿Y si no lo hace? ¿Y si no sirven para que el chico aprenda? 
- Si las consecuencias no sirven para que el chico aprenda, menos servirá su sermón o su castigo.

viernes, octubre 12, 2018

¿Veremos una campaña similar en Schamann?

Esta campaña se está realizando en Oviedo... ¿hacemos algo similar?

“Persona joven anónima. Hace ya tiempo que las casas de apuestas inundan los barrios más humildes. Seguimos viendo cómo cientos de personas contribuyen a acrecentar los beneficios de estos negocios. Este tipo de establecimientos están escapando del centro del centro urbano y se están abriendo en los barrios obreros de las ciudades: de nuestra necesidad sacan su beneficio. El futuro de los barrios y de la juventud no puede depender de este tipo de negocios, de casinos, de casas de juego, de salones de apuestas. La ludopatía no es solo un problema psicológico, es un grave problema social y familiar. No permitamos este futuro. Di no a las casas de apuestas. Fuera casinos de barrios obreros”.

sábado, octubre 06, 2018

MÚSICA A LOS 8 AÑOS

EN LA REUNIÓN DEL PASADO VIERNES estuvimos viendo canciones que gustan a los niños de unos 8-9 años. 
SALIERON EN NUESTRA PRIMERA REUNIÓN 3 TEMAS

PRIMER TEMA:



Se buscan valientes" COSECHÓ BUENAS "NOTAS". Muy pocos niños la descartaron porque no les gusta el "rap" pero sí valoran la letra.
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SEGUNDO TEMA QUE PROPUSIERON Y GUSTA MUCHO TAMBIÉN


Estuvimos comentando que de una canción puede gustarnos el ritmo, la música etc o no gustarnos...
y que otras veces nos gusta el ritmo, la música etc... pero LA LETRA PUEDE SER DESASTROSA. En esos casos puede estar bien jugar a cambiar la letra. ¿Ocurre eso en esta canción?

Solo cuando llueve me buscas
Solo cuando hay frío te asustas
Sabes que tu fuerte es pedir perdón
Sabes que en el fondo tengo la razón
Para decir la verdad, ya no hay nada que hablar
Y no voy a buscarte
Y si en el invierno siempre hay tentación, que se venga el verano
Hoy he dejado mi teléfono para no llamarte
Para no llamarte, para no llamarte
Hoy he dejado mi teléfono para no llamarte
Para no llamarte, para así olvidarte
Una llamada perdida fácil se olvida
Tú puedes seguir, seguir rogándome
Tú puedes seguir, seguir mintiéndome
No voy a seguir, seguir creyéndote
Cierra la puerta, ves la salida
Y aunque, la verdad, yo nunca te esperé
Yo ya he estado sola, y sola yo estoy bien
No necesito a nadie
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Un tercer tema con buenos resultados tanto en música como en letra fue este que quizá también debiéramos analizarlo.




RESPECTO DE LAS CANCIONES HABITUALES EN LA IGLESIA TAMBIÉN TUVIMOS CANTO, diálogo y juego a cambiar las letras

CERCA ESTÁ EL SEÑOR
http://antigonahoy.blogspot.com/2012/04/cerca-esta-el-senor.html


Comentamos que lo lógico en Canarias y en Iberoamérica es cantar "le conocerán" y no "le conoceréis" y así en toda la canción. Lo ensayamos y salió muy bien.
También jugamos a cambiar la letra.

HICIMOS EL JUEGO DE PONER LETRAS falsas. Por ejemplo... en vez de "cerca está el Señor" cantar "lejos está el Señor"... o en vez de "el que lucha con amor"... poner "el que lucha con rencor". ASI NOS DAMOS CUENTA DE QUE HAY QUE PENSAR LO QUE CANTAMOS.