domingo, noviembre 02, 2014

MUERTE

Con motivo de la fiesta de los Difuntos, el obispo de Urgel monseñor Joan-Enric Vives propone en su carta semanal el siguiente texto, falsamente atribuido a Charles Péguy, pero en realidad del canónigo inglés Henry Scott Holland (1847-1918) quien lo incrustó en un sermón suyo inspirado en san Agustín, que se denomina Death is nothing at all.
 
La muerte no es nada. Tan sólo he ido a la habitación de al lado. 
Yo soy yo, y vosotros sois vosotros. 
Lo que yo era para vosotros lo sigo siendo siempre. 
Llamadme por el nombre con el que siempre me habéis llamado; 
habladme como lo habéis hecho siempre, 
no utilicéis un tono diferente, ni toméis un aire solemne o triste. 
Continuad riendo de lo que nos hacía reír juntos. 
Orad, sonreíd, pensad en mí, rogad por mí. 
Que mi nombre sea pronunciado en casa como siempre lo habéis hecho, 
sin énfasis de ningún tipo ni tampoco rastro de sombra. 
La vida significa todo lo que siempre ha significado. 
No se ha cortado ningún hilo. 
¿Por qué debería estar fuera de vuestros pensamientos, 
simplemente porque no nos podemos ver? 
Os estoy esperando, por un intervalo.
No estoy lejos; tan sólo al otro lado del camino. Todo va bi